Capítulo 16

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Espero apoyada en su auto. No quiero entrar a la agencia sin darle a Jake una respuesta a cerca de la cámara. En el video se encuentra la confesión de su cuñada aceptando matar a el hermano de él, el líder, para quedarse con la mafia alemana. Confesión que grabaron en una videollamada Karsten y Elska. Y que le enviaron por una cámara a su tío.

La que mantenían bajo la mejor protección que ellos creían que podía tener, haciéndola pasar por una cámara normal que cumple su función a la vez, grabar lo que sucede dentro de la oficina.

Una estupidez con sinceridad.

—Hola —saluda Vander al bajar al estacionamiento junto a los chicos.

Ni siquiera tenga ánimos de saludarlos. Asiento con cierta rigidez notoria en forma de saludo.

—¿Estás bien? —pregunta Cooper.

—¿La cámara?

Ni siquiera soy capaz de mirar a Mike después de lo que encontré de él e Ian.

Tyler saca del bolsillo interior del saco una pequeña bolsa que suena dentro cuando la mueve.

Intento agarrarla, pero la aleja cuando mí mano queda demasiado cerca.

—Tenemos que hablar. Ty nos contó lo que pasó con Weitz el otro día —murmura el albino.

Busco la cámara de seguridad que graba el estacionamiento porque siento cierta desconfianza del lugar. Es bastante grande, cualquiera podría escuchar lo que hablamos y el objeto tiene una muy buena imagen de nosotros.

—Miren, me encantaría seguir con la charla otro día —miento —, pero ahora sin dudas no puedo. Necesito resolver cosas pendientes —extiendo la mano para obtener la bolsa.

Se miran entre ellos. Ninguno hace el amague de hablar ni Tyler de darme los trozos del objeto.

Miro mi reloj e inconscientemente también busco el de ellos en sus muñecas. Si los llevan. Eso en cierta manera me tranquiliza. Por lo menos usan los obsequios que les di.

Mike les hace una seña y ellos se alejan unos pasos. Él se acerca tanto que me acorrala contra el auto. Alzo las cejas sorprendida por su atrevimiento, baja la voz hasta tal punto que hasta a mí se me dificulta entenderle. Miro detrás de él porque no soportaría ahora verlo, sin bajar la cabeza.

—Lamento lo que dije la otra noche sobre ti. Fui injusto, te juzgué con enojo y sé que te herí. No creo nada de lo que dije y entiendo que estés molesta conmigo, joder, lo siento pero... ¿puedes mirarme al menos? —sus ojos claros acaparan toda mi atención. Nos miramos durante bastantes segundos hasta que pasa sus brazos por alrededor de mí cuerpo. Me tenso, estoy alerta entre él y el auto y aunque una parte de mí cabeza me pide que le devuelva el abrazo, no lo hago. Me suelta y vuelve a su lugar diciéndole algo que no escucho a los demás.

—Vamos. —Reesler rodea el auto y sube. Yo me alejo unos cuántos pasos sin saber si su orden también va hacia mí.

—¿Qué descubrieron de Elska y Karsten? —me apresuro a preguntar antes de perder la oportunidad.

—Sube —afirma mientras se pone unos lentes de sol negros.

Lo hago. A regañadientes subo atrás y él arranca. No reconozco el camino de ida así que me ahorro las preguntas. Apoyo la cabeza en el vidrio y me ajusto mejor el sobretodo negro que me puse, tengo frío. El peliblanco lo nota.

—Prende la calefacción —le dice Mike desde adelante al que conduce.

—¿Qué tal te fue ayer en la CIA? —curiosea Ty.

Yo soy la claveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora