Capítulo 6

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Ni los ejercicios de respiración que me indicó Cooper.

Ni que mis uñas se clavaran en las palmas de las manos.

Ni el llamado por parte de Mike me hizo levantar la cabeza que apuntaba el piso.

No quería mirarlo, no quería recordarlo, no quiero estar cerca suyo.

Pero el dolor, mi orgullo herido, el desprecio que siento por él fue lo que me motivó a darle la cara.

—Jacob Hannsen —emito con todo el odio que puede caber en mi ser.

Aunque ese ni siquiera es su apellido real.

—No, —susurra —no, no, no —repite pálido.

—¿Se conocen? —interrumpe Ty.

Contestamos a la misma vez, él de nuevo en un susurro pero la fuerza que hay en mí hace que escupa mi respuesta con firmeza:

—Sí.

Lo miran.

—No.

Me miran.

Pero yo solo tengo mis ojos puestos en los suyos y así, con rencor, le digo sólo para él; —Nos conocíamos. Ahora no sé quién es la persona que tengo delante.

Ok, sí, les mentí.

No estuve toooodo el tiempo sola y probablemente los tres chicos que tengo adelante y no entienden qué sucede después me reprochen el mentir.

Pero como ya dije en una ocasión... Ni yo confío al 100% en ellos, ni ellos en mí.

Lo conocí cuando tenía 16 años. Lo había visto varias veces por un vecindario al que visitaba regularmente. Era un hombre interesante, solitario pero con buenos recursos económicos. Portaba uniforme y armas así que sumida en la curiosidad un día me metí en su casa. Pensé en robar alguna computadora o sacar información de ella pero grande fue mí sorpresa cuando me encontró con las manos en la masa y mayor aún cuando no hizo nada para arrestarme, detenerme o aprisionarme. Al contrario, me miró serio por unos segundos y después se empezó a reír.

Estaba sumamente nerviosa así que lo seguí en su risa y después simplemente me invitó a cenar. Estaba sucia, mal vestida, totalmente desarreglada pero a él no le importo. No me vio como una amenaza, me vio como una adolescente en problemas e intentó ayudarme.

Y eso hizo, durante dos años él fue lo único estable en mí vida.

Hasta que un día apreció con dos seres más y me dejó a mí suerte. A nuestra suerte. Él se fue y nunca llamó, nunca envió un mensaje o se apareció por el lugar.

¿Por qué debería tener yo consideración con alguien que no la tuvo conmigo? Sí, estuvo a mí lado. Pero entonces, ¿por qué se fue? ¿Qué no fue suficiente? ¿Qué hice mal?

—Deberíamos sentarnos para conversar mejor —opina.

—No es necesario, al fin y al cabo lo importante eran las presentaciones pero debido a que ya nos conocemos saltémonos ese hecho y ocupemos el tiempo en algo mejor —planteo.

—Kenya...

Escucho su advertencia pero me da exactamente igual. Busco a Reesler con la mirada y le imploro mentalmente que me saque de ahí.

Las manos me empiezan a doler y mí pecho sube y baja desenfrenadamente.

—Después podremos resolverlo mejor —dice para finalizar el encuentro.

Entonces me toma de la mano y nos saca de allí.

Siguiéndonos vienen Mike y Tyler. Una vez que avanzamos por distintos pasillos que no conozco tiro de mí mano y por consecuencia la de Cooper y se detiene.

Yo soy la claveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora