❝El diamante más valioso del mundo ha sido robado❞
¿Quién pudo haber sido tan sagaz de lograrlo?
⇢ Yoongi es un tipo "peligroso", el principal objetivo de la policía en toda Corea del Sur.
⇢ Namjoon es un joven pelinegro con una vida común y corrien...
Yoongi y Namjoon se pasaron todo el día en largas caminatas de un lugar hacia a otro. De vez en cuando reían y disfrutaban, observando con gran aprecio los hermosos paisajes que Praga poseía.
Si bien Yoongi le había dicho al castaño que estarían 'paseando', había otra razón, la cual era que estaba en busca del famoso hotel "Kings Court" en dónde asistiría Haru.
El rubio estaba justo al lado de Kim, ambos ahora sumidos en un cómodo silencio hacia el próximo paradero. Todo fue plenamente tranquilo, hasta que Min tomó la mano de Namjoon con cierta firmeza.
Los bellos ojitos del castaño se abrieron sorprendidos, inquiriendo con su mirada qué es lo que hacía.
— Ciertamente yo conozco más este país, no quiero que un descuido te alejes de mí o te pierdas. — Kim sonrió levemente, entre divertido y curioso.
— No soy un niño, Yoongi. — soltó risitas.
— Pero mi deber es cuidarte. — el rubio lo miró fijamente, haciendo que Namjoon hiciera lo mismo. — Pase lo que pase, necesito estar al pendiente de ti. — dijo lo último con plena sinceridad, acariciando con su pulgar el dorso de la mano del moreno.
El castaño suspiró sintiendo sus mejillas arder levemente, trató con grandeza de no mostrarse demasiado tímido. Aquellas palabras se habían sentido tanto en lo profundo de su ser que no quería hacerse alguna estúpida ilusión y no podía permitirlo, Yoongi simplemente decía eso porque ambos estaban metidos en un lío y era el rubio quien sabía manejar la situación. Sí, nada más que eso.
— Uh..., gracias. — murmuró suave.
Yoongi sonrió levemente, observando el bello perfil del más bajo. Pensando en lo que verdaderamente daría por ser una persona con una vida totalmente normal, para pasear libremente por las calles de Busan de la mano de alguien tan único y especial como solo lo era Namjoon.
Solo podía imaginarlo, no podía hacer nada más que eso.
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Cuando la noche cayó, Namjoon se encontraba recostado en el balcón, observando con total calma el trascurrir de las personas en aquella pequeña plaza central. Suspiró hondamente y decidió adentrarse a la habitación, viendo a Yoongi enfundado en un elegante traje color rojo y la cabellera muy bien peinada y sedosa, luciendo su frente a la vez que sus espesas cejas.
El castaño arqueó una ceja divertido, aceptando a la vez que Min era sumamente atractivo.
— ¿A dónde vamos? — decidió romper el silencio.
Yoongi se acomodaba la corbata de moño frente al espejo. — No iremos, sólo saldré yo. Tú te quedarás y si gustas, pides algo de servicio a la habitación. — acomodó el reloj de su muñeca. — Creo que el sushi es bueno. Yo volveré pronto. ¿De acuerdo?
— No, no estoy de acuerdo. — el castaño sonrió levemente. — Tal vez no lo sabes, pero tú me necesitas. — juntó sus manos y alzando sus dedos índices formó una pistola. — Ahora somos un equipo.
