Luca
Después de nochebuena, vino Navidad. Dana se vino conmigo a mi casa a comer. Y... comimos, cenamos, desayunamos, comimos, cenamos...
Y lo hicimos desnudos.
En la cama, en la cocina, en la ducha, en la pared de la entrada, en la pared del salón, en el sofá, en el suelo, encima, debajo, de lado, de pies, sentados, tumbados ... Creo que no ha quedado un solo rincón de mi casa que no hayamos profanado con las horas de sexo que hemos invertido en ello.
También hemos reído, hemos visto pelis, hemos bailado, hemos hablado y hemos llorado, pero de risa o de alegría. Y así hemos llegado a hoy día de nochevieja. Siete días completos. Son siete días para el recuerdo. Deberíamos haber agotado las existencias de polvos de todo el continente por lo menos, pero a mí aún me quedan ganas y a Dana me da la sensación de que también.
INSACIABLES.
Así somos.
Ahora se ha ido a su casa porque le tengo una sorpresa. La he mandado a hacer la maleta porque se vino con lo puesto y no ha necesitado ni cambiarse de muda en estos siete días, no te digo más. El caso es que un amigo tiene un bungalow con playa privada en una calita pequeña en Menorca y le he pedido que nos deje la casa para pasar el año nuevo allí. Ayer compré los billetes y salimos en un rato. Estoy deseando tener estos dos días en la playa. Jamás pensé que volvería a repetir por placer con una mujer, pero con mi Diosa no solo no me sacio si no que no puedo parar.
Dana me llama para decirme que viene de camino, así que bajo mi macuto al coche y la espero apoyado en él. La veo aparecer a lo lejos y ya quiero salir corriendo hacia ella y besarla sin parar. Creo que esto tiene que ser una enfermedad, pero, la verdad, yo no quiero la cura. Llega a mi altura y me besa los labios como si llevase sin verme siglos.
— Te he echado de menos —se ríe y me da una palmada en el culo. Le cojo la mano y se la pongo en mi paquete, sé que es contraproducente pero no puedo aguantarme las ganas—. Veo que tú también —y me aprieta el paquete, será Hija de ...
¡Joder!
Me alejo de ella y la dejo partiéndose de risa. A mí no me hace ni puta gracia. Entro en el coche y la hago un gesto para que entre también. Por dentro yo también me río, pero pongo la mejor cara de cabreo que tengo en estos momentos y en cuanto entra, me pongo en marcha.
Llegamos al aeropuerto y nos encaminamos a nuestra puerta de embarque. Llegamos algo justos de tiempo, pero nos dejan entrar sin problemas. Nos acomodamos en nuestros asientos y nos toca con un matrimonio mayor al lado. Me corta mucho el rollo porque quería poder juguetear con mi diosa un poquito en el viaje, pero no pasa nada porque tenemos dos días por delante para hacer lo que queramos.
En el avión hemos ido relajados, le cogí la mano y entrelazamos nuestros dedos. Un gesto que ya es muy natural entre nosotros. De vez en cuando Dana se ha incorporado y nos hemos besado apasionadamente. Pero los viejos nos miraban todo el rato y nos daba miedito.
Hemos llegado a la isla y estamos recogiendo la maleta cuando Ricardo, mi amigo se acerca a mí.
— Rick, cuanto tiempo sin verte —le estrecho la mano—. Esta es Dana —Dana se acerca a darle dos besos, Rick la sujeta de la cintura y baja ligeramente la mano hacia su trasero. ¿Este tío es tonto o qué? Carraspeó y Rick me mira— ¿Puedes soltar su cintura Rick? —le digo entre dientes.
— Oh, venga Lu, ¿Tú celoso? ¿Desde cuándo? —suelta a Dana y sonríe. Yo le miro con mala cara y si no fuese porque me va a dejar su casa, le daba una hostia y le mandaba al hospital con la cabeza partida en dos.
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Un amor diferente. (Serie Amor Libro I)
RomanceSerie Amor ( libro I) Esta historia tiene un contenido solo para adultos. Sexo, palabras malsonantes y violencia. (+18) A veces el amor llega cuando menos te lo esperas, a veces el amor que llega no es el que habías soñado, a veces no es amor, o ¿si...