𝟏𝟏 ; 𝐝𝐮𝐦𝐛𝐥𝐞𝐝𝐨𝐫𝐞'𝐬 𝐚𝐫𝐦𝐲

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Cuando desperté la mañana siguiente apenas recordaba qué había pasado el día anterior, aunque siendo justos a las siete de la mañana nunca había tenido mucho raciocinio. Tan solo pequeños avistamientos de recuerdos entre profundas y oscuras lagunas que no parecían diluirse por mucho que remoloneara en la cama con actitud reticente para empezar el día.

Giré mi cabeza hacia la derecha, notando un intenso pinchazo en la sien que me hizo soltar un pequeño gemido de dolor. Parecía que mi cerebro iba a reventar de un momento a otro y los oídos me pitaban tanto que parecía que una abeja se había quedado atascada en mi tímpano. Aún así me obligué a abrir los ojos, con los párpados pegados por las legañas, pudiendo avistar a Fay aún en su cama, arropada hasta arriba y la cara enfurruñada por los rayos de sol que entraban a través de las ventanas. Imagen bastante rara de ver dado que era un espíritu mañanero.

—Por Merlín, Hermione, cierra esa cortina —pidió con voz gangosa.

—Es hora de levantarse —dijo Hermione, ya completamente vestida y haciéndose el nudo de la corbata frente al espejo de su cómoda—. Vais a llegar tarde las dos a desayunar.

No era lo común que a Fay se le pegaran tanto las sábanas siendo menos común que yo me hubiera levantado antes, tomándome un momento para frotarme los ojos en la orilla de la cama en un intento de desperezarme.

—¿Estás bien, Fay? —le pregunté, ronca—. ¿Te sientes mal?

Fay gruñó en señal de negación y, casi como un zombi, se incorporó.

—Tengo sueño.

—Me he dado cuenta.

Fay frunció el ceño, no sabía si por mi contestación o por el hecho de tener que salir de la cama a contrarreloj si no quería quedarse sin desayunar. Esta bostezó y se llevó las manos a la cara, frotándola y limpiando cualquier resto de suciedad del lagrimal, para después dejarlas caer sobre su regazo súbitamente como si toda vida se hubiera desvanecido de ellas.

—Te juro que te mato, Freya —murmuró, con deje de lamento.

—¿Hmm? —le cuestioné, haciendo un sonido con la garganta—. ¿Qué he hecho yo ahora?

—Si no nos hubiéramos quedado hablando anoche hasta tarde... Ahora no querría arrancarme la cabeza de cuajo... —reprochó, arrastrando las palabras.

Hice una mueca, no sabiendo qué responderle pues en mi memoria no figuraba nada de eso. Aunque, en realidad, pese a encontrarme más lúcida que cinco minutos antes, todavía no me había venido ningún recuerdo más novedoso que: despertarme, estudiar, Fred y George, desayunar con Fred y George, Poción de Amor y, por último, clase de Pociones.

No había que ser un lince para encontrar la causa de mi amnesia en esa secuencia, estuviera recién despertada o no.

De pronto una presión me apuñaló el pecho ante la advertencia de algo mucho más importante tras esa serie de acontecimientos, echando de mi cuerpo cualquier rastro de cansancio.

—¡FAY! —chillé abruptamente, logrando que la castaña diera un pequeño respingón. Ese grito la había despertado por completo—. ¡EL EXÁMEN DE RUNAS!

—¿Qué te pasa? —dijo torciendo la expresión, analizándome como si me hubiera vuelto loca.

—ES HOY.

—YA —exclamó, imitando mi tono de voz exageradamente alto—. Ya te dije que lo llevabas bien, no seas tan dramática. Me has asustado.

¿Llevarlo bien? Había calculado mi tiempo de estudio del fin de semana con la intención de estudiarme el último tema la tarde del lunes y ahora no tenía ni idea siquiera de qué había tomado en la cena.

Potions Class || 「 draco malfoy x reader x fred weasley 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora