- Esto es una mierda- espeta Nathaniel- No tenemos nada con qué meterle en la cárcel y ganar prestigio- tira una piedra al agua y mira el puente.
- No estés tan seguro- saco lo que encontré en la moqueta en la que registraba antes de que entraran- No sé si es lo que estamos buscando- me pongo en pie.
Se lo doy y lo empieza a leer, de la nada forma una pequeña sonrisa y se acerca a mí a paso firme, me agarra del cuello y me besa.
Y como besa, succionando, hasta con suaves mordidas. Yo me quedo en shock, ya que también está Henry y me mira incómodo.
Me separo de él y me mira un poco confundido, yo cojo al perro y me vuelvo a sentar en el suelo.
- No me puedes besar, sabes que tengo novio- le miro desde abajo.
- Claro y hasta ahora me rehusas- coge el plástico con los documentos y andando se aleja de nosotros.
Yo no digo nada, luego se va Henry y por último se me acerca Marcus y me tiende la mano para levantarme.
- No me voy a meter- aclara cuando me levanto.
Seguimos el camino que han cogido ellos, sin hablar. Me siento un poco mal, creo que fui un poco brusca, pero era necesario.
Llegamos a una carretera vacía y no paramos de andar hasta las afueras de la ciudad. Esto es una mierda, una real mierda.
Cuando llegamos yo me separo para robar un coche sin que nadie se dé cuenta. Estoy realmente cansada. No esperaba que tardaramos mucho en esta misión, el perrito sin embargo no se despega de mí ni un segundo.
Cojo un pequeño monovolumen blanco y me lo llevo. Llego hasta donde están ellos y solo suben Henry y Marcus, porque al parecer a mi general le apetece andar, yo no voy a ser quien le discuta eso.
Dejo a cada uno en sus casas, menos a Marcus que me pide que le deje con Henry. Son las siete de la tarde y mañana los que estábamos en la misión tenemos un día para recuperarnos.
Llego a casa y solo está Raine en el sofá dormida. Apago la televisión y le echo una manta encima de ella para que no tenga frío, luego le doy un poco de comida al perrito sin nombre.
Voy al baño para intentar relajarme en la bañera, pero todo lo que me ha pasado con Nathaniel me deja pensando.
La misión no me queda grande, podría acabarla mañana mismo; sin embargo, yo no quiero eso. No quiero, porque significaría dejar todo atrás, y es la primera vez que me siento bien, llena, confiada. Lo que siento por Nathaniel me confunde, no sé si es afecto o amor, y tengo miedo de la respuesta.
Me encojo en la bañera, estoy muy cansada y algo me arrastra a la realidad, puede ser padre y madre que me dicen que algún día tendré que irme y ejercer de heredera. Volver a matar, mentir, y volver a los castigos y los golpes, me siento mal, cansada y sin ganas de vivir.
Solo quiero que Raine no pase por todo lo que pasé. Solo quiero un respiro de paz, en un sitio donde nadie me señale, que nadie me mire mal, y que nadie sea forzado a tenerme respeto, solo por ser la próxima heredera de la mafia.
Soy fuerte, muy fuerte, pero hay veces en las que hasta las más fuertes caen en llanto. Hace muchos años que no lloro por más golpes que me dieran, nunca lloraba. Bella dice que es malo reprimir el llanto porque solo retrasamos lo inevitable, yo por ejemplo soy el peor ejemplo para Raine.
Salgo del baño y me pongo algo de ropa, exactamente un camisón rojo. Salgo de mi habitación y me voy a la cocina, ya que prácticamente no he comido nada durante todo el día.
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MISIÓN KEINOX
RomanceHera. ¿La reina de todos los dioses o la reina de la muerte?. Calculadora, sensual y si te descuidas te llega robar hasta el alma. Son cuatro Hermanas destinadas para que una de ellas sea la reina de la mafia y ese poder es para Hera, sin embargo, ¿...