Capítulo 9

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Estoy sentada sobre mi nuevo sillón observando el cielo oscuro que deja ver la ventana.

Digamos que fui salvada por la campana. Lo que en este caso sería el celular del agente Mike Poskler, tuvieron que irse por una emergencia que surgió en la base. Esto obviamente tensó la situación.

Estamos en la típica situación de confían en mí/no confían y la de confío en ellos/no confío, ¿saben? A la mínima de algo extraño sospechamos de todos. Pero cuando los necesito ahí están.

¿Qué se supone que les cuente? ¿Cómo les cuento de los gemelos sin dejar mal a Jacob? Peor aún, ¿sin dejarme mal a mí? Aunque haya pasado hace un par de años, sus recuerdos son frescos. Aún traigo a mi memoria momentos buenos que pasé con ellos. Me apoyaron, animaron y aunque todo después se fue al carajo, ¿cómo podría dañarlos ahora? Y si ellos no tienen compasión conmigo y distribuyen mi información en el mundo bajo, ¿por qué les sigo guardando lealtad? No lo sé pero no puedo tirar todos esos años juntos a la basura así como así.

El sillón no es tan cómodo como creí, me pongo en otra posición y en otra hasta que decido ir a la cama. Me tiro sobre el colchón que nada más tiene un cubrecamas lisa y blanca, apoyo la cabeza sobre el colchón y él característico olor de Ty invade mi nariz.

¿Saben de ese olor que tiene cada persona y/o familia que es muy distinguible para todos menos ellos? No me refiero al olor de un perfume o del champú que usan, uno que no tiene mucha descripción pero que es propio del otro, bueno, Tyler tiene un olor muy relajante y rico.

Después de que el albino informara que se tenían que ir ni siquiera se despidieron, se fueron cerrando la puerta con fuerza dejando clara su molestia. Yo no les pedí venir, ellos quisieron y deberían entender que no los conozco desde hace mucho, estamos trabajando juntos, sí, pero eso no quita que jamás depositaría mi vida en sus manos. Es un simple negocio, ¿quién me afirma que su comportamiento para conmigo es genuino?

No le doy más vueltas al asunto por el simple hecho que lo que sea que surja de acá, ya sea una amistad o simple compañerismo, va a ser temporal. En cuanto quede libre de mi responsabilidad con ellos de ayudarlos contra la organización en la que hacía parte me iré lejos. Necesito un respiro de tantos líos o problemas.

Pienso en intentar dormir de nuevo pero un sonido en el computador me hace levantar e ir a saldar mi curiosidad. Soy de esas personas que no pueden esperar hasta el día siguiente para leer los mensajes o ignorarlos durante días.

Es de nuevo Johnny. Me impresiona un poco porque no es de enviar tantos correos además de que la despedida de hoy había quedado bastante clara; yo iría. Pero también le dije que me avisara si Karsten volvía a ir.

Abro el correo pero solo son unos archivos adjuntos, no hay ni siquiera una palabra en "asunto".
Pulso en los archivos y mientras se están cargando voy a buscar una botella de agua. La saco de la heladera y me la empino así como viene, el agua queda atascada en mi garganta haciéndola expulsar con violencia cuando veo las imágenes ya descargadas.

Es una secuencia de fotografías, supongo que son los archivos guardados de la cámara de seguridad por la poca nitidez que tienen. Lo escalofriante y tétrico de la situación es que hay un muerto. Y la sorpresa es invadida por la tristeza cuando lo reconozco. Es Johnny. Mi Johnny. Y ahora está muerto. No hago nada, solo pulso el botón para ir a la siguiente imagen y a la siguiente, y a la siguiente. Las analizo una por una aún cuando el dolor me presiona el pecho. Siento un fuego recorrerme y lo reconozco como el enojo. Resentimiento. Culpa tal vez. Veo a la persona enfrente del mostrador sacando una navaja y haciendo un trazo rápido en la garganta de mi amigo y confidente. Veo la sangre salpicar la ropa. La cámara lo muestra deste atrás por lo que no llego a ver su cara de dolor pero me la imagino. Mientras estoy viendo anonadada llega otra notificación. Ésta vez sí es un mensaje.

Yo soy la claveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora