Luego del entrenamiento, el sábado por la tarde, Nanhee hizo su camino hacia el bosque como era de costumbre hacer cada fin de semana. Era un día soleado y estaba totalmente despejado, hacía mucho calor por lo que llevaba solo un short corto y una camiseta ajustada blanca de tirantes, un atuendo habitual para ella en los días de verano.
Estaba concentrada en sí misma, pensando como siempre que iba allí en el lobo gris. Nanhee siempre tenía la esperanza de verlo, a pesar de que no fuera su cumpleaños, pero nunca perdía la ilusión de volver a encontrárselo por casualidad.
- ¿Qué es lo que se supone que estás haciendo? –escuchó una voz detrás de ella, haciéndola sobresaltar durante unos segundos, ya que no estaba prestando atención a sus sentidos, que le indicaban que alguien la había estado siguiendo, pero rápidamente Nanhee sintió su familiar aroma y supo de quien se trataba.
Se giró y lo miró con curiosidad.
- ¿De qué hablas? Estoy caminando por el bosque –se hizo la tonta, sin evitar suprimir la sonrisa burlona de su rostro. Se cruzó de brazos, interesada en lo que tenía para decir.
Jungkook bufó sin paciencia por la respuesta de ella. Se notaba molesto por alguna razón desconocida para Nanhee.
-Preocupando a tu papá de esa manera –respondió de manera brusca-. Volviendo a cualquier hora y saliendo con el primer tipo que te dice una palabra bonita –una risa aireada se escapó de entre sus labios y ella no pudo evitar elevar una ceja ante lo que estaba escuchando.
Al principio sintió como un pitido en los oídos, luego creyó que había sido solo imaginación suya lo que acababa de escuchar. Uno a veces tiende a imaginar ciertas situaciones que la gustaría que pasen, pero ¿por qué Nanhee querría que él le dijera algo así? ¿Por qué ella querría que él se metiera en un asunto que no le concernía? Eso fue lo que le hizo dar cuenta que no estaba imaginando nada y que lo que había escuchado sí había salido de la boca de Jungkook y que, además, la había seguido hasta el corazón del bosque para reclamarle algo de lo que no tenía derecho alguno. Nanhee no podía creer que incluso tuviera la audacia de hacerlo. ¿Cómo podía ser tan sínico e hipócrita? ¿Cómo podía echárselo en cara? ¿Qué le importaba a él lo que ella hiciera? ¿Desde cuándo?
Se sintió muy enojada con él por eso. No tenía derecho alguno a siquiera sacar el tema.
Nanhee trató de tranquilizarse lo mejor posible, tragando gran parte de su enojo en el cual quería gritarle tantas cosas y dejarle en claro que la dejara en paz como había estado haciendo todos esos últimos años. Todos esos años en los que fue completamente ignorada, todos esos años en los que no existió para él.
Se aclaró la garganta antes de soltar una sola palabra.
-Dejemos las cosas claras aquí –comenzó en un tono bastante suave con un movimiento de sus manos-. ¿Qué rayos te importa a ti mis problemas con mi padre y con quien mierda salgo? –lo miró con seriedad, buscando que su respiración fuera serena-. No es asunto tuyo. Ocúpate de tus malditos problemas, Jungkook –agregó tajante dando por terminada la conversación y dándose vuelta para caminar más adentro en el bosque mientras buscaba un árbol para escalar.
Ella vio de reojo como él también apretaba sus puños con fuerza, tratando de contener su enojo ante la respuesta tan maleducada y a la defensiva que le dio. Nunca en la vida le había hablado de esa forma a él, era la primera vez y pudo ver cierto desconcierto en su mirada al escucharla hablarle en ese tono. Nanhee siempre fue amable y cariñosa cuando era pequeña, para luego volverse temerosa, insegura y nerviosa cuando estaba frente a él.
-Nanhee, por favor deja de ser tan terca –negó con la cabeza siguiéndola-. Eres una chica inocente y estoy seguro de que te dijo dos palabras bonitas y tú has caído como ilusa –dijo bruscamente cuando notó que ella no le estaba dando importancia.
ESTÁS LEYENDO
EL VÍNCULO | JEON JUNGKOOK +18
Fanfiction¿Qué pasa cuando eres rechazada por tu alma gemela? Nanhee tuvo que esperar años para estar con su compañero destinado, pero cuando cree que es el momento adecuado, él no hace más que rechazarla fría y despiadadamente rompiendo en mil pedazos su pob...