Horas antes:
—¡DINOS! —su mano impacta contra mi mejilla y sin poder controlarlo mi cabeza gira hacia un lado. Mi respiración va aumentando cada vez más ante el dolor.
—No sé nada, déjenme, por favor.. —mi voz es apenas un susurro, no sé hace cuánto tiempo estoy aquí, pero que es mucho, lo es.
—Mira, sabemos que tienes aquí —golpea con un dedo repetidas veces mi frente —. El código que necesitamos. La situación es así, tú nos lo das y te dejamos libre.
Después de esas palabras prosigue unos segundos de puro silencio, hasta que lo corta mis carcajadas, mi risa es tanta que el tipo que tengo en frente se desespera y ahora lo que impacta contra mi rostro es su puño. Ceso abruptamente la risa. —¿De qué te ríes, eh? —sisea con los dientes apretados el pelirrojo que tengo en frente.
—De ti. —mis palabras lo enojan aún más y antes de que me vuelva a golpear, el hombre que está detrás de él, uno castaño que nunca habló desde que me tienen aquí, por fin se digna a decir una palabra.
—¿Y por qué? —su voz es gruesa y ronca —¿Qué es lo que te causa tanta risa de él? —se levanta y camina hacia mí, una vez enfrente enarca una ceja indicándome hablar.
—Sus palabras —siento cómo me cuesta cada vez más hablar.
—Sus palabras —repite —¿Podrías ser más específica?
—El que diga que cuando yo revele el supuesto código, que no sé, —resalto —me deje en libertad me da gracia. Eso es mentira, no sé cómo tanta gente cae ante eso. Es obvio que una vez que alguien le da la información que hacía "valiosa" a esa persona, deja de serlo. Por lo tanto carece de algo por la que lo dejen con vida.
—Inteligente, ¿no? —le dice al pelirrojo —Pero si es así, bonita, ¿por qué te dejaríamos con vida o en libertad si no tienes nada que te haga valiosa?
Desgraciado.
Me encojo de hombros, —Ese es su problema, ya dije que no sé nada y son ustedes los que insisten con que sí y no me matan aún. —al terminar de hablar se dan una mirada entre ellos y yo aprovecho para mirar un poco más a mí alrededor, antes me pusieron una droga que me dejó embobada y no podía enfocar bien mi vista. Es como un almacén abandonado, hay chatarra por todos lados, partes de automóviles en una esquina y herramientas dispersadas por el suelo.
Después de una conversación que al parecer me perdí por analizar el alrededor, el pelirrojo toma la palabra. —Buenas noches bonita. —tiene una jeringa en su mano y sé lo que harán, me van a dejar media tonta otra vez. Me remuevo con fuerza hacia atrás haciendo que la silla caiga y mi cuerpo con ella, el impacto que causa deja un fuerte ruido resonando en el aire.
—¡Quieta, maldita sea! —logra inyectarme el líquido y al pasar unos segundos siento como voy perdiendo algunas de mis capacidades, cómo el ver, moverme y hablar. Me desatan y tiran sobre un colchón que está detrás mío y que no pude ver.
Al cabo de un rato de pensar y pensar entiendo de qué código hablaban y por qué estaban tan desesperados para que les diga algo. Ojalá pudiera sonreír.
Resulta que hace varios días, casi una semana intenté robar unos códigos de hackeo de la casa de una señora muy mayor, se preguntarán, ¿Qué tenía que ver esa señora, Kenya? Pues les diré: mi objetivo no era la señora esta sino los papeles que le guardaba a su nieto, lo seguí por un par de días hasta que entendí lo que hacía pero si hago memoria entiendo que no fui la única que lo seguía, aquí es donde entra el pelirrojo y cómo sabe de mí. El nieto de la abuela tenía unos códigos, que semanalmente se los dejaba, de una cuenta bancaria en el extranjero con miles de dólares. Si el pelirrojo seguía a este tipo y a su abuela (que reitero, era muuuy mayor) en algún momento probablemente me habrá visto tal como yo lo vi y le habré parecido sospechosa y aún más si unos días después de seguimiento el pudo robar esos códigos y al querer sacar el dinero ya no estaba. Aunque es una suposición, pero con mucha lógica.
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Yo soy la clave
ActionNo sé desde cuándo puedo hacerlo. Solo sé que cualquier número que veía sin importar qué tan largo era quedaba en mi memoria. Podía ser catologada como una mente brillante solo por poseer esta habilidad. Y podía ser algo absurdo pero me trajo una...