Capítulo 10, Sesión de ¿fotos?

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Al pasar por los tres pisos sin rastros de Yoongi, supuso que se lo encontraría en la planta baja.

Aún tenía miles de preguntas por hacerle, pero por alguna razón prefirió esperar a la noche para que pudieran estar solos, ya que algo en su fornido y musculoso novio con cara de boxeador no le daba muy buena espina. Y seguramente se debía a lo que, si es que se trataba del mismo,  Yoongi le había contado sobre él hacia dos años en la cabaña. Además de claramente recordar los delitos que había cometido y de los cuales Yoongi había decidido hacerse cargo: robo a mano armada a propiedad privada, posesión de arma de fuego, etc.

Al llegar a recepción fueron guiados por Susan hacia una sala amplia y luminosa que servía como aparente sala de juntas.

Jimin suspiró pesado al ingresar a la sala y ver sentado allí a Yoongi, y junto a él, a su novio, quien muy sonriente lo miraba entrar. En la punta de la gran mesa se sentaba un hombre que les dió la bienvenida.

Se sentó frente a Yoongi, y Taehyung frente a Hiro. Sara, que venia detrás de ellos, tomó asiento en el otro extremo de la mesa.

—Buen día —dijo Jimin muy nervioso y su voz salió cortada. Miró a Yoongi y notó que él le sonrió disimuladamente. Luego miró a Hiro, quién le dio los buenos días con su imponente voz gruesa. Intentó imaginarse a Yoongi con él en algún aspecto más íntimo, pero simplemente no pudo; no pegaban en lo absoluto.

Volteó a ver a Taehyung y notó que él observaba a Yoongi y a Hiro con total curiosidad.

—Buenos días a todos —el hombre americano, de cabeza pelada y expresión de diversión cruzó los dedos sobre la mesa para tomar la palabra. Enseguida Sara tradujo en el momento todo lo que él decía—: Como habrán visto en el itinerario, hoy es día de sesión de fotos. Hemos pensado en hacer una recreación de los "chicos perdidos" —levantó la mano y con ella enfatizó la frase—. Por lo que los vestuaristas y maquillistas están complacidos por empezar a trabajar con ustedes. Saldremos al jardín, en la parte de atrás donde están los árboles y el bosque se pone tupido para tomar las fotos. ¿Preguntas? —miró aparentemente emocionado a Jimin y a Yoongi y esperó.

—Sara —Yoongi la miró fijamente para hacerle una pregunta, y levantó una ceja al hacerlo—, pregúntale si nuestros invitados pueden ir...

Entonces Sara asintió y tomó la palabra:

—Yoongi pregunta si sus invitados pueden asistir a la sesión...

—¡Por supuesto que pueden asistir! Están todos bienvenidos —contestó él. Pero entonces Jimin notó algo extraño: un juego de miradas y muecas encubiertas entre Sara y Yoongi. Juntó las cejas con total desconcierto pero permitió que la reunión prosiguiera sin hacer preguntas.

Sara aclaró su garganta antes de traducir la respuesta del hombre, y sus manos sobre la mesa y su expresión denotaba que estaba algo nerviosa.

—Lamentablemente, los invitados no pueden asistir a la sesión de fotos.

Enseguida Jimin miró a Yoongi, quien asientia con una expresión de lástima que pudo notar que no era sincera. Entonces él corrió la vista y la clavó en sus ojos.

—Parece que seremos solo Jimin y yo... —dijo. Y entonces Jimin ató cabos y creyó entender todo: de alguna forma había chantajeado a Sara para que tradujera mal y a su favor, porque estaba seguro de que el hombre pelado acababa de asentir en respuesta a la pregunta de Yoongi.

Así fue que, aunque le dió lástima que Taehyung quedara solo dentro del hotel, valoró el tiempo que tendría para pasar a solas con Yoongi.

Afuera estaba soleado, y corría por allí ese aire especial que solo había sentido en Portland. Tenía algo en su esencia; quizás muchos recuerdos.

Ya se habían puesto las vestimentas sucias y rasgadas preparadas por el hotel. Los maquillistas imitaban moretones y rasguños en sus caras y en sus cuerpos antes de que la sesión comenzara.

—¡Perfecto! Creo que todo está listo —dijo el señor pelado que al parecer era el fotógrafo principal—. Por favor pónganse en escena, allí junto a los árboles y arbustos, y pretendan estar perdidos —como siempre, Sara se paraba allí a un lado traduciendo todo. Con las trenzas cayendo por el frente de su camiseta y los lentes para poder ver bien.

Jimin se acercó a Yoongi y le sonrió. La sonrisa que él le devolvió le aceleró el corazón. Verlo allí, entre los arboles, con la ropa sucia y rota, con el cabello revuelto y marcas de guerra en la cara le produjo nostalgia. Esas ganas repentinas que sentía a veces de lanzarse sobre él y pedirle que no se alejara nunca más.

—¿Estás listo, niño caníbal? —dijo él.

—Siempre listo —contestó Jimin, y se perdió en sus ojitos brillantes. Y de repente un flash lo devolvió a la realidad.

—Eso, así... muy realista esa pose —el hombre habló—. Ahora por favor actúen alguna escena que haya ocurrido en el viaje, algo importante.

—¡Dijo que actúen una escena romántica! —largó Sara algo exaltada levantando un dedo en el aire como si se le hubiera ocurrido una gran idea.

Yoongi y Jimin fruncieron el ceño. ¿Por qué les pedirían eso?

—¿El señor pidió eso? —preguntó Jimin a Sara, a lo cual ella asintió frenéticamente.

Entonces Jimin miró a Yoongi y estiró los labios totalmente avergonzado; no le gustaba la idea de meterlo en aprietos.

—No tenemos que hacer eso —explicó—. Ellos no tienen derecho a hacernos hacer nada que nosotros no...

—Ven aquí —Yoongi estiró una mano para tomar su camiseta y tirando de ella lo pegó a su cuerpo sosteniéndolo por la cintura—. Hay que hacer caso a lo que digan, ¿no?

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+Descarguen sus gritos aquí.

Maratón 2/3 🧡☀️

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