V

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—V de verte siempre me hace feliz.

Todoroki jugueteo con su lápiz sobre el pupitre, el cuaderno de estudió se encontraba abierto en un par de páginas con apuntes en inglés.

Algunos rayos de sol se colaron por la ventana, el cielo empezaba a colorearse de tonos naranjas y rojizos, mientras el sol empezaba a ocultarse dando paso al anochecer.

Todoroki siguió con el movimiento, mientras su mejilla descansaba en la palma abierta de su mano izquierda.

Su vista seguía perdida en la combinación de colores inocuos mezclándose entre sí hasta formar la noche, perdiéndose ante la figura que era bañada frente a él quien le daba la espalda.

En la habitación solo se encontraban Bakugo Katsuki y él, ambos habían sido puestos en detención por su profesor Aizawa. Pero ese no era un tema relevante en ese momento, tal vez hace un año se hubiera regañado así mismo por dejar salir su lado impulsivo y simplemente seguir las provocaciones del otro chico, había algo en Bakugo que siempre lo sacaba de balance, aunque solo fuese un simple movimiento que sin darse cuenta había puesto su mundo de cabeza.

O tal vez, su mundo siempre estuvo de cabeza, pensó Todoroki al darse cuenta que, hasta la pelea que tuvo con Midoriya Izuku por primera vez se había replanteado sus objetivos y su modo de ver el mundo entero, y con ello la confusión le empezó a carcomer tan lentamente que ya no sabía a donde ir o que hacer.

Estático, sin saber que opción debería tomar, se vio envuelto en un mundo monocromático realmente frio, hasta que lo vio, ese pequeño destello de luz adentrándose de apoco en su oscuridad, parpadeando como una llama que empezaba a ganar volumen e intensidad.

Fue solo por un segundo, el calor empezando a inundar su mundo, ocasionando que ya no hubiera cabida para la duda, solo para aquella voz irradiante de fuerza y poder que le exigía simplemente avanzar y dar todo de sí mismo.

Por supuesto en ese entonces Todoroki Shoto lo odio.

Odio ese calor que se extendía como el fuego incandescente y empezaba a cubrir su mundo, porque el fuego siempre fue una fuerza bruta originada del caos, y él ya no deseaba nada curtido de esa energía, ya que de ella solo provenía el dolor.

Pero Todoroki se vio envuelto en ella sin quererlo, sin desearlo y aunque peleo con uñas y dientes se vio atraído como una polilla al candil, sin embargo, en lugar de quemarse, simplemente se vio acogido por ese calor, con toques ligeros y palabras confiadas hasta que la duda o el temor se fueron por completo de su ser.

Porque era normal para un chico de su edad tener dudas ¿Verdad?

Pero si aún deseaba algo, y si ese algo valía la pena como para luchar por el entonces eso era lo único que debía saber para empezar a moverse ¿No?

Y sin darse cuenta Todoroki Shoto se vio persiguiendo la silueta de todo lo que odiaba, de todo lo que siempre detesto y nunca desearía tener cerca, pero que, simplemente complementaba a su débil corazón; Bakugo Katsuki.

No fue fácil.

Porque nada de lo que realmente vale la pena lo era.

Pelea tras pelea. Como una guerra que nunca tendría tregua. Enclaustrada en un sinfín de negaciones. Contrapuntos que simplemente nunca podrían coincidir entre la simbiótica relación que empezaba a surgir entre los dos.

Porque si alguno fue consciente de ello o no, simplemente ninguno de los dos pudo dejar de mirar los pasos del otro, siguiendo esa apuesta en silencio que habían formulado sin palabras, hilando un tejido de posibilidades, enredándose cada vez más sin ceder terreno, porque a pesar de todo, ninguno quería quedarse atrás.

El ABC del amor【TodoBaku】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora