¿Casado?

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POV NATALIA:

Me desperté esa mañana sin ánimos de levantarme, pero pensé en Olivia de nuevo y su imagen me impulsó de la cama sin apenas dudar un segundo, me aseé y salí de la habitación como antes hacía para ir a despertarla a ella. La llevé al colegio por primera vez desde que vivía en esta nueva situación y volví a casa para ir directamente a la cocina, tan solo tenía ganas de estar con Noemí, no me apetecía ver a nadie más.

"Hola cariño" - dijo Noemí al verme entrar por las puertas.

"Hola Noemí" - sonreí apática y me senté en el taburete de siempre.

"Ven" - la miré extrañada - "ven aquí" - me acerqué hasta los fogones y ella rápidamente me cogió la mano, la miré extrañada por su comportamiento pero en seguida noté un papel entre nuestras manos, miré hacia abajo confirmando lo que había notado y volví a mirarla esperanzada, ella tan solo me sonrió.

"Guárdela, que nadie la vea leyéndola" - me dijo en un susurro.

"Si" - la guardé rápidamente en mi falda y me senté de nuevo con ella para conversar, como acostumbraba a hacer. Pasamos la mañana bastante entretenidas las dos, la ayudé a picar comida y mantuvimos conversaciones la mar de agradables, comimos las dos juntas y sin apenas darme cuenta llegó la hora de ir a recoger a mi pequeña al colegio, y yo estaba deseando que llegara ese momento. En cuanto ella me vio frente a su escuela se lanzó sobre mis brazos con una sonrisa imborrable que le duró todo el camino. Al llegar a casa nos sentamos juntas en la biblioteca para hacer los deberes y mientras ella estaba concentrada en hacerlos correctamente aproveché para coger la carta de mi falda y leerla de una vez, llevaba todo el día con los nervios a flor de piel por saber lo que decía y no veía el momento de poder hacerlo. Desdoblé la hoja de papel con el pulso tembloroso y me la llevé a la nariz aspirando su olor, tan solo olía a papel, pero al saber que lo había tenido ella entre sus manos se me antojó el mejor olor del mundo y me llenó el pecho de calor. Aguanté una lágrima que estaba a punto de caer y empecé a leer.

"Hola mi amor.
Soy yo, tu niñera preferida..."

A medida que iba leyendo mis ojos se iban encharcando cada vez más enturbiando las letras, hasta que al final no pude controlar las lágrimas en mis ojos y empezaron a caer desbordadas por mis mejillas llamando la atención de mi pequeña.

"Mami, ¿por que lloras?" - dijo levantando la mirada del papel.

"Por nada cielo, sigue con tus deberes" - me sequé las mejillas con las mangas de mi vestido y pude ver que ella no me quitaba la mirada de encima.

"¿Que lees?" - suspiré planteándome si decirle la verdad a mi hija, y al final actué en consecuencia de lo que dictaba mi corazón.

"¿Tu me sabrías guardar un secreto Oli?" - la miré atentamente analizando su expresión.

"Si" - ella asintió fervientemente.

"Pero tienes que prometerme que esto solo va a quedar entre tu y yo" - dije bajando la voz para hacerle entender la importancia de la situación.

"Vale si, será nuestro secreto" - se puso el dedito en sus labios simbolizando el silencio y sentí tanta ternura en mi pecho que quise llorar.

"Bien, estoy leyendo una carta de Alba" - la miré atentamente.

"¿De nuestra Albi?" - abrió los ojos con gran ilusión.

"Si mi amor" - sonreí al ver su reacción.

"¿Se ha puesto buena su abuelita?" - hablaba en susurros para que nadie pudiese escuchar nuestra conversación, y yo me la quise comer a besos.

"No cariño, aún no, pero nos envía muchos besos a las dos"

Amar entre cuatro paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora