Capítulo 28, La tumba

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•Maratón 3/4•

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—Si, entiendo, no te preocupes —intentó tranquilizar sus manos temblorosas apretándolas fuerte.

De repente, un ruido ensordecedor los hizo llevar la vista directamente hacia arriba, hacia la terraza del edificio. El helicóptero comenzaba a girar lentamente sus hélices, y Taehyung junto a Sara se paraban justo en el borde, observándolos con curiosidad y con el ceño fruncido.

Taehyung hizo el gesto de ponerse un pantalón imaginario y entonces señaló al piso, a lo que ambos voltearon a ver sus ropas esparcidas por todos lados. Enseguida se vistieron y, por el interior del hotel, subieron a la terraza tomando el elevador y subiendo luego unas estrechas escaleras.

Al llegar arriba se encontraron con un enorme helicóptero de color azul y blanco, con sus hélices girando a toda velocidad y produciendo ese sonido perturbador que a sus mentes trajo tantos recuerdos.

—¡Ya está todo listo, chicos! —gritó Sara, que se acercó a ellos junto a Taehyung, quien lucia una enorme sonrisa de emoción—. Vamos a sobrevolar el lugar y un camarógrafo que ya está dentro del helicóptero filmará todo el recorrido. Subiremos en un minuto. —indicó.

—Sara —Jimin tomó su brazo con espanto y abrió los ojos muy grandes—. ¿Bajaremos? Ya sabes, en... —preguntó asustado. No estaba listo para eso. No podía siquiera pensar en la idea de volver a tocar tierra cerca de la cabaña o a sus alrededores. No es que sintiera miedo, o estuviera traumatizado, era simplemente una idea demasiado nostálgica.

—No bajaremos, no te preocupes —gritó ella con una sonrisa tranquilizadora.

Ella era por supuesto lejana a todo aquello, pero de algún modo, sus sonrisas cómplices y amistosas los tranquilizaba. Y de hecho, si no fuera por su ayuda, no podrían haber pasado tiempo juntos y seguramente Sato Hiro estaría en ese momento por subir al helicóptero también. Por lo que casi que le debían la vida.

—Bueno —suspiró Jimin, y Yoongi le sonrió para tranquilizarlo.

Subieron al helicóptero siguiendo las indicaciones de dos ayudantes del piloto. Adentro ya se encontraba un camarógrafo que, con su enorme cámara, apuntaba directo hacia los asientos que ocupaban. La lucecita roja indicaba que seguramente ya se encontraba grabando todo, por lo que, susurrandose en el oído, Jimin y Yoongi acordaron no demostrarse ningún tipo de afecto amoroso allí dentro, ya que seguro ese material sería luego mostrado en la conferencia de prensa.

La ruidosa máquina se elevó por el cielo rápidamente y la taquicardia de ambos comenzó cuando, unos minutos de vuelo después, lograron reconocer la llanura donde se encontraban los restos de la cabaña. Y los de Brad.

—Es aquí donde se refugiaron, ¿verdad? —preguntó Sara haciendo ese día de entrevistadora. Seguramente el material filmado se traduciría al inglés luego.

—Sí, aquí fué —contestó Yoongi con un aparente nudo en la garganta, y luego suspiró profundo.

—No creo poder hacer esto —largó Jimin con lágrimas en los ojos y una mano apoyada en su estómago.

Instantáneamente la cámara giró en dirección a él. Juró que pudo sentir el zoom haciéndole un primer plano a su cara. Tragó saliva e intentó no pestañear para que la lágrima que amenazaba con escurrirse por su mejilla se mantuviera dentro de su ojo. Se acercó más a la ventana y entre los escombros negros que habían quedado esparcidos por el terreno, fijó la vista en la tumba que Yoongi había cavado, y los recuerdos sacudieron su mente.

—¡La tumba de Brad! —gritó para que Yoongi lo escuchara y mirara por la ventana. Una sensación de nostalgia se apoderó de él y en ese momento sí quiso bajar para llorarle a Brad. Porque si no fiera por él, estarían muertos. Pero ante su grito, en lugar de Yoongi, fué Sara quién se estiró para mirar.

—¿Qué? ¿Una tumba? —exclamó. 

—¡No! ¡Se confundió! —se apresuró a decir Yoongi sonriendo a Sara para distraerla.

—No, pero dijo...

—Te digo que se confundió, está aturdido con todo esto —insistió Yoongi—. A ustedes les entusiasma hacer esto, pero para nosotros es la tortura mejor planeada, ¿entiendes? —hizo a Sara una mueca persuasiva y algo disimulada.

Jimin vio los gesto que Yoongi le hacía, y luego vio a Sara asentir confundida. Finalmente, miró directo al lente de la cámara, que sin dudas había grabado todo aquello.

Tragó duro al darse cuenta de la estupidez que había hecho: nadie sabía sobre Brad y menos aún sobre la muerte del mismo...

NUEVAMENTE © (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora