Capítulo 14

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Paso cuatro días aquí abajo evadiendo cualquier contacto humano.

Jacob me explicó que este es su búnker secreto antinuclear.

El lugar es más amplio de lo que vi al principio, tiene una zona de literas y una extensa despensa con alimentos perecederos. Me dijo que podía venir cuando quisiese pero ni aún siquiera salí.

Necesitaba un tiempo para mí. Para poner en orden mis pensamientos y volver a tener bajo control mis emociones. No quiero llegar al punto de tener que explotar para sacar todo lo que hay oculto detrás de una sonrisa falsa.

No estoy bien con Jake pero por lo menos dejamos que la intensidad de todo lo que nos pasó baje un poco al encerrarnos por dos horas aquí.

Llegué al punto en donde necesito repensar cada paso que di y reflexionar en lo que queda de ahora en adelante. ¿Quiero mejorar? Bueno, ¿en qué? ¿Estoy arrepentida de algo? Está bien, ¿qué puedo hacer para redimir mi conciencia o el daño que cause a los que lastimé?

Hay preguntas a las que no les tengo una respuesta pero pensarlas es el primer paso para estar en sintonía y conseguir algo de paz. Algo nomás.

Los chicos me llenaron de mensajes y llamadas perdidas el celular. Y respecto a ellos llegué a la conclusión de que no estoy en la posición de exigir nada, ni siquiera respuestas. Si ellos me quieren dar una contestación a todo lo que me lanzó Weitz en la presencia de Tyler, bienvenida sea, mientras tanto tengo que limitarme a recordar que trabajamos juntos y que si bien quiero formar una amistad con ellos, primero es la misión, las respuestas que quedan inconclusas de mi vida.

Tengo pensado dejar la guarida y salir a ver la luz del día pero para eso me tengo que duchar, aproveché de usar el gimnasio y estoy sudada y con mal olor. Las duchas son simples, individuales separadas por unos muros y de la parte frontal lo único que mantiene la privacidad son unas cortinas blancas horribles. Una vez que salgo me pongo ropa que hay guardada aquí, hace mucho por el olor a encerrado, me visto con los pantalones holgados grises y una blusa muy larga negra que me adentro en los pantalones. Me dirijo frente al espejo y observo algunos hematomas que me quedaron tras la pelea con Jacob, no me molesta verlos, el color que tomaron los hace notorios aún en la distancia.

Pensar en los que le quedaron a él me reconforta de alguna manera.

No le doy muchas vueltas al tema en todo lo que sigue del día, hago tiempo escuchando música y ordenando tolo que utilicé porque decidí que en vez de ver la luz del día me gustaría ver la luz de la luna golpeando todo lo que es la zona céntrica. No quiero quedarme con las ganas de ir a bailar y tomar un par de tragos y aún sea solo voy a ir de fiesta.

Cuando creo que ya es hora simplemente salgo del búnker. Tiene un sistema automático que al detectar que no hay nadie apaga cualquier generador por lo que no tengo que apagar nada por mí misma.

Salgo por el estacionamiento lo que conllevó subir un piso por el ascensor, evito mirar la cara de nadie hasta dejar por varias calles atrás la agencia. Después no puedo evitar mirar detrás de mí cada un par de metros. No estoy cómoda, tal vez sea porque me acostumbro rápido a la soledad y en las calles hay muchas personas. Una vez dentro del edificio puedo respirar mejor.

Subo al departamento por las escaleras con el celular y las llaves en la mano y acepto que la razón por la que no voy por el ascensor es para espiar si Tyler o los demás no están por x circunstancia en mi puerta. Ingreso con tranquilidad al notar que no hay nadie esperándome y voy directo al armario. Tengo un par de vestidos y prendas de salir cuando me dedicaba a ir a clubes para robar las tarjetas de crédito de ricos y así. Decido ponerme unos pantalones de seda brillosa negro de tiro alto y un body rojo de encaje con un escote pronunciado, unos zapatos de tacón de nueve centímetros del mismo color que el body y al maquillarme decido también pintar mis labios de ese color. Hago un fino y largo delineado después de poner una sombra dorada. Obviamente no olvidé ponerme base y corrector para ahora sí ocultar los golpes. Para terminar me paso rimel y con el cabello me lo dejo suelto sin hacerle mucho más ya que de por sí es lacio, solo le agrego en las puntas un poco de aceite que me quedó cuando robé un bolso de dama lleno de cosméticos. Agarro una gabardina negra por si después me da frío y con una seguridad impropia del momento ya que solo la consigo antes de dar un golpe consciente de mis capacidades, salgo.

Yo soy la claveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora