Abro un poco las piernas y veo que Raine está dormida, me abro más y le señalo el baño. Entro y poco después entra el escolta, es guapo, un poco moreno y con ojos grises.
- Perdone señorita, se que me vio mirándole el pecho- se disculpa avergonzado- Solo le pido que me perdone.
- ¿Terminaste?- pregunto seria.
- Sí, ¿pero me perdonará?- pregunta y veo cómo su erección sobresale del pantalón.
- Te perdono si jugamos a un juego- me acerco a él y le pongo la mano contra el bulto.
Todos mis trabajadores firman contratos de confidencialidad y pasan pruebas a lo cincuenta sombras de Grey. Los que están a mi alrededor, escoltas y empleados pasan pruebas más difíciles ya que no todos entran, solo los necesarios, para estar más cómoda y segura.
-¿En qué le puedo ayudar?- Tartamudea. Me encantan los chicos inocentes porque puedo quitarles la inocencia.
- Es que estoy muy frustrada, ¿sabes?.- susurro contra su oído, mientras sigo frotando.
-¿Por qué, señorita?- sigue tartamudeando y me causa gracia.
- Sabía que me estabas mirando, y eso me puso mucho- sigo contra su oreja- ¿Quieres complacer a tu Ama?.
- Sí, Ama- se le escapa un jadeo. Me encanta este juego, un nuevo sumiso para mí.
-Bien- susurro quitando la mano de su pantalón.
Abro un cajón del lavadero y saco una pelota de plástico con cintas a su lado para amarrarlo en la boca, saco cuerdas y una cinta para sus ojos.
- Confía en tu ama- asiente y dejo todo en el lavamanos, aún faltan horas para aterrizar, así que aprovecharé hasta llegar a casa- Siéntate, sumiso.
- Sí, Ama- me mira y se sienta en el váter.
Le doy un golpe en la cara.
-Nunca me mires a la cara- asiente y obedece.
El baño es grande, así que puedo moverme con facilidad. Me separo y alcanzo la cinta para cubrir los ojos.
- Levanta la cara- la levanta, pero sigue mirando el suelo- Muy bien, sumiso.
Le acaricio la cabeza y me aparto de él para quitarme la ropa, dejando la cinta detrás de él para usarla luego.
- Mírame- obedece y dejo todo: el tanga, el top y el short.
Está mirandome como si fuera irreal. Sé lo que le causo a los demás, sobre todo al sexo opuesto, soy difícil de olvidar.
- Quítate la ropa- me acerco a él y cojo la cuerda, mientras veo como se quita la ropa, se da prisa, pero es torpe a la hora de desabrocharse los botones. Cuando termina, se deja su ropa interior.
-Todo- repito acercándome.
- Sí, Ama.
Me acerco desnuda y amarro sus manos con la cuerda. Cojo también la pelota de plástico y se la pongo en la boca, sujetándola alrededor de su cabeza con una cinta para que no se le escape de la boca.
Me alejo hacia la bañera y alzo un pie, chupo dos dedos de mi mano, y hago un camino lento hacia mi coño. Veo como se tensa, y su erección se alza potente. Tiene un buen tamaño, pero el de mis sumisos está mejor.
Acaricio mi clítoris y siento la humedad en mi entrepierna, meto los dedos de una vez y arqueo levemente la espalda, su erección está en su mejor punto, parece que va a explotar.
- ¿Quieres entrar en mi? - pregunto y asiente. Me acerco más a él y tiene una vista perfecta de mi coño abierto siendo masturbado.
No le doy la dicha de penetrarme, yo sigo entrando y saliendo mientras veo su punta cubierta de semen preseminal, sonrío para mis adentros.
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MISIÓN KEINOX
RomanceHera. ¿La reina de todos los dioses o la reina de la muerte?. Calculadora, sensual y si te descuidas te llega robar hasta el alma. Son cuatro Hermanas destinadas para que una de ellas sea la reina de la mafia y ese poder es para Hera, sin embargo, ¿...