Capítulo 30, Por siempre y para siempre

173 33 22
                                    

—Me parece bien —contestó Yoongi.

—¿Cómo hiciste para salir? ¿Le diste las pastillas?

—Sí, le di tres. Quedan pocas, por lo que las estoy cuidando.

Jimin se sintió mal por la sonrisa de satisfacción que se escapó de sus labios al escuchar sus palabras.

—Eso quiere decir que otra vez tenemos toda la noche para nosotros... —dijo en tono bajo y se acercó a él.

—Sí —contestó Yoongi relajando su postura un poco—. ¿Estuviste bebiendo, niño caníbal? —frunció las cejas mientras lo tomaba por la cintura.

Jimin sonrió; por supuesto, debía apestar a borracho por la copa de vino.

—Digamos que si bebes esa copa que está sobre la mesa sin parar, estarás igual que yo.

Yoongi rió observando la copa a lo lejos. Soltó a Jimin y caminó directo hacia la mesa. Bebió el vino sin parar, y luego limpió sus comisuras. Jimin sonrió provocativo y clavó la mirada en sus ojos.

—Ahora estamos igual, comida de caníbal...

—¿Comida de caníbal? —rió divertido rebotando en el colchón al sentarse.

—Sí, y este niño caníbal tiene un poco de hambre... —Jimin se acercó a él y se sentó con lentitud a horcajadas sobre sus piernas. Yoongi lo sostuvo por la cadera para que no cayera y sonrió de lado al sentir sus labios posarse en su cuello.

Entonces Jimin mordisqueo su carne y pasó su lengua lentamente, sintiendo su respiración hacerse más y más rápida a medida que los minutos pasaban en silencio, escuchando únicamente los suaves quejidos que Yoongi no lograba contener dentro de su boca.

—¿En qué otro lugar quieres besos? —preguntó Jimin en voz baja y sensual mirándolo a los ojos.

—En muchos —contestó encendido, pero aún así lo detuvo cuando quiso besarlo en los labios—. Jimin...

—¿Hm?

—Yo... estuve pensando en algo. Algo especial que siento por ti y que, dado lo que vivimos y lo que te quiero, creo que nunca jamás podré sentir por otra persona...

—¿A qué te refieres?

—Me refiero a que lo que nosotros vivimos nos ha unido por siempre, y por más que, si todo sale bien, planeo pasar mi vida contigo, siento que... quisiera unirme contigo para siempre.

—¿Qué dices? —Jimin cambió su sonrisa por una expresión de pánico.

—No creo en Dios, no tengo religión e incluso me vale mierda el matrimonio... —explicó. Y al oír esa última palabra, a Jimin se le erizaron los vellos de todo el cuerpo—, pero de todos modos, siento que necesito hacerlo contigo. Porque si hay una forma más de demostrarte que te quiero conmigo para siempre, es esa.

Jimin se detuvo a pesar un instante. ¿Había escuchado bien? ¿Acababa de hablar de matrimonio? Sus ojos se hicieron progresivamente más grandes a medida que entendía que sí, que era exactamente lo que había dicho.

—¿Me estas pidiendo matrimonio? —se alejó de su cuerpo para observar su mirada, para entender si hablaba en serio. Aunque conociendo a Yoongi, sabía que el no bromearía con una cosa así.

—Sí, hablo en serio —se levantó de la cama con él en brazos y lo dejó delicadamente en el piso. Tomó su cara entre sus manos y lo miró intensamente a los ojos.

—¿Te casarías conmigo, Park Niño Canibal Jimin?

Jimin rió con lágrimas en los ojos; definitivamente él tampoco pertenecía a ninguna religión, y tampoco creía en el matrimonio, pero de todos modos, ese le pareció el gesto más sincero y hermoso del mundo.

—Sí, acepto, Min Yoongi.

Yoongi sonrió ampliamente mostrando sus preciosas encías y entonces lo abrazó con fuerza, aferrándose a ese abrazo y exhalando el aire de sus pulmones, como si se hubiera sacado un peso de encima ahora que lo había dicho.

—Te amo —susurró con el tono más sincero y uno que a Jimin le llegó a lo más profundo del corazón.

—También te amo, Yoongi...

NUEVAMENTE © (Libro 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora