Capítulo 18, A escondidas

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Yoongi sonrió divertido, pero luego entendió que Jimin hablaba muy enserio.

—¿Escapar? ¿Te refieres a huir? ¿Como... antes?

—Escucha, ¿tienes trabajo en Daegu? ¿Amigos? ¿Estudio?

—No tengo nada de todo eso.

—Pues tampoco tengo nada de eso allí en Busan... —argumentó con firmeza—. No tenemos una mierda que perder... Mejor dicho, sí. Tenemos mucho que perder si volvemos a separarnos.

Yoongi pestañeo pensativo repetidas veces.

—No quisiera que volvieras a pasar por la mierda que pasamos, Jimin.

—Pero no tendría que ser así —contestó entusiasmado—. Podríamos simplemente empezar de cero en otro lugar, ¡un lugar seguro donde nadie nos conozca! —lo miró con una sonrisa convincente marcada en su boca y los ojitos brillantes llenos de ilusión.

Yoongi pareció aterrado por la idea, pero de repente sonrió de lado.

—¿Estás seguro de lo que dices?

—Más que seguro —afirmó.

—¿Y cuándo lo haríamos?

—No sé —contestó pensativo y se separó de él para sentarse rebotando en el colchón—. Propongo que el último día aquí en el hotel, desaparezcamos.

Yoongi largó una carcajada y lo miró con intriga.

—Por algo me gustas... No tienes miedo a fallar por intentarlo.

Jimin sonrió tiernamente y pudo sentir como sus mejillas enrojecian de a poco.

—Lo hago por ti... y no fallaremos, lo juro.

Yoongi se sentó a su lado y se giró para quedar frente a frente, luego apoyó una mano sobre la rodilla de Jimin.

—¿Entonces el último día qué? ¿Simplemente caminamos sin rumbo? Eso sería estúpido, ¿no lo crees?

—No, no... Volveríamos a perdernos. Tenemos varios días para armar un plan.

—Pienso que Sara podría ayudarnos, quizás cambiando de destino nuestros pasajes.

—¡Claro! ¡Eso es buena idea!

—Pero no debemos decir nada a nadie.

—Le diré a mi mejor amigo, ¿si? Él podría ayudarnos de alguna forma.

—Claro, sí. ¿Y a dónde propones que vayamos? ¿Nos quedamos aquí o regresamos a corea? Quizá Seoul...

—O quizás un pueblo en medio de la nada... —levantó las cejas y lo miró divertido. Yoongi asintió con una sonrisa—. A veces extraño vivír como lo hicimos en el bosque.

—Sí, es raro, pero lo extraño también. Y además así el estúpido de Hiro no podría encontrarme...

—Exacto. Y podríamos hacer una casa de piedra y madera con chimenea, tener una huerta, quizás unos árboles frutales, algunas gallinas... —miró a Yoongi de reojo con diversión. Yoongi fingió un escalofrío sacudiendo todo el cuerpo y apretó los ojos con asco.

—Todos los días sueño con esa gallina... —dijo.

Jimin rió a carcajadas y se acurrucó entre sus brazos, allí sentados sobre la cama, y luego suspiró largamente. Era diferente rememorar los recuerdos con Yoongi allí, porque de esa forma ya no pinchaban en su pecho como una dolorosa inyección, sino que parecían sanar sus heridas de a poco.

—Te comiste los cartílagos y la piel para dejarme la carne... ¿lo recuerdas?

—Cómo olvidarlo —contestó Yoongi con una divertida cara de asco, y Jimin volvió a reír; era por todo aquello que tenía la certeza de que a su lado siempre estaría a salvo.

—¿Qué haremos con Parkmin?

Yoongi abrió los ojos como si hubiera visto un fantasma y entonces hizo un puchero tierno.

—Parkmin... mi hijo... —sollozó.

Jimin rió y se aferró a su abrazo.

—Nuestro hijo —corrigió.

—Sí —suspiró—, debe estar enorme.

—Sí, lo está. Es muy cariñoso y está casi obeso. Le gusta subir a las piernas de la gente y reclamar mimos.

Yoongi sonrió con ternura.

—Podríamos buscarlo luego, cuando nos instalemos en algún lado...

—Sí, sí... Es una idea genial. No podría vivir si él, es mi compañe... —de repente, Jimin se vió sorprendido por la mano de Yoongi que cubrió su boca con firmeza.

—¡Silencio! —susurró, y lo soltó para hacerle un gesto con el dedo índice frente a su boca—. Escuché algo...

—¡¿Hiro?! —exclamó Jimin casi haciendo mímica para no hacer ruido.

Yoongi voló de la cama, tomó su camiseta y se la puso, luego tomó la de Jimin y le ayudó a ponérsela.

—Juro que está allí afuera...

Ambos se acercaron a la puerta y se apoyaron contra ella para oír mejor.

—¡Yoongi, maldita sea! ¿adónde estás? —la voz de Hiro se oyó pasar por detrás de la puerta y luego se alejó gradualmente; seguro recorría el corredor buscándolo.

—¡Carajo, carajo! —Jimin dió saltitos en el lugar pensando en lo que le pasaría a Yoongi si ese imbécil se enteraba de dónde estaba.

—Oye —Yoongi lo tomó por los hombros para tranquilizarlo—. Hiro es un machito, pero es bastante fácil engañarlo. Él no cree que yo me atreva a mentirle. Debemos idear un plan para salir sin que nos vea.

—Sí, okay —Jimin intentó tomar aire para tranquilizarse y pensar—. Podemos espiar cuando oigamos que se aleje, y entonces saldrás y aparecerás por la habitación diciendo... no sé... que fuiste por más agua a la recepción o algo así.

—Sí, está bien. Tú te quedarás aquí hasta que escuches que cerró la puerta de la habitación, ¿entendido? Ni por casualidad debe verte o sospechar que estás conmigo.

Jimin asintió aterrado; eso podía salir bien, o salir espantosamente mal...

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+¿Qué creen que va a pasar? 😲

NUEVAMENTE © (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora