- ¿Por que dejas que vaya?
- Es un viaje escolar, ella está en su último año.
- ¡Va también tu hermano!
- Lo se, pero no han tenido trato durante estos días, a mi hermano le quedó claro que debe cuidar de ella.
- Aun así no tengo un buen presentimiento.
- Fleur, ya hablamos sobre esto. ¿Te cuesta mucho no pensar en ella como una hija? Fuiste tu quien me pidió que no le digamos de esa forma. Tenemos casi la misma edad, dijiste que no te ves como su madre.
- Lo se, no estoy aquí solo para autorizar o no lo que hace, se que tenemos tenemos casi la misma edad. Se que no es mi hija.
- Fleur, no llores mi amor. Esto va a tomar tiempo, todo va a estar su lugar.
- Kusuke ¿Y si no puedo hacerlo? No puedo simplemente decirle un día para el otro que no puedo ser su madre. Yo la cuide, la cuide desde pequeña.
- Tu también eras una niña.
No puedo creer que este a punto de hacer esto. Kiyomi no puede saber nada sobre su pasado. Pero si debe saber algo sobre el mio, va a impactarla. Ella cree que tengo amenos unos años más que ella. Pero no es cierto.
El reloj en la pared marcaba las 6:30 p.m. cuando me senté en la pequeña sala de mi apartamento, el corazón latiéndome con una mezcla de angustia y resignación. Las palabras de Kusuke seguían resonando en mi mente, entrelazadas con mis propios pensamientos y miedos. La tarde había sido un torbellino emocional y ahora, sentada en el sofá con una taza de té en las manos, intentaba encontrar una forma de equilibrar la verdad y la realidad.
La conversación con Kusuke me había dejado una marca profunda. Las dudas que antes parecían fragmentos dispersos en mi mente ahora se amalgamaban en un dolor palpable. Las lágrimas que él había tratado de contener, aquellas que había derramado sin que él lo viera, eran testimonio de mi conflicto interno. El hecho de que Kiyomi y yo tuviéramos casi la misma edad, y el peso de haber asumido el rol de madre a tan temprana edad, me abrumaban.
Me acerqué a la ventana y miré hacia afuera. La ciudad estaba envuelta en una penumbra crepuscular, con las luces comenzando a brillar tímidamente a lo lejos. A lo largo de los años, había aprendido a adaptarme a mi papel en la vida de Kiyomi, pero las emociones aún me atrapaban de manera inesperada. Mis pensamientos se dirigieron a mi propio pasado, al momento en que mi vida se transformó drásticamente.
No siempre había sido la mujer de rostro serio que ahora se veía frente al espejo. En el pasado, había sido una joven llena de sueños y esperanzas, aunque la vida había tenido otros planes para mí.
Auquel dia que vinieron por mis padres, tambien me llevaron a mi. Tenia solo tres años y no sabian que hacer conmigo en verdad. Yo no era como mis padres, yo jams tuve el Gen PSK en mi. Aun asi era valiosa para su investigacion. Solo esperaron que creciera un poco más. Cuando pude comunicarme y hablar, de inmediato asumi el cuidado de varios bebes nacidos en Isla Paraíso, y otros tantos secuestrados. Fueron años de mucho sufrimiento.
Pero cuando fuimos libres senti una gran esperanza. Luego ocurrió un nuevo acto terrible pero finalmente logramos liberarnos de todo ese pasado. Del peso de aquella historia tan cruel. Cuando las tuve bajo mi cuidado, a Kiyomi y a Haru, existencia se había reconfigurado por completo. Sin embargo, la realidad seguía siendo que nunca las había adoptado oficialmente. Nunca fue mi intesion hacerlo, en especial tras perder a mi propio bebe, pero mi corazón había tomado un rumbo irreversible.
Me dirigí hacia la estantería de fotos que tenía en el salón. Había una fotografía en particular que siempre captaba mi atención: una imagen en blanco y negro de mi niñez. Era yo, sonriendo con una mirada llena de promesas, aún antes de que el destino decidiera cambiar mi trayectoria. Era difícil reconciliar esa imagen con la mujer en la que me había convertido.
Pensaba en cómo la vida me había forzado a madurar rápidamente. Con la relación cruel que dejé atrás hace dos años, había encontrado en Kusuke un pilar de apoyo y comprensión. Sin embargo, la sombra de mi pasado y las decisiones difíciles aún me perseguían. Las palabras de Kusuke sobre no verlas como mis hijas, sobre entender que la responsabilidad y el rol no eran los que había querido asumir en mi vida, me habían llegado al alma.
Antes de estas conversaciones incomodas yo estaba decidida a romper mi relación con él. Me disuadi de eso con este dilema. Y comencé a preguntarme el porqué.
¿Porque no puedo permitirme sentir amor después de haber sufrido tanto?
Kiyomi estaba por entrar en la última etapa de su vida escolar, y mi preocupación por su bienestar era palpable. No podía ignorar el hecho de que, a pesar de mis intentos por distanciarme emocionalmente, seguía sintiendo el peso de una responsabilidad inmensa. Me esforzaba por hacer lo correcto, por ofrecerles a las niñas un entorno que pudiera considerarse un hogar, pero no podía evitar sentirme atrapada entre la responsabilidad y el deseo de una vida que parecía lejana.
Mi angustia era una batalla constante entre la aceptación de mi rol y el deseo de volver a una vida que parecía haber desaparecido.
Kusuke me había ofrecido su apoyo incondicional, pero el miedo de no estar a la altura de las expectativas y de no poder enfrentar el impacto de revelar la verdad sobre mi pasado seguía atormentándome.
Mi vida estaba llena de matices y contradicciones. La línea entre la realidad y el deseo se había difuminado con el tiempo. Mientras miraba la ciudad iluminada desde mi ventana, entendí que no podía cambiar el pasado ni deshacer las decisiones que había tomado. Sin embargo, podía encontrar una forma de reconciliar mi presente con lo que había sido y lo que aún podía ser.
Me giré de nuevo hacia el salón, dejando que el silencio me envolviera. El eco de la conversación con Kusuke y las emociones acumuladas en mi corazón seguían presentes.
Solo el tiempo diría si podría encontrar un equilibrio y aceptar el papel que la vida me había asignado, mientras buscaba una forma de sanar las viejas heridas y construir un futuro en el que pudiera encontrar paz.
Ojalá fuera tan fácil como pensarlo.
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Florecer: La desastrosa vida de Saiki Kusuo [Editandose]
FanfictionConocerte fue tener un corte profundo que llega hasta los huesos. [♡]