[ ɪ'ʟʟ ꜰɪɢʜᴛ ꜰᴏʀ yᴏᴜ ] 𝐋𝐢𝐛𝐫𝐨 𝟏

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1970

Capítulo 23:  Somos esto

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Fue hace mucho, ella era una niña todavía, una muy pequeña que no sabía que le preparaba el futuro. Pero sentía, muy dentro de ella que algo haría y sería importante.

Ella tenía 4 años por ese entonces, se prometió que pase lo que pase, dejaría su huella. Junto a su hermano menor, Caden.

Recuerda que estaba en el orfanato, recuerda que la señora les dijo que fueron adoptados. Su padre adoptivo se llamaba Aron, era ciego de un ojo y parecía que tenía una prótesis de pierna. No le intereso mucho, se sorprendió mucho cuando ese mismo día, su hermano Caden se topó con Howard Stark. No lo reconoció en el momento, pero después de un tiempo recordó el día y esa persona.

Que rumbos de la vida.

Porque justo después, su padre Aron les dijo, que su objetivo serían Howard Stark y Edwin Jarvis. Los malditos que lo dejaron en la ruina después de la Segunda guerra mundial. Ese era el objetivo para ellos cuando su entrenamiento comenzó.

A los 5 años sabía usar un arma, a esa misma edad su padre le dijo que matará a un soldado y eso hizo. Caden tenía 4 años por ese entonces y seguía aprendiendo a usar la cuchilla, pero después de un tiempo llegó su turno.

Aunque fueran una familia desquiciada, su padre de alguna forma era atentos a ellos, pero siempre mantenía su mano dura con ellos cuando fallaban. Recuerda muy bien los golpes, pero entendió que era disciplina y que debía cumplir. Luego su padre les dijo que no querían que mataran a Howard Stark, quería algo especial de él. Pero, con Edwin Jarvis era una historia diferente, el quería que ese hombre sufriera, todo lo que le hizo pasar. Caden le tenía una rabia muy grande a ese hombre, siempre practicaba su pelea de cuerpo a cuerpo.

Cuando ella tenía sus 12 años y Caden sus 11 años, tuvieron una misión, tenían que asesinar a una familia adinerada que traicionó a su padre. No dejaron ni siquiera a los niños vivir. Caden estaba orgulloso de haber tenido uso de su rifle y de haber cumplido con excelencia la misión que les dio su padre.

Mientras veía a su hermano regocijarse por la exitosa misión, observo en ese momento la cuna donde alguna vez hubo un bebé en el... luego pensó, cuando sea mayor, ¿Tendría que tener su descendencia para el futuro de Hydra, verdad? Esa pregunta se lo hizo a su padre y este le contestó tranquilo en su acento alemán.

—Algún día hija, es de vital importancia, las siguientes generaciones para nuestra liga. Hydra nunca debe caer. Nunca hija.

Ria se prometió que le traería la descendencia que merecía Hydra. Siendo la mayor y sin importar mucho si fuera mujer, ella era la primogénita y la sucesora, su hermano Caden estaría a su lado como segundo al mando.

Pero la desgracia llegó cuando ella cumplió sus 14 años, los médicos le dieron los resultados de unos exámenes. Era estéril por una extraña mutación en sus genes.  No podía quedar embarazada y esperar un bebé. No podría tener esa experiencia por culpa de su cuerpo. Por primera vez, su padre dejó que llorará en su regazo, desconsolada porque nunca podría experimentar eso de llevar una vida en su vientre.

—No llores ahora... Mírame,  hija mía—Aron obtuvo la mirada de Ria. Las lágrimas de frustración y de decepción se deslizaban sobre su rostro. Aron mostró leve indiferencia, pero a la vez acarició el rostro de su hija para consolarla—Ustedes nunca fueron nada mío al principio, aún así los tengo aquí. Son míos. Mis hijos. Mi siguiente generación e hija mía, se que eres fuerte. Se que encontrarás la manera de seguir nuestro futuro imperio.