Me separo de él y me voy. Salgo de la central andando rápido, solo quiero gritar y acabar lo que tenía pensado.
Abro la puerta de piloto de mi coche, me siento, pero veo a Nathaniel venir hasta el coche.
- Estás alterada, déjame conducir a mí- suspiro.
-Dejame en paz- pido arrancando el coche.
-Si no te cambias de asiento te seguiré con mi coche y te pondré una indemnización por desacato al general- podría alegar de que me importa una mierda, pero estar con él me tranquiliza
No hablamos durante el camino, necesito explotar en algún lugar, dónde pueda matar. Estoy nerviosa y no paro de mover mi pie de arriba abajo. Todo surge en mi cabeza, me estoy destruyendo a mí misma.
Los pensamientos no paran, la presión en mi pecho y el nudo en mi garganta, las amenazas, el estrés, las muertes y si la superstición o la mierda de leyenda es cierta. Todo se debate en mi cabeza.
Me lleva a su casa, subimos a su penthouse y nada más entrar en la casa, me derrumbo. Estoy cansada, no quiero matar y tampoco que maten a Raine y madre es capaz, si se hace una promesa la cumple hasta el final.
Caigo al suelo de rodillas y las lágrimas empiezan a caer por mis mejillas. No puedo más, esto me supera, no puedo seguir haciendo esto sola.
Matar me pasa factura de la peor forma y aparentar que soy fuerte, cuando lo único que quiero es estar en paz y ser feliz me supera.
No he llorado durante años, no sé cómo se sentía, Nathaniel me abraza de rodillas. Escondo mi cara en su cuello y él me acaricia el pelo.
Tanto dolor para ser feliz y lo que consigo es tener más secretos. Mis lágrimas mojan el cuello de Nathaniel y pruebo mis propias lágrimas.
No paro de llorar, me reconforta el hecho de haber explotado y no causar daño. Nathaniel me abraza, mientras yo gimoteo y lloro.
Mi nariz arde y mis ojos me duelen. Estoy demostrando que hasta las reinas lloran, que hasta ellas tienen a veces quiebres en sus perfectas vidas, hasta las diosas caen.
- Debí matarla- digo después de minutos llorando- Me lo negaste y ahora matará a Raine y mis hermanas- le recrimino entre hipidos y lágrimas.
- Si la hubieras matado, te hubieran quedado remordimientos. Lo mejor es dejarlo a la ley- me susurra- Hera, ¿que te hicieron?- me pregunta preocupado.
- ¡Joder soy una desgraciada que pensaba que podría ser feliz!. ¡Nathaniel, estoy rota!- grito sin parar mi llanto- Me rompieron.
- Dime qué te hicieron, ¿Qué es lo que no debo saber?- me separo de él y miro al suelo causando que mi pelo caiga delante y me tape la cara.
- Joder- mascullo- Me... violaron- lloro más fuerte- Lo hicieron durante horas. Es normal que te dé asco- mis lágrimas caen al suelo- Yo no me puedo ni ver en el espejo, evito que me toquen cuando estoy débil. Me odio, me intenté suicidar muchas veces después de eso, me autolesionaba. Llegaron las torturas y los abusos. Mate a gente inocente- no paro el llanto y mis labios tiemblan, me tiembla cada músculo de mi cuerpo- Me sacrifiqué por mis hermanas, para que solo me lo hicieran a mí. Maté a personas que no me hicieron nada.
- Pero no porque quisieras- contesta él- Además, no me das asco. Joder, te amo como a nadie. Daría mi vida por ti.
- Mi cuenta está en rojo y me sobrepasa. Ahora él estará desprotegido- digo, mis lágrimas caen y dejo en mi cara una débil sonrisa- Porque sí, general estoy embarazada- él está sorprendido y yo tengo miedo de su reacción- Te dije que usáramos condón.
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MISIÓN KEINOX
RomanceHera. ¿La reina de todos los dioses o la reina de la muerte?. Calculadora, sensual y si te descuidas te llega robar hasta el alma. Son cuatro Hermanas destinadas para que una de ellas sea la reina de la mafia y ese poder es para Hera, sin embargo, ¿...