Empiezo a hablar, no lo demoro mucho más.
-—La situación puede cambiar visiblemente si me respondes lo que quiero saber —pongo mi mejor cara de póker y ansiosamente espero a que conteste.
—¿Y cómo sé que después de decirte lo que quieres saber obtendré algo a cambio? —habla con desconfianza y poco seguro.
Pongo cara de sorprendida, —¡Oh! Aprendiste... —pongo una mano en mi pecho. —Estoy tan orgullosa —seco una lágrima falsa y dejo la actuación para ponerme seria.
—Dime, ¿Te queda de otra?
Lo piensa, se toma su tiempo y tarda. Me desespero y golpeo la mesa, se sobresalta ante el impacto.
—¿Cómo carajos supiste dónde vivía? ¿A quién mandaste y por qué?
—Eeeh.. y-yo..
Ahora se hace el tímido, ¡ja!
—Deja el maldito tartamudeo para otra persona. Ahora, ¿Cómo. Supiste. Dónde. Vivía? —separo cada palabra para dar más énfasis.
—Te localizamos porque no éramos los únicos en buscarte —suelta rápido. Mi cara cambia pero trato de serenarme.
—Sé más específico —demando.
—El código que necesitábamos, el que robaste..
—Yo no tengo ningún código, carajo. No sé de qué estás hablando —interrumpo actuando indignada, lo único que falta es que los agentes decidan averiguar eso.
—En fin. No sé quién fue, pero vendieron información tuya y en el mundo bajo está circulando tu nombre.
—¿Qué nombre? —me paro y pongo las manos juntas detrás de mi espalda estando en pose de poder.
—Joseline Rash. —bien, ese nombre uso para cuándo necesito negociar o trabajar con alguien. Estoy a salvo aún. —También tienen una foto tuya.
Ahí ya no estoy tan a salvo, maldita sea.
—¿Quién te dio la información a ti?
Silencio. Veo que duda.
—¿Quién te dio la información, Carson? —repito. Silencio.
Camino hacia la puerta y escucho como suspira de alivio. Si cree que me voy a ir está muy equivocado, le pongo el seguro a la puerta y ahora nadie podrá ingresar a menos de que así lo quiera yo. Escucho golpes en la puerta pero lo ignoro. Vuelvo y mi mano cerrada impacta contra su ojo derecho, haciendo que una brecha en su ceja se abra y salga sangre.
—¡No! ¡Perra! ¡Suéltame! ¡Agentes!
Lo vuelvo a golpear.
—¡Por favor! ¡Déjame!
Pongo mi mano sobre su boca impidiendo que pueda hablar, me acerco a su cara. —De la misma manera pedía yo cuando tú compañero se pasó HORAS golpeándome y tocándome, así que cállate y responde la pregunta —mi respiración es agitada y aunque no sé si se puede llegar a vislumbrar pero mi tono se rompe un poco cuando menciono apenas lo que hicieron las primeras horas que me negué a hablar —. ¡¿Quién te dio la información?! —exclamo.
—¡Los Dürling! Los Dürling —su voz baja de volumen al repetirlo.
Retrocedo algo chocada al escucharlo. —¿Ellos entraron a mi casa?
Niega.
—Entonces, ¿quién Carson? —me vuelvo a acercar.
—A tantas negativas tuyas, mandé a mi gente a que revisaran tu casa.
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Yo soy la clave
ActionNo sé desde cuándo puedo hacerlo. Solo sé que cualquier número que veía sin importar qué tan largo era quedaba en mi memoria. Podía ser catologada como una mente brillante solo por poseer esta habilidad. Y podía ser algo absurdo pero me trajo una...