Capítulo 31, Clase de cerámica

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A la mañana siguiente, ni bien Jimin y Yoongi despertaron abrazados tras una larga noche de sueño, sintieron la urgencia de salir a ver que Hiro siguiera durmiendo, y que no anduviera por todo el hotel buscando a Yoongi como un desquiciado. Y luego de comprobar que seguía profundamente dormido, regresaron a la habitación para pedir el desayuno: dos cafés grandes, jugo de naranja exprimido y dos tostados calentitos.

Comieron juntos en la cama, acurrucados hablando sobre sus planes a futuro, sobre lo que querían hacer y sobre algo que había quedado pendiente la noche anterior.

—Está riquísimo el desayuno —comentó Jimin bebiendo jugo de naranja, buscando las palabras para decir lo que realmente quería decir—. Oye...

—¿Hm? —Yoongi le dió un mordisco al tostado y un hilo de queso quedó colgando de su comisura. Jimin rió y se lo quitó con el dedo.

—Tú... Me refiero a que...

—Vamos Jimin, ¿qué pasa? —bajó el tostado para prestarle completa atención.

—Es que... —tomó aire—. ¿Era cierto lo de casarnos? O era... ya sabes... pudiste haberlo dicho luego de la copa de vino, uno dice cosas que no quiere y lo entiend...

—Jimin, cállate.

Jimin se calló de repente y tragó saliva.

—¿Cuántas veces te dije que yo no hablo por hablar? —prosiguió Yoongi.

—Muchas.

—¿Y entonces por qué dudas?

—No lo sé, es solo que...

Yoongi tomó la bandeja de comida de su regazo y la dejó sobre la mesa de luz. Luego se acercó a Jimin y tomó su cara firmemente entre sus manos.

—Te amo, y el matrimonio es una estupidez, pero quiero hacer esa estupidez contigo.

Jimin sonrió aliviado al ver sus ojitos brillantes y al oír la seguridad con las que había dicho esas palabras.

—¡Chicos!

Ambos saltaron asustados de la cama al escuchar la que parecía ser la voz de Sara detrás de la puerta. Yoongi se acercó con cautela y tomó aire antes de abrirla, ya que su llamado había sonado un tanto desesperado.

—¡Déjenme entrar! —insistió ella ingresando rápidamente a la habitación—. Hiro estába buscando a Yoongi abajo —largó agitada cuando la puerta estuvo cerrada—. Se está poniendo pesado, su cara ya se estaba tornando roja cuando tuve que inventar algo rápido para cubrirlos...

—¡Pero estaba completamente dormido hace un momento cuando Yoongi fué a ver! ¡¿Qué le dijiste?! —Jimin se aproximó a Yoongi y lo tomó por la cintura desde atrás. En ese momento Sara sonrió dulcemente, como si verlos juntos le generara ternura.

—Le dije que los habían llamado temprano de la recepción porque querían planear una sorpresa para que ustedes le den a Hiro y Taehyung. No se, inventé algo rápido.

—¿Qué clase de sorpresa?

—Le dije que no quería arruinarle la sorpresa, pero que irían a una clase de cerámica en la ciudad —razcó su cabeza y frunció los labios.

—¿Qué? —exclamó Yoongi juntando las cejas. 

—¡Lo siento, fué lo primero que se me ocurrió decir! —observó hacia todos lados de una forma paranoica—. Chicos, ese tal Hiro me da miedo, me miró mal y me habló feo. Tiene cara de loco. Osea, yo no soy quien para hablar así de un huésped, pero saben que los aprecio mucho. Así que tenemos que encontrar la forma de que salgan del hotel sin que él los vea, o esto terminará muy feo. Y para eso... les conseguí dinero para que vayan un rato a la ciudad, ¿está bien?

—Okay, sí —Jimin se apresuró a buscar su ropa y Yoongi hizo lo mismo.

—Los esperaré abajo en diez minutos. Y no se preocupen por Hiro, buscaré la forma de que no esté ahí cuando bajen.

—Está bien —contestó Jimin. Sara desapareció detrás de la puerta y él suspiró pesado apoyándo su peso en ésta—. Que miedo...

—Sí. Espero que se haya comido el cuento de la cerámica —Yoongi sonrió de lado y negó con la cabeza mientras se lavaba la cara en el baño.

—Deberíamos comprar algo de cerámica en la ciudad, así le dices que lo hiciste para él.

Yoongi rió divertido al tiempo que asentía con la cabeza.

—Oye... —dijo Yoongi mientras secaba su cara con la toalla. Sus pensamientos parecían vagar por otros lugares más allá de Hiro y la cerámica.

—¿Qué? —Jimin se acercó a la puerta del baño.

—Qué dices si, ya que vamos a la ciudad, nos casamos? —Dejó la toalla sobre el lavamanos y se acercó a él para rodearlo con los brazos.

—¿Hoy? —tartamudeo Jimin.

—Sí, hoy. Qué pasa, ¿entraste en pánico? —rió.

Jimin intentó disimular su sorpresa aunque casi se ahoga con su propia saliva.

—No, no... —contestó nervioso y aclaró su garganta—. Bueno sí. Pero no porque no quiera hacerlo, simplemente me tomaste por sorpresa. Es que estamos sucios, con las peores ropas, nisiquiera nos bañamos ni nos lavamos los dientes, y como escuchaste, no tenemos tiempo de hacer todo eso ahora, debemos irnos ya mismo...

—Jimin, ¿no fué así como nos conocimos? ¿No nos enamoramos estando sucios y sin lavarnos los dientes? —repuso él con seriedad.

Jimin lo pensó un momento. Él tenía razón. ¿Desde cuándo les interesaba todo aquello? Se habían enamorado sucios, ¿entonces qué más daba si se casaban de la misma forma?

—¿Entonces? ¿Qué dices? —insistió Yoongi aferrándose a su cintura.

—Digo que lo hagamos —contestó Jimin con firmeza y la expresión enamorada que ponía cada vez que lo tenía tan cerca—, casemonos hoy mismo, y casemonos aquí, donde nos conocimos...

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⏰ Última actualización: Dec 06, 2021 ⏰

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