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En el pequeño transcurso que tuvo Namjoon, las gotas que empezaban a caer de a poco, dio paso a una gran lluvia, mojándolo al instante pero sin quitarle las tercas ganas de llamar a su abuela.

Así que como pudo, marcó el número móvil de aquella preciada mujer. Esperando ansiosamente que pudiera contestarle.

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Un buen grupo de periodistas, entre camarógrafos y reporteros, rodeaban a la abuela del castaño.

— ¿Puede decirnos dónde está Namjoon?

— Queremos saber dónde se encuentra su nieto.

Sunmi alzó su mano derecha, pidiendo a todos los que la tenían acorralada en la puerta de su casa, que se callaran.

— No puedo responder a ninguna de sus preguntas sin antes haberle consultado a mi abogado. —habló con cierta fineza y toque de importancia.

— Señora, por favor deje de mirar series americanas y díganos dónde está Kim Namjoon.

Sunmi iba a replicar, más el timbre de su celular sonó, indicando una llamada entrante. Rápidamente lo sacó de su bolso y contestó.

— ¿Hola?

— ¡Abuela!

— ¡Namjoon! — exclamó feliz. — ¡Miren, Namjoon está al teléfono! — gritó mostrando a todos los periodistas su pequeño móvil.

— ¿Hola? ¡Abuela! ¿Abuela, puedes oírme? —gritaba Namjoon, temiendo no ser escuchado por culpa de la estruendosa lluvia. — ¡Abuela! — y finalmente se rindió, escuchando el tan fastidioso y común pitido que indicaba que la llamada había sido cortada.

— ¡Maldita isla! — se quejó el castaño con tremendas ganas de botar el celular.

Haciendo su berrinche, dio un paso en falso y se resbaló a causa del barro que se formó. No pudo evitarlo y terminó por caer, deslizándose hacía un nivel más bajo directo a un gran charco.

Namjoon pensaba que ya nada podía salir peor.

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Un tipo dormitaba vagamente, reposando su cabeza en el pequeño espacio sobrante de aquella gran mesa. Tenía a su mando varias computadoras y logró despertarse rápidamente al escuchar el tono de alarma del radar que estaba instalado en uno de los ordenadores frente a él.

Tomó el teléfono y marcó el tan conocido número para el que trabajaba.

— Señor, ya pudimos rastrear la ubicación.

Namjoon esperó a que la lluvia cesara y, cuando al fin sucedió, solo le quedó agradecer al clima, ya que en zonas cálidas como aquella isla, solía ser así

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Namjoon esperó a que la lluvia cesara y, cuando al fin sucedió, solo le quedó agradecer al clima, ya que en zonas cálidas como aquella isla, solía ser así. En un momento puede llover y en el otro puede hacer un sofocante calor.

The Wonseog  :: YoonNam ↷ ·˚ ༘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora