Florecer: La desastrosa vida de Saiki Kusuo [Editandose]

Capitulo 28: Unirnos y separarnos

Aquella noche insisti en cuidarla y ella en que me acostara a su lado para dormir. Claro que puso almohadas en el medio y que ni nos miramos. Pero en su mente ella se preguntaba algunas cosas sobre el futuro de nuestra relación. Y tambien sobre mis poderes.

— ¿Puedes Volar?

— Si.

Se sorprendio tanto que tiro la pared de almohadas y cayo sobre mi. Luego se disculpo y volvio todo a su lugar.

— ¿Puedes convertirte en animales?

— Si.

Y volvio a pasar lo mismo.

— ¿Te haces invisible?

— Si.

Y esta vez cuando cayo sobre mi le pedi que se quedara allí, sobre mi.

— Pregunta todo lo que quieras.

— ¿Que te gusta de mi?

No me lo esperaba, estaba pensando en gorilas.

— Que tienes buen gusto para los chicos.

Ella sonrio.

— Veo que eres algo orgulloso, me gusta porque tienes una gran razón. Si que eres un buen chico.

Asentí, claro que tiene razón.

— ¿Que va a pasar con el bebé?

— Las autoridades aun no saben que hacer con él. Pero es probable que mañana tengamos otras novedades.

— Saiki, a veces siento que la vida no tienen ningún sentido.

— ¿A que viene esa afirmación tan triste?

— Es algo que siempre tuve en mente. Naces, creces y mueres. ¿Qué más da?

Ella reposaba su cabeza en sobre mi, no me dejaba ver sus ojos. Pero sabía que dentro suyo guardaba algo de esperanza en el sentido de la vida.

— Pensaba lo mismo. Para mi la vida de las personas parecia insignificante. Pero aún así ellos tienen algo que yo no.

— ¿Que cosa?

— Ellos pueden sentir alegría, o tristeza, sorpresa, emoción. Las personas están llenas de eso.

— ¿Tu no puedes? Te he visto sonreír levemente. ¿Y acaso no sientes algo por mi? Digo, aún si es amistoso, debes tener afectos. ¿Por ejemplo tu familia?

— Me agrada mamá.

— ¿Solo te agrada? ¿Y yo te agrado? ¿Solo eso?

— No.

— ¿No te agrado?

Ella ahora se acomodó para mirarme.

— Mamá me quiere, así que yo la quiero. Mi padre digamos que también, es un buen hombre. Kusuke es otro asunto distinto. Y tu...

Me senté y deje ella se acomodaba a mi lado impaciente.

— Se que me quieres.

— ¿Y me correspondes ese afecto así como a tu madre? ¿Solo porque que te quiero?

— No es como con mi madre, y no es solo porque me quieres. Es difícil de entender para mi, pero tiene que ver con la forma en la que está hecho mi cerebro, no puedo tener emociones tan definidas y normales. Pero claramente tengo un interés especial en ti.