Un libro y un dibujo

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POV ALBA:

Ese día me desperté feliz, había una sonrisa perenne en mi cara que no se podía desdibujar, aunque físicamente estaba para el arrastre, ya que apenas había dormido y tenía unas ojeras que señalaban la noche que había pasado junto a Natalia, pero mi cuerpo se sentía lleno de energía, me sentía pletórica. Me aseé pacientemente, me vestí y salí de mi habitación en busca de mi madre por si necesitaba ayuda con las tareas de casa.

"¡Cariño! Buenos días ¿como has dormido?" - se acercó a mi para darme un beso en la frente y yo sonreí con ternura.

"Bien"

"Estás ojerosa" - me cogió las mejillas y acarició la parte baja de mi ojos con mirada de preocupación.

"Lo se, me desvelé a la madrugada y aproveché para leer" - le sonreí quitándole importancia para que dejara la preocupación a un lado.

"Hola bellas damas" - entonces llegó Noemí irrumpiendo por la puerta de la cocina con esa alegría que siempre desprendía.

"Buenos días Noemí" - contestamos las dos a la vez con un par de sonrisas amables en el rostro.

"¿Listas para el desayuno?" - Noemí se puso el delantal y se metió entre los fogones.

"Por supuesto ¿quien no esta listo para meterse a la boca una de sus tostadas?" - dije con el mismo tono cariñoso que siempre ella nos dedicaba.

"Os como, al final os voy a adoptar a vosotras también, como a mis otras dos niñas"

"Bueno usted y yo podemos ser hermanas, no creo que tengamos edades muy dispares" - mi madre se rió contagiándole la risa a Noemí y en ese preciso momento Olivia entró corriendo por las puertas de la cocina y pude apreciar la voz de Natalia tras ella regañándola. Sonreí.

"Oli te he dicho mil veces que no entres en la cocina corriendo, que te puedes.... oh vaya, buenos días, menuda congregación tenéis aquí montada" - Olivia saltó a mis brazos como si fuera un monito para darme los buenos días y yo la recogí llenándole la cara de besos.

"Te estábamos criticando" - dijo Noemí haciéndonos reír a todas.

"¿Y que decíais?" - Natalia se acercó a nosotras, le dio un beso a Noemí en la mejilla y se sentó en uno de los taburetes de la cocina.

"Que eres una muy mala jefa ¿verdad chicas?"

"Desde luego" - fui la única que se unió a la broma de Noemí, y la miré sonriéndole malvadamente. Gesto que me devolvió.

"Alba vamos a hacer tareas, vamos a dejar a Natalia y a Olivia que desayunen tranquilamente, nosotras lo hacemos luego" - mi madre me hizo un gesto con la cabeza para que la siguiera, pero la voz de Natalia nos frenó a ambas.

"¡No no! Rafaela, siéntense con nosotras a desayunar, no se empiezan las tareas con el estómago vacío" - sonrió.

"¿Segura mi señora?" - dijo mi madre cautelosa.

"Segurísima, si aquí cabemos todas"

"Gracias mi señora" - hicimos caso a Natalia y nos sentamos en la mesa de la cocina a esperas de que Noemí sirviera el desayuno. Y poco tardó en servirnos, y pronto estuvimos todas comiendo con gusto.

"Alba, tiene mala cara ¿esta usted bien?" - Natalia llamó mi atención preguntando con el ceño fruncido.

"Eeeeh... Si, anoche no descansé muy bien mi señora, pero me encuentro genial, gracias por preguntar" - sonreí amablemente antes de darle un buche a mi café.

"¿Le ha pasado algo para que no pudiera dormir?" - sonrió ligeramente alzando una de sus comisuras.

"No, me desvelé sin más, pero gracias a eso pude devorar un gran libro, se lo recomiendo a usted" - sonreí esta vez con más picardía.

Amar entre cuatro paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora