Capítulo 35: Nueva York

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Luca

Acabo de llegar a Nueva York. Estoy bastante perdido, es una ciudad en la que no he estado nunca.

Es muy grande, mucha gente, muchos coches y todos van muy acelerados a todas partes. Y pensaba que nosotros íbamos corriendo. Esto es exagerado. Me estoy agobiando. No sé ni por dónde empezar a buscar. Bueno, sí lo sé, pero me da miedo enfrentarme a la mujer que me abandonó sin darme ningún motivo hace dos años. Tengo claro que tuvo un motivo de peso y no le tengo rencor. O al menos eso creo.

Sé que ha rehecho su vida con Chris, o eso dicen las revistas. Pero no quiero creérmelo. He buscado en internet el nombre de la galería donde ella trabaja. Y aún con la maleta en la mano estoy enfrente parado como un estúpido.

¿Y si no está? ¿Y si no quiere verme? ¿Y si se ha olvidado de mí? ¿Y si no me quiere? ¿Qué hará si me ve?

Dios, tengo que dejar de pensar todo esto. Necesito pensar que cuando me vea al menos podré hablar con ella.

La puerta se abre y veo a Chris salir con un carro de bebé. Hay un niño moreno sentado en él. Es su hijo. De ella. Dana sale detrás, aprovecha para abrochar el abrigo del niño y lo besa. El niño parece más grande de lo que pensaba. Ella se gira y abraza a Chris. Se refugia en él. No es un abrazo de amigos, ni un abrazo de luego te veo.

No. Es un abrazo de sujétame y no me sueltes. Chris se separa y besa a Dana en los labios. Es un beso de amor. No es un beso como los que ella se daba conmigo por las mañanas al verme desayunando. No quiero seguir mirando, pero no puedo parar de hacerlo. Ella está viva, con otro hombre que le da todo lo que debería darle yo.

Aless, ¡Joder! Aless. Él sale también del edificio, los mira, sonríe y agarra el carro del bebé. Entonces Chris se separa de Dana, le da un leve azote en el culo y ella se pierde en el interior de la galería.

Mi hermano y Chris se van caminando lentamente. Y yo me quedo parado frente a la galería sin hacer nada. No soy capaz de entrar y mirarla.

Pasa lo que me parece una eternidad. Sigo sentado en un banco en la acera de enfrente cuando se abre la puerta y la veo. Está espectacular. Lleva una falda de tubo y un abrigo. Unos tacones que le hacen unas piernas de infarto. Su pelo rojo está suelto y con el viento le tapa la cara. Se lo coloca detrás de las orejas y se mete en un coche que hay aparcado. Imagino que es el suyo.

Estaba decidido a hablar con ella. No cuesta tanto ¿no?, Te levantas, te acercas y la saludas.

Pero no sé por qué no he sido capaz. Me he quedado sentado en este banco. Con la maleta al lado de mí. Su coche arranca y se va.

Y yo me quedo. Debería pensar buscar un sitio donde quedarme a dormir. Llamaría a Aless para que me recomiende algún lugar, pero no quiero que ella sepa que estoy aquí. Mañana volveré, entraré en la galería y hablaremos. Me tiene que explicar qué significa todo esto.

Llega el día siguiente y decido esperar en una cafetería en la tercera planta de un edificio justo al lado de la galería. La ventana donde está mi mesa da a un callejón estrecho y justo enfrente tengo la ventana de su despacho. Puedo ver todo su interior con total claridad. Puedo ver cómo está en su ordenador, como se sirve un café, como atiende a un cliente.

De repente entra Chris, le da un beso en los labios y se sienta frente a ella. Llevan un rato hablando y ella se levanta. Se sienta en su regazo y ríen. Él la rodea con su brazo su cintura y le abre lentamente la camisa. Ella está de espaldas y la deja caer, observo su piel, ni siquiera se han molestado en cerrar la persiana y cualquiera podría verlos.

Yo los veo, es tan preciosa cómo siempre. Veo como él la levanta y la sienta sobre su escritorio. Los veo de perfil y observo la cara de Dana, hoy lleva el pelo recogido, sus pecas están tal y como las recordaba. Chris levanta con sus manos la falda y la enrolla en su cintura, puedo ver las piernas de Dana y como le sonríe. Le... sonríe.

Un amor diferente. (Serie Amor Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora