Capítulo 26, A la una, a las dos, y a las...

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•Maratón 1/4•

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—Hola Sara. Sí, ¿qué sucede? —preguntó Yoongi quien se paraba junto a Jimin y a su amigo en medio de la recepción.

—Es que me pidieron que les comunique el horario de la excursión de hoy. Es en una hora.

—¿Y qué clase de excursión es? —preguntó Jimin con curiosidad.

—¿No lo saben? —ella alterno la vista entre ambos con algo de sorpresa— . Iremos en helicóptero al lugar donde los rescataron...

Jimin y Yoongi se miraron con expresión inescrutable, y luego volvieron a mirar a Sara como si se tratara de un chiste.

—No es cierto, ¿o sí? —contestó Jimin, y derrepente un calor hirviente le subió por el cuerpo. No podía volver a ir, no podría controlar la avalancha de sentimientos que eso le produciría. Aunque por el otro lado, al menos estaba con Yoongi. Y además, no podían negarse a ir, ya que estaba escrito en el email que les habían enviado, en el cual especificaba que, de aceptar la propuesta, debían aceptar las tareas del itinerario también.

—No te preocupes, estaremos bien —Yoongi tomó su mano y entrelazó sus dedos. Entonces Sara bajó la vista y frunció las cejas al notarlo.

—¿A dónde esta el otro chico que venía contigo? —preguntó directamente a Yoongi.

—Ah, está durmiendo, le duele la cabeza. Pero créeme que será mejor que no vaya a esta excursión.

—Lo sé —ella sonrió con complicidad.

—¿Y yo sí puedo ir? —se metió Taehyung.

—Sí, tú puedes venir —contestó ella acomodando sus trenzas sobre su camiseta—. El helicóptero estará listo en menos de una hora.

—¡Wow! —exclamó Taehyung con emoción—, nunca antes subí a un helicóptero...

—Yo sí —contestó Jimin—, pero no lo recuerdo porque estaba desmayado.

Todos rieron y entonces Sara se aclaró la garganta.

—Puedo mostrarte el helicóptero ahora... si quieres, claro... Tu nombre era Taehyung, ¿verdad?

—Sí, así me llamo. Y ¿sí? ¿estás segura de que puedo verlo ahora?

—Si, está bien, está en la terraza, en el helipuerto. ¿Ustedes quieren venir? —ofreció.

—No, no. Estamos bien. Iremos a dar un paseo. Pero, ¡que se lo pasen de maravilla! —Jimin palmeó la espalda de su mejor amigo y le dio un empujoncito.

Taehyung siguió a Sara por el elevador, saludandolos con la mano.

—Creo que se la pasarán bien —comentó Jimin quedando completamente a solas con Yoongi en medio de la recepción; ni siquiera la recepcionista se encontraba detrás del mostrador.

—Opino que sí —Yoongi sonrió—. ¿Y ahora qué deberíamos hacer?

—Yo voto por ir a la piscina a comernos a besos, ¿qué dices? —contestó tironeando de su ropa hacia la puerta de entrada.

—Ni siquiera traemos bañador, Jimin.

—Escucha, ellos nos trajeron aquí con absolutamente todo pago —susurró saliendo del hotel y caminando a paso rápido por el camino de cemento que conducía a la piscina—. Eso solo significa una cosa...

—¿Qué cosa? —preguntó Yoongi quien lo seguía un tanto confundido.

—Podemos hacer lo que queramos. Ellos nos necesitan. Pedimos una habitación extra, y nos la dieron al instante —Jimin se quitó la camiseta y la lanzó al aire, dejándola colgada en la rama de un arbusto.

Yoongi se frenó en seco en medio del camino y abrió los ojos con espanto. 

—¿Qué haces?

—Tenemos vuelos, comida, dormitorios, excursiones, traductora, todo gratis. Apuesto a que si pidieramos una fuente de chocolate de dos metros, ellos nos la darían también.

Yoongi miró al rededor, hacia las ventanas del hotel, como fijándose que nadie viera el papelón que Jimin estaba haciendo frente a la piscina, yluego rió avergonzado.

—Jimin, vamos a buscar un bañador y ya, ¿está bien?

Pero Jimin, quién ya se había quitado el pantalón y lo había dejado hecho un bollo junto a las reposeras, se acercó a Yoongi a paso firme y lo rodeó con los brazos.

—Métete al agua conmigo, ¿quieres? di que si y ésta noche haré todo lo que me pidas... —suplicó poniendo un tierno puchero y ojos de perrito triste—. Aquella vez casi morimos juntos, y hemos pasado por cosas horribles. Por una vez en la vida hagamos algo divertido...

Yoongi tragó saliva y se quedó pensando un momento.

—El imbécil de Hiro no aprobaría esto —Se quitó la camiseta y le dio varias vueltas en el aire antes de lanzarla con fuerza hacia cualquier lado—. Lástima que me vale mierda su aprobación.

Jimin rió emocionado; por fin lo veía ser él mismo: un chico contento, enérgico y saludable. Y también por fin reconoció su sonrisa sincera. Esa sonrisa adorable, amplia y llena de vida que le había visto antes.

Yoongi terminó de quitarse el pantalón, las medias y las zapatillas y entonces tomó la mano de Jimin entrelazando sus dedos. Él lo miró y enloqueció con su expresión de felicidad, con sus ojitos brillantes y con su sonrisa amplia. Y entonces su corazón dio un vuelco; lo amaba como la mismísima mierda.

—A la cuenta de tres —gritó Yoongi.

—Sí. A la una... —comenzó Jimin.

—A las dos...

—Y a las...

—Tres —una voz oscura y profunda los distrajo y voltearon al mismo tiempo para ver quién era.

Puta madre...

NUEVAMENTE © (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora