c a p í t u l o 17

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Cuando el equipo Strike llegó al lugar para arrestarlos, no pudieron oponerse

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Cuando el equipo Strike llegó al lugar para arrestarlos, no pudieron oponerse. Celine seguía echa un mar de lagrimas, pero poco les importo, casi la arrebataron de los brazos de Steve para esposar sus manos. Las armas apuntaban a sus cabezas aunque ellos ni siquiera estuvieran oponiendo resistencia.

— Lo siento, bonita. —murmuró Rumlow en su oído con cierta burla— Te aseguró que no es nada personal.

Fueron lanzados al interior de la camioneta con una fuerza innecesaria, sus manos esposadas les impedían hacer algo para escapar.
Celine no prestaba mucha atención a su alrededor, no hacía más que recordar a James, en el extraño en el que se había convertido y el odio con el que los miraba. Ni siquiera los reconocía, mucho menos sabía quien era él.

— Era él. Me miro a los ojos como si no me conociera. —dijo Steve. Él no estaba mejor que ella, verlo de esa forma le había causado una gran impresión.

— ¿Cómo es posible? Fue hace como setenta años. —dijo Sam, incrédulo.

Eso mismo se preguntaba a sí misma, ¿cómo era posible?

— La unidad de Bucky fue capturada en 1943, Zola experimentó con él. Lo que sea que haya hecho ayudó a Bucky a sobrevivir, deben haberlo encontrado.

Se reprochó a sí misma el haberse rendido tan fácilmente. Debió exigir que lo buscaran, que no se rindieran hasta que encontraran un indicio que les asegurara que de verdad estaba muerto. Pudieron haberlo encontrado a tiempo, antes de que esos desgraciados arruinaran su cabeza.
Steve buscaba alguna reacción de su parte, pero la mirada de la chica estaba perdida, pensando en lo mucho que disfrutaría matarlos con sus propias manos.

— Necesitamos un doctor. —exigió Sam debido al estado de Natasha. Su hombro no dejaba de sangrar— Si no presionamos su herida, morirá aquí mismo.

El uniformado lo amenazo para hacerlo callar, y sorprendentemente, el mismo se encargó de derribar al agente a su lado. Sólo eso logró llamar la atención de la castaña, quien frunció el ceño al encontrarse con Maria Hill.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó en un impulso. La agente alzó los hombros.

— Salvándolos, supongo. —respondió, y su mirada confundida cayó en Wilson— ¿Quién es él?

— Larga historia, Steve te explicará después.

{...}

Las instalaciones eran completamente desconocidas para todo el equipo, bueno, a excepción de Hill. Natasha se apoyaba en el capitán, pues la pérdida de sangre comenzaba a afectarle a tal modo que sentía sus piernas débiles.

— Un disparo, perdió al menos un litro de sangre. —informó Hill al hombre se dirigía hacía ellos, más en específico a la pelirroja.

— Quizás un litro. —aviso Sam, ya que nunca dejo de estar al pendiente de su herida.

𝐒𝐈𝐋𝐇𝐎𝐔𝐄𝐓𝐓𝐄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora