Kiyomi y yo continuábamos nuestra relación en secreto, manteniamos una burbuja de complicidad en medio de la rutina diaria.
A menudo nos cruzábamos en la escuela primaria, donde ambos íbamos a recoger a los niños.
En esos momentos, intercambiábamos sonrisas y miradas, conscientes de que nuestra conexión debía permanecer oculta. Podía comunicarme telepáticamente con Kiyomi y agradecía eso. Que ella no use un limitadoe hacia más fácil nuestra comunicación secreta.
Aunque Kusuke solía estar muy atento a interrumpirnos en los momentos menos esperados.
A través de esa conexión, compartíamos conversaciones triviales sobre la escuela y pequeñas anécdotas. Sin embargo, Kiyomi también volcaba sus pensamientos y sentimientos en un cuaderno, creando un vínculo especial entre nosotros.
A medida que pasaba el tiempo, noté que ella se daba cuenta de que yo no escribía mucho. Aunque nuestra relación había evolucionado, yo seguía siendo reservado. Esto la inquietaba, y muchas veces se preguntaba si debía mencionarlo. Ella sabia que yo escuchaba sus pensamientos, pero decidí no abordar el tema.
La tensión entre nosotros crecía, como un hilo delicado que podía romperse en cualquier momento.
Ambos deseábamos abrirnos, pero nos manteníamos en un delicado equilibrio, sin saber cómo dar el siguiente paso en nuestra relación. Aunque era más que notable nuestra cercanía, ya que Kiyomi solía tener pesadillas y yo acudía a escucharla e incluso cuidarla por las noches hasta que ella se durmiera.
La veía dormir tan tranquila con mi presencia que me acostumbre a visitarla.
Durante esos días, anunciaron un viaje escolar de fin de curso para los egresados. El destino era Tokio. Estaba todo planeado. Fijaron el día, y cuando llegó, todos estaban emocionados.
Hasta el último momento no estaba seguro de si ella nos acompañaría, pero finalmente lo hizo. Nos sentamos distanciados, intentando aún esconder nuestra más que evidente atracción.
Por la mañana visitamos un museo, un lugar que no parecía tan atractivo para los jóvenes. Pero sí dejó ver que solían dividirse de a dos, ya se estaban formando algunas parejas destacables. Como Hairo y Aiura que se veian muy cómodos juntos.
Por la tarde la visita fue a la torre de Tokio. El aire en la cima de la Torre de Tokio era fresco y ligero, como si el mundo quedara atrás en el bullicio de la ciudad. Kiyomi miraba el horizonte, la mirada perdida en el vaivén de las luces y el murmullo distante de la gente. Yo estaba a su lado, sintiendo cómo la energía de su presencia me envolvía.
-Es hermosa la vista, ¿verdad?
Dijo Kiyomi, forzando una sonrisa mientras se giraba hacia mí.
Asentí, mi mente estaba llena de pensamientos. ¿Debería decirle lo que realmente sentía?
Me detuve a escuchar la voz que resonaba en mi mente, esa que solo yo podía escuchar.
"No podré hacerlo más"
Dijo Kiyomi en sus pensamientos más profundos, aquellos que incluso para ella parecian difíciles de descifrar. Y esas palabras resonaban en mí. Aunque en sus pensamientos superficiales ella dijo:
"Sigue siendo distante conmigo aun cuando yo le cuento todo sobre mi"
No pude ignorar eso.
-Sabes cómo soy.
Respondí finalmente, con mi voz tranquila. La brisa movía ligeramente mi cabello, y Kiyomi me miró con curiosidad.
- Sí, pero a veces desearía que pudieras compartir un poco más.
Respondió, su tono un poco más serio.
La atmósfera se volvió densa, cargada de emociones no expresadas. Quería abrirme, pero las palabras se quedaban atoradas en mi garganta. Kiyomi, sintiendo la tensión, se preguntó si el cuaderno había perdido su eficacia.
"Tal vez no te gusta, si es así, dímelo y lo dejamos de hacer"
Pensó, y pude escuchar la preocupación en su voz interna.
- No, no es eso.
Contesté telepáticamente, sintiendo cómo mi corazón se aceleraba.
- Me siento más cerca de ti cuando escribimos.
Kiyomi se sonrojó, sus ojos brillando con una mezcla de alivio y emoción. Sin pensarlo, extendió la mano hacia mí, y sentí una oleada de calidez.
Al sostenerla, el mundo alrededor pareció desvanecerse, dejándonos a nosotros dos en nuestra burbuja privada.
-¿Puedo... sostener tu mano?
Pregunté, mi voz apenas un susurro.
-Sí.
Respondió Kiyomi, con una sonrisa que iluminaba su rostro.
Las palabras que había estado conteniendo durante tanto tiempo estaban al borde de mis labios. "Te quiero", quería decirle, pero mi mente se llenó de dudas. Sin embargo, al mirarla, supe que no podía seguir escondiendo mis sentimientos.
-Te quiero.
Susurré finalmente, mi voz quedando ahogada por la brisa.
Kiyomi se sonrojó más, una mezcla de sorpresa y felicidad.
- Oh
Respondió suspirando, sintiendo que su corazón se desbordaba.
Ella nunca había estado tan segura de sus sentimientos, pero escuchar eso de mí la llenó de alegría.
-Yo también te quiero.
Dijo finalmente, y apretó mi mano con ternura.
El tiempo pareció detenerse mientras nos mirábamos, compartiendo un momento que superaba cualquier palabra escrita en nuestros cuadernos.
Pero pronto la realidad regresó y nos dimos cuenta de que debíamos regresar con nuestros compañeros antes de que alguien nos viera. Con un último intercambio de miradas cómplices, nos soltamos de las manos.
Mientras bajábamos de la torre, sentí que algo había cambiado entre nosotros. Quizás no siempre nos expresábamos de la misma manera, pero la conexión era inquebrantable.
Kiyomi, al caminar a mi lado, ya no tenía dudas: su amor por mí era tan inmenso como la torre de Tokio.
Regresamos al hotel con una mezcla de emoción y nerviosismo, sabiendo que nuestra relación había dado un paso adelante, y que aunque el futuro pudiera ser incierto, en ese instante, todo lo que necesitábamos estaba allí, en la cima de la Torre de Tokio.
------- aclaración ------- ♡
Perdí el capítulo ya escrito así que tuve que pedirle ayuda a chat gpt para crear este capitulo, perdonen si hay una narración no tan fluida. Con mi corto tiempo hice lo que pude para terminar la historia con mucho amor. Sepan disculpar si algo suena fuera del clima.
Saludos.
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Florecer: La desastrosa vida de Saiki Kusuo [Editandose]
FanfictionConocerte fue tener un corte profundo que llega hasta los huesos. [♡]