La Rafi

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POV ALBA:

A la mañana siguiente ya si que no tuve escapatoria posible, Natalia se había ido de casa para llevar a la pequeña al colegio y como todas las mañanas fui a ayudar a mi madre en las tareas de casa. Al principio no sacó el tema, por lo que pensé que podría habérsele olvidado, pero estábamos hablando de mi madre y eso era un hecho imposible, así que mientras ambas nos pusimos a coser en la sala de estar salió de su boca lo que ya estaba tardando en salir.

"Alba hija, el otro dia... en la biblioteca... ¿no leíais verdad?" - suspiré.

"Claro que leíamos" - no nos mirábamos, ninguna de las dos despegaba los ojos de la tela.

"Ella llevaba el pintalabios hecho un cristo, se lo dije porque me iba a explotar la vena del cuello si no lo hacía, pero al menos pude comportarme sin decir que tu llevabas parte de ese pintalabios en la boca" - dejé de coser pero no alcé la mirada, no quise ni moverme - "hija respira, anda cuéntaselo a tu madre"

"No hay nada que contar madre, la besé pero ella se apartó, me salió mal la jugada" - volví a iniciar mis movimientos de costura intentando disimular mi nerviosismo.

"Pues por las sonrisas qué llevabais ambas al salir no hubiese dicho lo mismo"

"Madre ¿por que no deja de cotillear en mis cosas y se centra en lo suyo? Siempre está pendiente de todo"

"Hija no tengo nada más que hacer, esto es como una novela y tengo que seguir el caso, no tengo más nada que me distraiga, vamos no seas tan dura conmigo" - noté que ella ya había dejado de coser y me miraba fijamente. Suspiré, solté la tela y me tapé la cara con frustración.

"Madre lo siento, es que estoy un poco asustada con todo esto" - al final decidí soltar un poquito de peso con ella, necesitaba una opinión externa que no estuviera enturbiada por el amor que sentíamos. Necesitaba el consejo de mi madre.

"¿Asustada por que?¿Por mi?" - ella abrió los ojos con temor.

"No, porque jamás me había pasado esto" - empecé a llorar y ella acercó su silla a la mía.

"¿El que mi vida? Cuéntame" - me desahogué con mi madre y le conté todo, desde el primer beso hasta la conversación que tuvimos anoche, le conté cómo me sentía, mis miedos, mis inseguridades... todo. Y mi madre, como buena madre que siempre había sido, me entendió, me aconsejó y me planteó una realidad no muy distinta a la que me había planteado Natalia la noche anterior, infundiéndome así un poco más de seguridad y valentía para afrontar mis sentimientos.

"Por favor madre, Natalia no puede saber que usted lo sabe, tiene que disimular y actuar delante de ella como lo ha estado haciendo hasta ahora" - le dije temerosa.

"Esta bien hija, yo soy una tumba"

..............

A raíz de esa conversación pude respirar mejor durante todo el día, parecía que la charla con mi madre había instaurado en mí la tranquilidad que necesitaba. Aunque las ganas de ver a Natalia me estaban matando por dentro. No sabía donde estaba, había salido a llevar a la niña hacía bastantes horas y aún no había vuelto, y mis ganas de besarla iban en aumento.

Mi madre últimamente tenía pocas tareas que hacer, iba manteniendo la hacienda bastante bien todos los días y tan solo con que le diera un repaso diario volvía a estar todo como los chorros del oro, se sabía administrar bastante bien el trabajo para no cargarse tanto, así que pensándolo bien salí a ayudar al jardinero, que ese día había venido a cortar el césped, a podar los árboles y a regar las flores.

"Hola Famous, ¿puedo ayudarte en algo?" - salí de casa con una energía desmedida y con una sonrisa en el rostro.

"Hola señorita Reche, pues si usted quiere yo encantado" - sonrió amablemente mostrando su dentadura blanca y me aproximé a él.

Amar entre cuatro paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora