Capítulo 20

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Estoy sobre su cama, desnuda totalmente. Con su mano izquierda tiene rodeada mis muñecas por encima de mi cabeza. Sus labios están rojos y brillosos y sus pupilas están dilatas, hay más negro que el color común chocolatoso. Además, está despeinado, su pecho sube y baja de acuerdo a su respiración. Y ni hablar de mí, estoy hecha un desastre con el pelo suelto y enredado, de seguro con los ojos brillosos de la excitación y la garganta seca.

Lleva su mano libre al cinturón, no sé hace cuánto está jugando conmigo, con mi cuerpo. Solo sé que lo disfruto al máximo.

Antes de que alguno pueda hacer o decir algo más unos golpes se escuchan en la puerta.

Suelta un gruñido y oculta su cara en mi cuello, su peso me aplasta por unos segundos antes de alejarse. Me mira durante unos segundos aún en la misma posición con sus brazos a cada lado de su cuerpo.

—Preciosa —sus ojos no se pierden parte de mí, se detiene en mis senos especialmente y sigue bajando la vista por mi abdomen, acompaña el viaje con sus dedos rozándome y provocándome. Se me traba la respiración cuando me dedica una mirada profunda, cargada de deseo. —Te sacaría una foto así, tan dispuesta para mí.

Jadeo excitada.

Los golpes se escuchan de nuevo y antes de levantarse besa mi coronilla.

Yo también me levanto de un salto y me visto lo más rápido que puedo. Él espera a que le asienta con la cabeza para abrir y hablar con un tono gélido.

—¿Qué?

—Hay un celular que no para de sonar.

Dejé las cosas abajo así que supongo que debe ser el mío. Me hago una coleta rápido para no tener el pelo tan despeinado y aparezco ante el peliblanco.

—Mío —digo sin más pasando por debajo del brazo de Reesler que estaba apoyado en el marco de la puerta e inclinado hacia afuera.

Mike alza las cejas pero no dice nada mientras voy como un rayo escaleras bajo. Ellos me siguen.

Veo el identificador y frunzo el ceño. Atiendo sin pensarlo dos veces.

—¿Daniel?

—¿Dónde estás Kenya? Tenemos que vernos. Es urgente.

Esas palabras me traen a una conversación un mes antes cuando paso todo lo de la pelea con los chicos y fui a un club. Me llamó diciendo que tenía algo "urgente" para decirme y con todo lo que pasó al encontrarnos a los agentes en la puerta del departamento él no me dijo nada. Casi ni hablamos en realidad después.

—¿Dónde? —ni siquiera pregunto cuándo. Sé que es ahora.

—Estoy saliendo para tu apartamento.

—¡No! —me froto la frente y los chicos se acercan más. No están muy lejos de por sí y el volumen es demasiado alto, probablemente escucharon gran parte —. No estoy en mi casa. Ahora te paso mi ubicación, ven por mí, ¿si Dan?

Los labios en una fina línea y el ceño fundido de Reesler me indica que no está contento con eso. Mike parece levemente nervioso.

No entiendo.

¿Este es un lugar secreto? ¿Nadie debería saber de él?

—Espera —murmuro.

—¿Puede venir o me llevas tú por favor? —pregunto con dudas. Mejor prevenir que curar.

—Busca a Vander —le ordena a Mike y en cuanto sube las escaleras se acerca tanto a mí que básicamente me acorrala contra la mesa. Su pecho desnudo y blanco reluce bajo la poca iluminación de la sala, pone su mano en la curvatura de mi cintura. Aprovecha para pasar un mechón de pelo que tenía suelto detrás de la oreja y murmura —O vamos todos a tu reunión a las dos de la madrugada con ese tal "Dan" o él viene aquí y estamos presentes, de las dos maneras tú vas a pasar la noche en mi cama. A mi lado —pone su mano alrededor de mi cuello ejerciendo una leve presión como promesa de lo que nos espera.

Yo soy la claveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora