Potions Class || 「 draco malfoy x reader x fred weasley 」

𝟏𝟎 ; 𝐥𝐨𝐯𝐞

—Anda, Freya, buenos días. ¿No bajas a desayunar?

La voz de Fred se sintió como un oasis en mitad del desierto. Pese a ser jueves y entrar más tarde a clase que otros días, le había pedido a Fay que me despertara con ella para poder hacer el resto de tareas (mías y de Malfoy, por desgracia) que no había podido terminar el día anterior. Según yo era una idea estupenda, no tener que quedarme despierta hasta altas horas de la madrugada, pero al parecer había olvidado lo mal que se me daba madrugar.

Y lo peor es que, al estar tan cansada, estaba rindiendo menos y los papeles sobre el escritorio bajo la ventana de la Torre de Gryffindor no se reducían.

—Tengo que terminar esto —dije sin levantar siquiera la vista del libro de Pociones pasando páginas y páginas sin dar con lo que buscaba.

—Te vemos un poco apurada —advirtió George, apoyándose en el respaldo de mi asiento para observar por encima de mi hombro.

—Mi siguiente clase es Pociones, debo terminarlo para al menos empezar con el ensayo de Defensa Contra las Artes Oscuras. El cual seguiré en Historia de la Magia y...

—Y quinto es un curso de pesadilla —concluyó Fred, haciendo que asintiera con resignación—. Vas a tener que hincar los codos hasta que se te queden en carne viva.

—La mitad de los de nuestro curso sufrieron pequeñas crisis nerviosas cuando se acercaban los exámenes del TIMO —añadió George, la mar de contento—. Lágrimas, rabietas... Patricia Stimpson se desmayaba a cada momento...

—Kenneth Towler se llenó de granos, ¿te acuerdas? —dijo Fred con nostalgia.

—Eso fue porque le pusiste polvos Bulbadox en el pijama —aclaró George.

—¡Ah, sí! —admitió Fred, divertido—. Ya no me acordaba... A veces resulta difícil llevar la cuenta de todo, ¿verdad?

—Chicos —los interrumpí, volteándome para mirarlos por primera vez desde que habían llegado, con cara de pocos amigos—, si estáis intentando animarme, no lo estáis consiguiendo. Así que, por favor, dejadme sola porque ya me basto yo sola para bajarme el ánimo.

Se miraron entre ellos y, antes de que pudiera volver a bajar la vista hacia el libro, me lo arrebataron.

—Vamos a ver si podemos echarte una mano —dijo Fred, comprobando mi pergamino mientras su hermano se encargaba de echar un vistazo al manual. Ambos se habían sentado en los reposabrazos del sillón: tomando posiciones a mi izquierda y derecha como el ángel y el demonio sobre los hombros—. ¿Te han mandado hacer un resumen de los usos del cuerno de unicornio en pociones? Snape se ha relajado, esto podemos hacerlo nosotros con los ojos cerrados.

Sin más, George también se atrevió a desprenderme de mi pluma y mi tintero comenzando a intercambiar impresiones con Fred por encima de mi cabeza acerca de qué escribir mientras Fred copiaba. Tras alrededor de unos cuantos minutos en los que me limité a observarlos eclipsada, por fin me devolvieron el material:

—Aquí tienes, pero no te prometemos nada con las faltas de ortografía —indicó George, haciendo que revisara la redacción con cierta preocupación.

—Entonces, ¿nos acompañas a desayunar?

Me sobé la barbilla, aún en busca de alguna falta, hasta que alcé la vista de la redacción y suspiré.

—Me gustaría, pero...

—¿Pero? —interrumpieron al unísono—. ¡Vamos, Freya! Te hemos ayudado.

—Vale, dadme un seg... —Intenté repasar el ensayo buscando los dichos errores ortográficos, pero antes de que pudiera hacerlo me lo volvieron a quitar de las manos.