c a p í t u l o 39

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Bucky

Las alarmas se activaron soltando un sonido irritante que lastimaba mis oídos, las luces rojas parpadeaban y las voces y gritos detrás de nosotros sonaban cada vez más cercanas.

Cuando empezaron los disparos, mi primera reacción fue buscar a Celine entre el grupo, aunque por más que lo intentará no podía estar ni siquiera a dos pasos de ella. La situación no me lo permitía. Y me cuesta admitir que una punzada golpeó mi corazón al ver a Steve cubriéndola de los disparos, ese debía ser yo.

Pero no me dirigía la palabra, ni siquiera me miraba. Desde que llegamos tuvimos que dividirnos, y ella claro, fue por un lado con T'Challa mientras Steve y yo nos encargamos de acceder a las celdas.

No podía culparla, existía un sin fin de razones por las que había creado está barrera entre nosotros; enumeraba cada una de ellas en mi mente tratando de encontrar la más acertada, como una tortura que yo mismo me había impuesto, y la verdad es que cada una de ellas me aterraba. Perderla me aterraba.

Wanda soltó un grito que nos alertó a todos cuando las balas impactaron en el muro muy cerca de ella. Pero me alertó mucho más a mi, cuando ví que Celine usaba su propio cuerpo como escudo para protegerla. Maximoff no podía hacer mucho por ahora, ya que aún llevaba ese horrible aparato al rededor de su cuello, no tuvimos tiempo suficiente para liberarla de el.

Nos estábamos quedando sin salida, acorralados. Esto no resultó ser tan fácil como creíamos que sería.
Tal vez ya era hora de pagar por mis crímenes, por todos esos horrores en los que fui el protagonista, era hora de limpiar mis manos de una vez por todas. Justo cuando estaba por dar un paso al frente, una explosión se interpuso entre los guardias y nosotros.

— ¡Rápido, malditos! ¡No hay tiempo!

Nunca antes me había alegrado tanto ver ese parche, siempre llegaba en el momento más adecuado y justo para salvarnos el trasero de nuevo.


{•••}

— ¿Estás seguro de esto? —me cuestiona Steve, me mira fijamente esperando que en algún momento le diga que se trata de alguna broma.

Al llegar a Wakanda tuve que enfrentarme a una situación mucho más complicada. Llevaba tiempo pensando en esto, lo repasaba una y otra vez, desde que estaba solo e incluso antes de que tuviéramos que dejar Bucarest, pero nunca se lo dije a nadie porque era literalmente imposible. Pero este lugar con toda su tecnología me abría un baúl no sólo de esperanza, sino también de posibilidades.

Cuando Steve me vio asentir, soltó un largo suspiro, cruzo los brazos y miro al frente si volver a verme en un buen rato.

— Tienes que decírselo a Celine. —dijo, era sólo cuestión de tiempo para que soltará esas palabras que en este momento me causaban dolor de cabeza.

Habíamos llegado hace dos días y ella aún no se acercaba a mi ni dos centímetros, y yo no le atrevía a hablarle por el simple hecho de que no sabía qué decirle. Lo último que le había dicho realmente la afecto, ¿Cómo iba a tomar esto?

— Estoy seguro de que ella lo entenderá. —me dice, como si me hubiese leído la mente— Pero tienes que ser tu quien se lo diga, si llega a enterarse por mí o alguien más entonces si estarás en problemas.

— Steve, ella no quiere hablarme. —me noto cabizbajo sin poder ocultarlo— Parece que me odia.

Cuando Celine regreso a mi vida fue como una luz que llegó a iluminar el camino oscuro en el que estaba; ahora con ella lejos, era como si solo emitiera una luz parpadeante. Y yo empezaba a sentirme perdido de nuevo

𝐒𝐈𝐋𝐇𝐎𝐔𝐄𝐓𝐓𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora