Capitulo 36: Tokio III

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El tiempo se detuvo. Todo se paralizó: el viento dejó de soplar y las plantas cesaron su producción de oxígeno.

Sin embargo, nosotros continuamos respirando.

Era como un despertar y, al mismo tiempo, como un sueño. Simplemente deseaba repetirlo una y otra vez.

Kiyomi no parecía darse cuenta del efecto que nuestro contacto tenía en el mundo entero. Y esperaba que no lo notara pronto.

- Solo sigue besándome, solo sigue amándome. Ahora soy completamente otro ser. Soy un hombre nuevo. O, mejor dicho, un hombre real.

Estaba desesperado por ella, solo por ella y nada más.

La mirada de sus ojos, el latido de su corazón, su abrazo, su delicado suspirar. Lo había imaginado un par de veces, pero es mucho mejor que solo pensarlo.

- Saiki, ¿y ahora qué hacemos?

Preguntó Kiyomi, feliz pero también inquieta.

- Kiyomi, no pienses en eso. No importa ahora. No fue solo un beso.

- No quiero que sea solo este momento. No quiero volver a nuestra vida con incertidumbre. Necesito saber si me ves en tu vida en el futuro. ¿Podría vivir a tu lado? Si algún día me quedase sola, ¿te quedarías tú conmigo?

- Sí, vas a vivir a mi lado y vas a quedarte conmigo.

- ¿Cómo? ¿Qué haremos juntos? Cuando terminen las clases, cuando la vida continúe, ¿qué voy a hacer?

- No tienes que saberlo aún. Puedo cuidarte, no sería difícil conseguir un buen trabajo. ¿Quieres vivir aquí o lejos de aquí? Todo lo que desees, todo.

Acaricié suavemente su cabello. Fuera de lo que puedan pensar, no estoy diciendo esto solo por la emoción del momento. Sí, quiero vivir con ella, tener la misma relación que mis padres. ¿Cuánto es un tiempo prudente para desear eso? ¿Cuánto es un tiempo prudente para decidirme por ello? No lo sé; no soy un chico normal.

Estoy seguro de lo que siento ahora. Estoy seguro de que lo quiero con ella.

- ¿No será un problema mis recuerdos?

- No serían un problema. Si es necesario, me arrancaré el gen psk.

- No puedes hacer eso. No sabemos si es la razón por la que soy tan inestable.

- Kiyomi, no eres inestable. Tienes malos días, pero durante estas semanas no me has mostrado inestabilidad. Eres fuerte y sabes cómo lidiar con tus propios miedos.

- Aun así me preocupa, no por mí, sino por ti. ¿Sería mucho para ti? Si algún día revelamos todos mis recuerdos, no solo me dolerá a mí. Eso me preocupa.

- Para mí ya no hay vuelta atrás. Desde que te miré a los ojos, ya estaba dispuesto a conocer todo lo que escondes.

Y volvimos a detener el tiempo. De alguna forma, comenzamos a calmarnos y, cuando decidimos regresar, nos habíamos metido en problemas.

- ¡¿Dónde estaban?!

Gritó Aiura, visiblemente preocupada.

- Casi llamamos a tus padres. Los detuve, pero volvimos hace horas y ustedes no estaban ni en el hotel.

- Lo lamento, Aiura. Yo fui el responsable. Quería ir a un lugar y Saiki me acompañó. Nos demoramos.

- No te preocupes. Ya estamos todos. Es hora de dormir. Mañana tenemos un desayuno de despedida en el hotel. Es hora de dormir.

Florecer: La desastrosa vida de Saiki Kusuo [Editandose] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora