— ¿Qué ocurre mi niña? Creí que ibas a cambiarte. ¿De donde vienes?
Mi pequeña Kiyomi entro por la puerta con un rostro confundido.
— Mamá justo acaban de pasar algunos compañeros míos y los salude.
— ¡Tienes compañeros que pasan a saludar en tu primer día! Eso es porque eres maravillosa mi niña. ¿Qué es esa cara?
— Hay algo que quería hablar contigo mamá.
Supe por su rostro de que se trataba.
— Lo siento, debo ir a buscar a tu hermanita. Ya sabes la respuesta.
— Lo se mamá pero si hablas con él y le explicas que no me siento bien, tal vez pueda hacer algo. Es muy difícil para mi controlarme y tengo miedo de arruinar las cosas aquí también. Hoy intente darles una buena impresión y ser muy amable, pero mañana no se como pueda actuar.
— Mi amor la medicación es para que todo este bajo un mayor control. Sin ella seria más difícil de lo que ya es para ti.
Acaricie su carita, vi sus ojitos afligidos.
— Tengo miedo mamá. Es el mejor lugar en el que vivimos. No quiero arruinarlo y que nos alejemos de él.
— Escúchame, donde sea que vayamos tu eres nuestra prioridad. Y para quien me acompañe en la vida también serás su prioridad. Aquí o donde sea, seremos una familia, las tres. ¿De acuerdo?
— De acuerdo.
— Cámbiate ahora, regreso en un momento.
Así que estuviste pensando en eso durante estos días. Lamento mucho tener que hacerte pasar por esto pero es muy importante que sigas adelante sin recordar cosas tan dolorosas. Eres muy joven para entender porque nos costo tantas lagrimas llegar hasta aquí.
Fue hace dos años atrás que las piezas del domino que construían mi vida solo necesitaban de un ligero golpe para caer una tras otra, hasta empujar la pieza más grande y aterradora de todas.
Todo comenzó con un simple saludo.
— Hola.
— Hola, buenos días.
Deje de regar las plantas para saludar al recién llegado y tan pronto aquel visitante me vio exclamo.
— ¡Que belleza!
— Lo son, es temporada de tulipanes.
— No hablaba de las plantas.
Como cada mañana sacaba fuera de la florería un grupo de plantas de exposición. Aquella mañana aquel joven pronuncio aquel halago a mi persona y lo mire sin entender porque el extraño me hacia tal comentario.
— ¿Es esta la casa de Nanjiro Sakura?
Pregunto el desconocido al ver que tenía mi atención.
— ¿Por que motivo busca a mi esposo?
— ¿Esposo? ¿Esta casada? Que verdadera lastima.
— Sus comentarios no son necesarios, responda mi pregunta.
Mis ojos eran desafiantes, pero aquel muchacho no se quedo atrás. Entrecejo los suyos intensificando su mirada. Movió de forma coqueta su cabello.
— Parece una mujer inteligente, le contaré si me invita a tomar un café.
— Puede irse por donde vino.
— ¡Cuanta fidelidad! Lamento mis comentarios desafortunados, solo busco a su esposo porque leí unos artículos interesantes sobre él. También soy científico y me interesa mucho compartir información entre nosotros por él bien de nuestras búsquedas.
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Florecer: La desastrosa vida de Saiki Kusuo [Editandose]
FanfictionConocerte fue tener un corte profundo que llega hasta los huesos. [♡]