178.kiseulo gadeug

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"Frasco lleno de besos"

Luis Miguel
Pasamos el resto de su dieta con una buena racha y buena actitud, habíamos salido con los niños a muchos lugares pero sabía que llegaba la hora que Ara menos quería.

-Amor, ¿Puedes venir? -Menciono en la escalera.
- Claro que sí, acuesto a Danielito y bajo.- Menciona y en un par de minutos aparece.- Dime.
-Ven aquí por favor .-Estiro mi mano hacia ella, la toma y cuando llega a mi la sujeto por la cintura.- ¿Qué quiere mi amor que anda muy cariñoso?
-Mmm solo a mi esposa.-Sonrío dejando un mechón de cabello tras su oreja.
Besa mis labios.- Mmm eso sí.
-Ahora tenemos que tocar un breve tema y no se que tanto te va a gustar.-Menciono haciendo un puchero.
- No, no, no, temía este momento.- Menciona pegando su frente con la mía mientras me abraza con más fuerza.
-Lo se, y no quería hacerlo pero debo, ya falta poco para terminar por completo y volveré como siempre a ti.
- ¿Estás seguro? ¿Vamos contigo?
-¿Crees pertinente hacerlo? - Observo sus ojos .-Sabes que amaría verlos allí pero quiero que lo pienses un instante.
- ¿Qué te gustaría que pensara? Plantéame los pros y los contras.
-Cuando empezamos a ir de gira con Migue estaba mucho más grande y no necesitaba tanto de nosotros, Dani no tiene ni los tres meses y requiere más atención con ello ya te dije mucho pero por otro lado verte allí me alegraría el alma, pero en demasiado sonido para Dani.
- Tienes razón.
Suspiro y acaricio su mejilla.
-Me escaparé cuando sea posible, sabes que siempre lo hago.
- Llevaremos esto lo mejor posible.
-Ujum, pero no quiero nada de caras tristes, mira que eres bien bonita para andar así.
- ¿Ah si? Yo se que soy bonita, pero, no recordaba serlo para ti.
-¿Ah no? Pues que yo recuerde si.
- Mmm... ¿Cómo?
Dejo un beso en sus labios y luego en su cuello, bajo por su hombro y corro un poco la camisa que lo cubría, sigo corriéndola hasta llegar a su pecho y dejar más besos.
- Creo que no se.-Murmuro.
- ¿Vamos al estudio?
No suelto su cintura y mientras le doy besos en todo su rostro caminamos unidos hasta el estudio, cierro la puerta con seguro y llegamos al sofá.
-Llegamos ¿Qué necesitas platicar aquí?
- Platicar nada, necesito es que me beses.- Menciona regresando a mi boca.
No puedo evitar sonreír y sujeto su Mejilla volviendo a sus besos, quito su camisa por encima y acariciando su espalda desnuda, suelto su sujetador y caen al suelo, ella hace lo mismo con mi camisa y desabrocho su pantalón, escucho mi cinturón caer y nos ponemos de pie mientras no soltaba sus labios, la presión subía y el ritmo igual, ella reclamaba mis labios como si fuese la primera vez, mordisquea uno de ellos y suelto un Gemido grave y ella sonríe, puedo sentirlo.
-Maldadosa...-Susurró y ella aparta mi pantalón, se ocupa del de ella y recorre sus manos por mis brazos me siento en el sofá y queda sobre mi haciendo fricción con nuestros cuerpos, aún no la hacia mía pero estaba llevando más lejos a mi cuerpo en un santiamén de segundos, bajo sus bragas y por si sola me cabalga con un ritmo suave haciendo de mi cuerpo suyo, mis manos en sus caderas ayudan a marcar el ritmo seductor que hacía latir más fuerte nuestros cuerpos, sus dedos enredadas en mi cabello halaban de vez en cuando haciendo saber que estaba llegando a la par conmigo a la cúspide de nuestros cuerpos, la respiración agitada, el sudor por nuestros cuerpos, los leves gemidos, los simples rasguños nos hacían uno solo y es así como completamos un espléndido placer viendo sus ojos arder de deseo, sus manos en mis hombros y su frente sobre la mía y un sube y baja acelerado en nuestros cuerpos nos encontraban en la mitad del despacho.
-Extrañarte es un castigo.
- Entonces no lo hagas, no quiero extrañarte nunca.- Besa mis labios.
-Pero te extraño hasta sin salir de casa ¿Cómo le hacemos?-Junto su frente con la mía.
- Entonces estemos juntos y ya.- Roza nuestras narices un par de veces.- Al parecer este se ha vuelto nuestro refugio.- Sonríe.
-Cosa que no me molesta.-Sonrío.-guardará unos recuerdos, ni te digo.
- ¿Cuándo te vas mi sol?
-En dos días ¿Qué quieres hacer?
- ¡¿Dos días?! No te vayas.- Me suplica.
-¿Y entonces quien solventa los ingresos de esta maravillosa familia?
- Nuestro gran patrimonio familiar.- Besa mis labios.
-Pero aún falta, aunque nos puede solventar un tiempo, mejor dime que quieres hacer estos dos días.
- No lo sé, ilústrame.
-No me juegues sucio, te he preguntado dos veces, piensa qué quieres de mí.

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