Al despertarme descubrí que Theo no estaba, las velas se habían consumido. En la mesita de noche había una bandeja con el desayuno caliente; pan tostado, pescado en sal muera, fruta y café. De la puerta del armario colgaba un vestido blanco devolantes. Mientras tragaba el desayuno, observé el vestido sin poder apartar la mirada; era limpio y bonito. Al acabar me lo puse, metí la llave que Theo me había dado en el bolsillo, deslicé la llave de acero, que había liberado a la sombra, en mi blusa y me marché. El primer lugar al que fui fue la sala del espejo. Harry estaba sentada en la mesa del desayuno, aplastando su salchicha medio que mada con un tenedor y leyendo un libro gordo. Cuando se movió para alcanzar la cafetera vi las ilustraciones y me dicuenta de que era el Manual Moderno de Técnicas Herméticas de Cosmatos &Burnham —uno de los primeros libros importantes que me dio Padre para leer.
Padre entró en la habitación. Harry le miró y dijo algo —no podía ver su cara,pero Padre le sonrió. Imaginé que no debía estar estudiando para una misión derescate: Padre nunca le permitiría hacer algo tan peligroso y el no sería capaz de engañarle.Quizá quería unirse a los Resurgandi en mi honor. ¿Alguno seguía pensando que yo tendría éxito?Tal vez no deberían. La noche anterior rescaté al Bondadoso Señor. ¿Quién sabía si sería lo suficientemente fuerte para destruir su casa y atraparlo dentro con todos sus demonios?—Lo seré —le dije en un tono suave al espejo.
Padre se inclinó para darle un beso en la frente, pero no sentí la habitual punzada de amargura, a pesar de que la última vez que me besó fue cuando tenía diez años.—Lo destruiré —le dije a Harry—. Lo haré. No es necesario que estudies nada.Padre se sentó a su lado. Puso el libro entre ellos y rozó una de las ilustraciones con los dedos. Harry se inclinó sobre él mientras padre posaba una mano sobre suhombro como si fuera el gesto más normal del mundo.Al parecer, aún era capaz de envidiar y odiar, pues en aquel momento deseaba llevarme a Harry de la mesa y escupirle en la cara. Mi único consuelo en la vida era saber que mi padre me respetaba. Fui su aprendiz, el hijo inteligente que había conseguido memorizar todos los diagramas en tiempo récord y, aun comprendiendo que estudiar no le haría amarme, era lo único que me diferenciaba de Harry.
Y ahora su aprendiz era el, una a la que además quería. Me di la vuelta y antes de llegar a la puerta me detuve. No miré atrás porque solo conseguiría que el odio volviera.
—Te quiero —dije, con la vista fija en el marco de la puerta—. No te odio. Te quiero.Quizás algún día sería verdad. Y entonces abandoné la habitación dispuesta a explorar. Al instante, encontré la puerta roja de la biblioteca. La abrí suavemente —me quedé sin respiración—. Era la misma habitación que recordaba: las estanterías, la mesa con patas de león talladas, el bajo rrelieve blanco de Clio... pero en aquel momento, ramas de hiedra verde oscura se arremolinaban entre las estanterías,acercándose a los libros como si ansiaran leer algo. Una blanca y espesa niebla se arremolinaba sobre el suelo, creando rizos y moviéndose como si soplara el viento.De la bóveda colgaban cuerdas de hielo congeladas como si fueran raíces de árboles; goteaban, no como pequeñas partículas de hielo derritiéndose desde la rama de un árbol, sino como gotas del tamaño de una uva o lágrimas gigantes, derramándose sobre la mesa para caer al suelo al instante siguiente.Atravesé la puerta y, al coger el códice situado sobre la mesa más cercana, me dicuenta de que el agua que goteaba no traspasaba el papel ni corría la tinta.Sin embargo, me empapé enseguida. En el instante en que puse un pie en la sala,el techo empezó a gotear más rápido.Dejé el códice sobre la mesa, estremecida mientras me apartaba un mechónempapado de la cara. El agua mojaba toda la parte trasera de mi vestido. Ahora queno había emergencia alguna, recordé que la última vez que estuve allí los libros senegaron a que los leyera. Estuve a punto de salir de la habitación, pero al mirar a mi alrededor no sentí hostilidad desprendiéndose de las estanterías. Quizás me lo imaginé la primera vez. La biblioteca, al fin y al cabo, no era el lugar en el queresidían los demonios.
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PRIS AVEC LA BÊTE
FanficDesde su nacimiento, Neville ha sido prometido al malvado gobernante de su reino, todo por un trato temerario de su padre, desde entonces han estado entrenándolo para matarlo, traicionado por su familia y obligado a obedecer, Neville clama contra su...