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Dicen que hubo un tiempo en el que el cielo era azul y no de color pergamino

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Dicen que hubo un tiempo en el que el cielo era azul y no de color pergamino. Dicen que hubo un tiempo en que, si los barcos navegaban hacia el este desde Gryffindor, llegaban a un continente diez veces más grande — no se caían en un vacío infinito. En aquellos tiempos, podíamos comerciar con otros países; lo que no podíamos cultivar lo importábamos en lugar de intentar crearlo con complicadas artes herméticas.Dicen que hubo un tiempo en el que no había ningún Bondadoso Señor viviendo en el castillo en ruinas en lo alto de la colina. En aquellos tiempos tampoco sus demonios infestaban cada sombra; no les pagábamos impuestos para mantenerlos —a la mayoría— a raya. Nadie tentaba a los mortales a negociar con él a cambio defavores mágicos que siempre terminaban por arruinarles. Esto es lo que cuentan:Hacía mucho tiempo, la isla de Hogwarts solo era una provincia menor del imperiogreco-romano. Era una tierra medio salvaje poblada únicamente por guarniciones imperiales y gentes rudas, ignorantes e incivilizadas que se escondían entre matorrales para adorar a sus antiguos dioses y rechazar cualquier nombre para sutierra que no fuese de Hogwarts. Sin embargo, cuando el imperio cayó en manos de los bárbaros —cuando la Atenea Partenos fue destruida y las siete colinas quemadas—únicamente Hogwarts permaneció intacta. El príncipe Nott, hijo pequeño del emperador, huyó con su familia a Slytherin. Reunió a la gente y a las guarniciones imperiales, derrotó a los bárbaros y creó un reino esplendoroso. Ningún emperador anterior, ni ningún rey posterior, fue tan sabio en sus decisiones, tan terrible en la batalla o tan querido por los dioses y los hombres. Dicen que el dios Hermes en persona se le apareció a Claudio y le enseñó las artes Herméticas, revelándole secretos que ni los filósofos de Grecia y Roma habían descubierto.Algunos dicen que Hermes le dio el poder de controlar a los demonios. Si aquello era cierto, entonces, Nott fue el rey más poderoso que había existido nunca. Los demonios —restos de malicia engendrados en las profundidades del Tártaro—, era tan antiguos como los dioses y algunos conseguían escapar de sus prisiones para arrastrarse a través de las sombras de nuestro mundo. Nadie, excepto los dioses,podía pararlos y tampoco se podía razonar con ellos. Cualquier mortal que los veía enloquecía; los demonios únicamente deseaban darse un festín con el miedo humano.

Sin embargo, se dice que Nott podía encerrarlos en jarras con una sola palabra, deforma que nadie tenía por qué temer a la oscuridad.Quizá es aquí donde empezaron los problemas. Slytherin fue bendecida y, tarde o temprano, toda bendición tenía su precio.Durante nueve generaciones, los herederos de Nott gobernaron en Slythrerin con sabiduría y justicia, defendiendo la isla y manteniendo viva la tradición antigua, pero los dioses se volvieron contra los reyes, ofendidos por algún pecado secreto o bien porque los demonios que Nott había encerrado por fin eran libres o porque —pocos se atreven a decirlo—, los dioses murieron y dejaron las puertas del Tártaro abiertas. Por la razón que fuera, aquello fue lo que ocurrió: el noveno rey murió durante la noche. Antes de que su hijo fuese coronado a la mañana siguiente, el bondadoso Señor, príncipe de los demonios, descendió sobre el Castillo. En apenas una hora, llena de ira y fuego, mató al príncipe y destruyó el castillo piedra a piedra.Y fue entonces cuando dictó las nuevas reglas que marcarían nuestra existencia.Podría haber sido peor.

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