Capítulo 32: El despertar

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Luca

Tengo una resaca de muerte. Llevo 3 días encerrado en este bungalow en la sierra de Madrid. No puedo dejar de pensar en Dana, en lo que hemos vivido y no quiero creer que está muerta.

Estoy bebiendo como nunca. No quiero olvidarla jamás y a la vez quiero que el dolor de su muerte no se vaya, pero soy consciente de que no se quedará.

Hace dos días localicé a Raúl, y hablé con él. Me dijo que no quería hablar conmigo, que su familia debía pasar el luto. Y que sintiéndolo mucho sus padres no querían verme. Pensaban que yo había tenido la culpa de lo que pasó. Y en parte tienen razón.

Tres días en los que no he hablado con nadie. Ellos vivirán su duelo a su manera y yo lo viviré a la mía. Dana jamás saldrá de mi corazón. Jamás podré amar a nadie como la he amado a ella. Mi abuelo tenía razón, ella era para mí. Pero duró poco. Lo que si debo hacer ahora es averiguar qué tiene que ver Laura con todo esto y qué ha pasado.

He descubierto que alguien me está vigilando, constantemente. Así que debo andar con cuidado. No he elegido este lugar al azar, sino que es un sitio donde la cobertura brilla por su ausencia y he quedado aquí con la teniente Blanca Cruz, ella llevará mi caso. He traído todo lo que tengo.

Ella me orientará para llegar al final de este asunto y saber si la verdadera responsable es Laura o no. No quiero juzgar a nadie sin saber la verdad.

Llaman a la puerta. Abro y enfoco la mirada un poco, aún estoy algo borracho.

— Buenos días.

La teniente es una mujer muy atractiva. Rubia, 180 cm por lo menos y en buena forma física. Si tuviese que enfrentarme a ella, perdería. Seguro.

— Teniente ¿seguro que nadie la ha seguido? ¿No la han visto entrar aquí? —me asomo a la puerta y miro a derecha e izquierda.

En realidad, no veo una mierda. Pero parece que mi cerebro se queda más tranquilo.

Le muestro todo lo que tengo, el vídeo de Dana, la foto de Laura que he conseguido de las cámaras del club de esa noche en la que se la ve vestida igual que Dana. Nuestra foto de esa noche, que Chris nos hizo en la puerta de la limusina. Los análisis del hospital. Ella me dice que no es suficiente, pero qué hará lo que esté en su mano.

Lo negativo de todo esto es que tengo que actuar con normalidad con Laura. Y cada vez me da más asco. No sé si seré capaz. Pero vengaré la muerte de Dana, aunque para ello ponga en peligro la mía.

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TRES DÍAS ATRÁS

Chris

Estoy desesperado. El doctor salió hace un buen rato, me dijo muchas cosas. Cosas que me han dejado demasiado tocado. Tocado y hundido. Creo que no debí decirle a Luca que Dana estaba muerta. Pero se lo diré más adelante. Por lo visto, le han drogado y me imagino que a Dana también. Pero, cuando le vi, me puse nervioso, no tenía noticias de ella y estaba realmente mal.

Quizá sobreviva, pero... pero no será la misma. Creo que algo en ella va a morir cuando despierte.

Pi.
Pi.
Pi.
Pi.
Pi.
Pi.
Este sonido ya parece parte de mí. Sólo espero que Dana despierte. Que regrese a mí.

Dana

Pi.
Pi.
Pi.

Mi cabeza va a explotar, la boca la tengo seca y pastosa. Intento abrir los ojos y no puedo.

Pi.
Pi.
Pi.

¿Qué mierda de ruido es ese? ¿Dónde estoy? Se oyen ruidos fuera. No distingo lo que es. Abro los ojos y una luz blanca me ciega los ojos. Me quejo y los vuelvo a cerrar. Alguien coge mi mano y aprieta con fuerza.

Un amor diferente. (Serie Amor Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora