Salimos los tres caminando desde el estacionamiento hacia la enfermería. En el camino me voy sosteniendo la nariz mirando para abajo lo que deja un camino de gotas de sangre por todos los pasillos. Si fuera el que limpia me buscaría y con el trapeador me golpearía un par de veces. Hoy estoy algo violenta. Una vez que estoy sentada en la camilla Mike me da un jarabe para el ardor de la garganta y pregunta lo que se estaba muriendo de ganas de preguntar.
—¿Esto te ha pasado otras veces? ¿Qué lo causa?
Suelto un quejido ahogado.
—Les he contado la parte buena de mi don: el hecho de memorizar y recordar hasta el más mínimo número pero la parte mala es que da constantes dolores de cabeza y es lo más leve pero, cuando la mente queda en blanco o me relajo demasiado.. es como si una compuerta fuera abierta a gran presión y una cantidad inexplicable de números, secuencias y códigos me invaden lo que provoca sangrado de nariz o desmayos —explico con la voz ronca y un poco de dificultad.
—¿Por qué no nos lo dijiste?
—No lo creí relevante, Tyler.
—¡Ja! —se burla el albino. —No lo creía relevante —repite con los brazos cruzados.
—¡¿Y cómo lo paras?! —exclama nervioso Ty.
Se abre la puerta e ingresan Reesler y Jake. El primero me da una mirada sorprendida.
—¿Qué pasó? —le pregunta Cooper a Poskler.
—¿La mente en blanco? —adivina Jake causando el silencio de Tyler y Mike que sabían de la situación —Hay que esperar a que pase —determina con seguridad.
—¿De qué están hablando?
—Cuando Kenya deja la mente en blanco o se relaja demasiado trae a recuerdo involuntariamente distintas codificaciones de números lo que la abruma a tal manera que su cerebro reacciona y le sangra de esta manera la nariz o se desmaya por el cansancio que sobrelleva —le relata —. Lo explicó un minuto antes de que lleguen, así que ¿cómo lo sabías, jefe?
Mike espera atentamente una respuesta por parte del mayor pero le respondo yo.
—Ya les dije. —digo para el trío. —Nos conocíamos —me encojo de hombros restándole importancia.
—Eso no nos dice mucho en realidad —comenta con sarcasmo Reesler pero lo ignoro.
—¿Dónde está Raymond? —me levanto de la camilla cuando siento menos presión en la cabeza e intento dirigirme a la puerta.
—Ah no, no, no, señorita. No te vas hasta explicarnos por qué te fuiste, con quién estuviste y por qué no volviste —pone sus manos en la cintura.
Ruedo los ojos ante el papel de padre que hace, papel que ha hecho anteriormente.
—Pensé que Weitz les dijo ya.
—¿Decirnos qué? —pregunta confundido Tyler —¿Y por qué Weitz?
—Porque sí volví. Solo que el guardia de seguridad no me dejó entrar por no tener una "identificación" de aquí —hago comillas con los dedos —de aquí. Esperé durante horas a qué uno de ustedes apareciera, estuve en la puerta principal y en la salida de estacionamiento y nada. Entonces apareció Weitz y le pedí que le dijera al guardia que me conocía para dejarme entrar y ¿saben qué hizo?
—Dijo que no te conocía —murmura el castaño con los puños apretados.
—¡Exacto! ¡Me negó! ¡Quedé como mentirosa! Y me tuve que ir.
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Yo soy la clave
AksiyonNo sé desde cuándo puedo hacerlo. Solo sé que cualquier número que veía sin importar qué tan largo era quedaba en mi memoria. Podía ser catologada como una mente brillante solo por poseer esta habilidad. Y podía ser algo absurdo pero me trajo una...