Capítulo 13

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Suelto una carcajada y me pongo roja.

-Voy a por más helado- se levanta Marcus.

- Yo también- le sigue Henry.

Pasan segundos en los que siento que hay alguien detrás de mí.

- Chicos, si queréis asustarme no os va a servir estar detrás de mí- hablo y cuando me giro veo que no es Marcus, ni Henry- ¿Qué haces aquí, Nathaniel?- pregunto un poco sorprendida.

- Esperaba que me recibieras mejor, ya que no fui yo el que se fue de tu casa como si hubiera visto un fantasma- se sienta en el columpio de al lado.

- Supéralo- digo con una sonrisa. No pensaba que vendría hasta aquí. Otro cualquiera hubiera pasado de mí y me hubiera dejado.

- Bueno, yo lo superaré si tú no lo vuelves a hacer- no contradigo nada, ni le afirmo ni le niego, si hay otro problema con Raine tendré que ir.

- ¿Cómo sabías que estaba aquí?- le pregunto.

- Me lo han dicho Marcus y Henry- responde con una sonrisa.

Malditos entrometidos.

- Bueno, ahora vuelvo, los mato y vuelvo- me levanto del columpio. Él sonríe y es una sonrisa simple, pero que a mi me transmite muchas cosas.

Me coge la mano y entramos juntos a la casa. No esperaba que me cogiera de la mano, pero tampoco lo quitaré.

Los chicos están en la cocina bebiendo vino y a mi me da un dolor agudo en la pierna. Se me había olvidado la herida y no quiero ser la que estropee el momento de amigos con llevarme al hospital, así que me callo y voy hacia ellos.

- ¿Así que con la pregunta de qué tenía con Nathaniel era para traerlo?- le pregunto a Marcus en el oído.

- No quería equivocarme al mandarle la dirección- sonríe.

- Tenemos cartas. ¿Quién quiere jugar al poker?- pregunta Henry.

- Me da igual- respondo.

- Bueno, como le da igual, pues juguemos- se va a por cartas y yo recorro con los ojos a Nathaniel.

Lleva una camisa que le aprieta un poco. Me miro a mí y yo llevo un pantalón de pijama y una camiseta ancha que me prestó la abuela de Henry.

- ¿Estáis saliendo? ¿O sois como follamigos?- pregunta Henry y estoy a punto de clavarle un cuchillo de la cocina.

- Más bien lo segundo- decimos a la vez y nos miramos.

- Jamás estaría con uno así, ni de chiste- me burlo.

- Ni yo con una mandona- me hago la ofendida y miro a Marcus.

- ¿Cuando he sido yo una mandona?- les pregunto a los dos.

- No sé, muchas veces en los entrenamientos- Responde Marcus y Henry lo reitera moviendo la cabeza afirmando, trayendo las cartas.

Nos la pasamos discutiendo por las cartas, también por quién ha ganado y hacemos apuestas absurdas, como quien hace una pirueta o quien se atreve a salir vestido de payaso por las calles. Creo que estamos todos igual de ebrios, menos Nathaniel. Yo cojo mi teléfono y hago videos.

Marcus es el más temerario haciendo retos imposibles, como subir al techo y mear, lo peor es que lo hace, cumple el reto el imbécil. Nos pasamos la noche riéndonos hasta que son las seis y nos vamos todos a dormir.

- Tu habitación- me indica Henry con copas de más.

La de Nathaniel está al frente de la mía, pero no dormiremos juntos. Entro al baño que hay en la habitación y veo la herida que me hicieron en la pelea. Tiene mal aspecto, pero me la vuelvo a tapar con la estúpida excusa de "ojos que no ven, dolor que no sientes" sin embargo, el refrán no es así y lo he cambiado un poquito.

MISIÓN KEINOXDonde viven las historias. Descúbrelo ahora