La llamada

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5 meses después:

POV ALBA:

Esa mañana del 5 de Junio del año 2000 me desperté sin tener ni idea de que ese iba a ser el peor día de mi vida. Me incorporé en la cama temprano por culpa de mi reloj biológico, me tomé mis pastillas como cada mañana y salí a la cocina a desayunar. Estaba tomándome tranquilamente la última rebanada de pan hablando con Tere cuando de repente sonó el teléfono.

"¿Señora Reche?" - una voz femenina me llamó tras el auricular haciéndome fruncir el ceño.

"Si, soy yo"

"Le llamo de la residencia San Juan, se trata de su mujer....." - en ese momento dejé de escuchar lo que tuviera que decirme esa voz, empecé a ver negro por todas partes y me apareció un pitido en los oídos que sustituyó cualquier sonido que hubiera a mi alrededor. Intenté controlar esas sensaciones para evitar desmayarme y ni siquiera sé cómo lo logré, pero pude hacerlo. Sin saber absolutamente nada de lo que le había pasado a mi mujer colgué el teléfono y fui a despertar a mi nieta, que esa noche se había quedado a dormir en casa para hacerme compañía. En menos de media hora ya me encontraba en la residencia. Fui corriendo en busca de la habitación de Natalia y entré apresurada en ella, y para mi suerte ahí estaba ella, aunque sedada, completamente dormida. Su cuerpo largo y delgado se marcaba bajo las sábanas, sus manitas arrugadas estaban plegadas sobre su barriga y su pecho subía y bajaba al ritmo de la respiración. Me acerqué corriendo a su lado y le cogí la mano.

"Abuela, voy a llamar a mamá y voy a hablar con el médico ¿si?" - dijo mi nieta al cerciorarse de que Natalia estaba bien.

"Si cariño" - dije sin despegar la mirada de mi mujer. Al poco tiempo entraron mi hija y mi nieta por la puerta, y en cuanto las miré vi cono Olivia parecía tener la cara desencajada.

"Madre" - se acercó a mí y me besó la coronilla a causa de la diferencia de altura.

"Hola cielo, que ha dicho el médico" - Olivia me miró, me dio la mano y no pudo contener las lágrimas.

"Tenemos que ser fuertes"

"No, dime que no es verdad, ¿cuanto tiempo?" - dije empezando a sentir una presión más que desagradable en el pecho.

"Horas"

"¡NOOO!" - me tendí sobre el cuerpo de Natalia y me aferré a ella entre lágrimas y gritos desesperados.

"Abuela, abuela cálmate, sabes que cuando te pasa esto te desmayas, intenta respirar por favor, tranquila" - mi nieta me sostuvo entre sus brazos y descargué mis lágrimas en su pecho. Pasamos todo el día junto a ella, nos estuvimos contando anécdotas y estuvimos recordando momentos vividos juntas, con los que reímos y lloramos. Sabía que ella nos escuchaba, sabía que participaba en nuestra conversación a su manera, y sabía perfectamente que lo estaba recordando todo. Sus pulsaciones subían y bajaban con cada risa que nos daba, sus lágrimas resbalaban por su mejilla con cada llanto. Hasta que se escuchó un pitido y los latidos en el monitor se convirtieron en una línea continua, entonces me di cuenta de lo que eso significaba, me di cuenta de que Natalia ya no estaba con nosotras, y tras el grito de desesperación que escuché salir de mi propia garganta no recuerdo nada más.

Me desperté a los minutos completamente deshecha y con dolor en todas partes, mi Nat, mi amor ya no estaba conmigo, mi vida entera, mi todo... Sentía que me pesaba el mundo sobre mí, sentía que no tendría que haber despertado de ese desmayo, tan solo quería irme con ella donde fuera que estuviera. Pero vi cómo mi hija y mi nieta intentaban recomponerme deshechas en lágrimas, tenía que ser fuerte. Pasaron las horas y con ellas pasó el velatorio, los pésames de absolutamente todo el mundo, las conversaciones por cortesía con las personas que nos conocían, los abrazos, los llantos... todo pasó y al final tan solo quedó el silencio de mi cama, esa cama que compartí tantos años con mi mujer, esa cama que si cerraba los ojos y me lo imaginaba aún olía a ella, esa cama que tantos momentos buenos nos había brindado a ambas. Me acosté en ella mirando la fotografía que había de Natalia en mi mesita de noche y le hablé.

Amar entre cuatro paredesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora