𝟏𝟗 ; 𝐭𝐡𝐨𝐮𝐠𝐡𝐭𝐬

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Parecía que aún sentía las profundas puñaladas cada vez que miraba el dorso de mi mano.

Después de la sesión del martes donde tanto el pergamino como la manga de mi túnica acabaron empapados en sangre había pasado los días sin que se cortara la hemorragia, como si todas las veces que pedí una y otra vez que la frase no desapareciera para no tener que escribirla una vez más se hubieran unido para dar un resultado extremo. El objetivo de Umbridge se había cumplido y ahora las palabras que formaban el enunciado "No debo saltarme las normas" se apreciaban con gran claridad contrastando el rojo intenso del trazo aún sin cicatrizar con mi piel blanquecina.

El sábado por la mañana casi no sangraba, pero incluso el menor roce dolía y dejaba un rastro. No sabía hasta qué punto la herida era tan profunda como para que tardara tanto en formarse una costra que la cerrara, o si aquella pluma del demonio tenía algo que ver. Sea como fuere, las tiritas hasta ese momento se me despegaban con total facilidad dado el alto flujo de sangre, así que había tenido la necesidad de recurrir a ponerme un pañuelo (que también acababa goteando), mas por fin ese día una simple tirita sirvió y por fin pude olvidarme de tener aquella horrible herida a la vista.

Después de desayunar, Fay y yo subimos a la sala común porque aún no se hablaba con Megan. Allí todo el mundo estaba agolpado frente a la chimenea en búsqueda de calor, aunque lo cierto es que había tanta gente allí presente que solo con el calor que irradiaban los cuerpos no era necesario estar buscándolo. La gente jugando a las cartas o a los gobstones hacía mucho ruido y, pese a que Fay tenía cara de pocos amigos porque tenía la intención de estudiar, no podíamos quejarnos porque aquella no era exclusivamente una sala de estudio. Por esta razón acabamos en dos sillones junto a las escaleras a los dormitorios de los chicos, Fay leyendo un ejemplar de la revista Corazón de Bruja a la que estaba suscrita desde años atrás, y yo escuchando música desde la radio al mismo tiempo que jugueteaba con una bola de papel con la varita.

Accio —La bola de papel se acercaba—. Flipendo —La bola de papel se alejaba—. Accio —La bola de papel se volvía a acercar—. Flipendo —La bola de papel se volvía a alejar—. Engorgio —La bola de papel se hizo más grande—. Reducio —La bola de papel regresó a su tamaño normal—. Duro —La bola de papel, de pronto, se transformó en piedra—. Locomotor... —El hechizo se quedó en el aire—. ¿Cómo se dice piedra en latín?

Al no molestarse siquiera en levantar la mirada de la revista, apenas fui capaz de distinguir las cejas de Fay frunciéndose.

—Ni idea. —Ojeó el techo durante unos segundos, pensativa, y luego regresó a su lectura—. Creo que es petra.

Locomotor petra —pronuncié, con la sorpresa de que efectivamente la bola de papel transformada en piedra comenzó a moverse sola entre los pies de Fay y los míos.

—Muy bien —me felicitó Fay, echando un vistazo a la piedra animada por encima de su revista—. Has mejorado mucho lanzando hechizos desde que vamos a las reuniones del Ejército de Dumbledore —Acto seguido, volvió a ocultarse tras las páginas y, como si nada, me dijo—: ¿Te puedes creer que Avery Hawksworth se va a casar?

—¿Quién es Avery Hawksworth? —pregunté aburrida, sin verdadero interés.

—Un jugador de quidditch —aclaró también con desgana.

Observé con somnolencia a la piedra dando vueltas como un pollo sin cabeza.

—Hace tiempo que no vamos a ninguna reunión —dije, recurriendo a lo que había dicho previamente. Lo cierto es que ni sabía si se habían producido o no, aquel galeón falso estaba perdido por algún rincón de mi baúl entre ropa y libros desde la última reunión un mes atrás—. Mejor dicho, no sé para que nos apuntamos si solo hemos ido un par de veces.

Potions Class || 「 draco malfoy x reader x fred weasley 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora