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Totalmente exhaustos como la situación lo meritaba, Yoongi y Namjoon lograron por fin llegar a las orillas de una playa poco concurrida. Con rapidez, dejaron las maquinas acuáticas y, entrelazaron sus manos para poder correr lo mas lejos posible de ahí.

Tenían que ser precavidos.

Para Namjoon ya se había vuelto una costumbre el dormir plenamente y despertar en un lugar  totalmente diferente

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Para Namjoon ya se había vuelto una costumbre el dormir plenamente y despertar en un lugar  totalmente diferente. Lo único que había recordado es que ambos tomaron un tren con rumbo desconocido. Pero justamente ahora, abriendo de manera perezosa sus ojos, lo primero que pudo observar fue a Yoongi durmiendo tranquilamente en un sofá que estaba frente a él.

Dio un largo bostezo y de a poco fue sentándose, notando a la vez que llevaba un pijama limpio y totalmente cómodo. Su mirada volvió a detenerse en el rubio, que tenía los brazos cruzados en su pecho y la respiración calmada, muy lenta.

Namjoon suspiró sintiéndose extraño, esta vez recorrió con su vista la tan lujosa y bien cuidada habitación en el que se encontraban. Sacudió su cabello despeinándolo un poco más y se levantó por completo para dirigirse hacia el balcón.

Lentamente tomó las perillas de las puertas hechas de vidrio y con todo el tiempo del mundo fue abriéndolas. Los ojos del castaño se extendieron desmesuradamente y su linda boquita hizo una pequeña 'o' en clara muestra de sorpresa.

Soltó un vago suspiro y observó el hermoso lugar que tenía frente a él. Desde las construcciones lujosas con toque antaño, la dulce gente yendo de un lugar a otro, hasta el pulcro y celeste cielo azul, con una pileta ubicada al centro de la plaza y que tenía como decoración a un bello ángel hecho de mármol, rodeado de muchas flores coloridas.

Simplemente hermoso.

— Bienvenido a Praga. — la voz de Yoongi detrás de él, lo descolocó un poco. Mas luego sólo esbozó una pequeña sonrisa en asentimiento.

Ambos se miraron con fijeza, sin ningún signo de incomodidad de por medio. Namjoon volvió a soltar un suspiro y le sonrió de manera incrédula, no pudiendo creer en qué gran lugar se encontraban.

"Siempre soñé con conocer Praga." —pensó inevitablemente, tratando de no ponerse a saltar tal cual niño emocionado en navidad.

— No podemos quedarnos por mucho tiempo. — continuó el rubio, observando el perfil totalmente sonriente del castaño.

— ¿Sabes? Mi vida era muy simple. – sus ojos volvieron a encontrarse con los de Min. — Sólo mi abuela y yo. El banco y mi casa. Nunca imaginé la vida más allá de eso. —su mirada transmitía una sensación diferente. Ya no era un insulto o un regaño, una queja o un mal comentario, Namjoon simplemente estaba siendo sincero y Yoongi no podía estar más que complacido.— Desde que te conocí, mi vida se ha convertido en una película de acción. — sonrió levemente. — Ninguno de los dos sabe qué pasará luego. Pero ahora ya no tengo miedo, confió en ti.

Yoongi sonrió siendo contagiado por la ternura y la honestidad en las palabras del castaño.

— Hiciste realidad mis sueños. —prosiguió Namjoon. — Y tú, dime: ¿Cuál es tu sueño?

Min frunció los labios y dejó de observarlo. — Deberíamos irnos.

¿Cuál es tu algún día? — insistió.

Sintiéndose atrapado, Yoongi llevó su mirada al frente. Pensado con seriedad si era bueno contar algo sumamente intimo para él. Soltó un largo resoplido suave y colocó sus manos en el barandal, aceptando la idea de expresarse.

— Un hogar. — Namjoon lo miró de inmediato.

Las facciones del rubio se notaban relajadas, pero en su voz había cierto atisbo de tristeza y añoranza.

— Después de que todo termine — habló con lentitud. — yo, yo quiero volver a mi hogar. — sus ojos se movieron de un lado a otro incesantemente y soltó una pequeña risa cargada de tranquilidad. — Algún día. — concluyó lo último suavemente.

El castaño asintió con lentitud. — Así será. —susurró.

Ambos volvieron a mirarse directamente, sonriendo casi al mismo tiempo por la agradable manera en la que se sentían estando juntos.

— ¿Quieres recorrer algunos lugares por aquí? —preguntó Yoongi después de un par de segundos, acercándose aún más al castaño.

Los orbes de Namjoon brillaron con emoción y una sonrisa mucho más amplia hizo acto de presencia.

— No haces falta que me respondas. —habló Min. Acariciando peligrosamente la mejilla ruborizada de Namjoon para luego retirar los rebeldes mechones que sobresalían de su frente.

Kim sonrió algo cohibido, pero fueron incontables las veces en las que le agradeció al rubio por tal oportunidad.

— Es mejor no perder tiempo. —le avisó. — En el armario hay un par de conjuntos de ropa. Puedes escoger el que desees.

— ¡Gracias! — fue lo único que pudo decir Namjoon, con la felicidad al máximo y la tranquilidad inundando su corazón.

Ambos se turnaron para darse una respectiva ducha y alistándose en todo lo permitido, bajaron al primer piso del hotel para poder desayunar.

Yoongi se adelantó e inevitablemente jaló una de las sillas para cederle el asiento al castaño.

— Por favor. —habló bajito y Namjoon se sintió meramente perdido. ¿Hubo alguna buena razón para hacer aquello?

— Uh, no Yoongi, no era necesario que lo hicieras. — carraspeó levemente. Quedándose quieto frente al rubio.

— Quizás no lo era, pero de todas formas quería hacerlo. — sonrió con sinceridad.

— Pero yo, bueno... —balbuceo. — ...ya sabes, esto es para una dama. No es correcto que-

— No es necesario que seas una mujer para hacerlo. —le interrumpió, observando con fijeza el rostro de Namjoon. — Oh, vamos. No me digas que tu cabeza también está llena de estereotipos tontos.

— ¿Qué? No, claro que no. — el castaño mordió su labio inferior. Él sabía muy claramente lo que era y jamás en su vida había recibido un gesto tan dulce muy aparte de su adorada abuela.

— ¿Entonces? —incitó a que continuara. – Bueno, no hay nada de malo. No lo malinterpretes, no es mi intención hacerte sentir incómodo.

Namjoon asintió y musitó un: — Gracias.

El rubio soltó un suspiro aliviado al no haber sido rechazado. Mas no pudo evitar sentirse un verdadero estúpido.

"¡¿ Por qué hice eso?!"—se recriminó mentalmente.

Y es que Yoongi ni siquiera fue plenamente consciente de la razón de sus acciones. Sólo esperaba que Namjoon no se haga alguna idea errónea con respecto a él. Simplemente lo había sentido necesario siendo el castaño un chico verdaderamente precioso y totalmente diferente a cualquier persona que alguna vez pudo conocer.

"Pero no, maldita sea" — negó una y otra vez.

Min sabía que sólo conoció a Namjoon producto de un descuido de su particular trabajo y solamente estaba con él para poder protegerlo. No había nada más que eso.

Tomó la carta entre sus manos y trató de concentrarse en leer algo que pudiera llamarle la atención. Mientras que Namjoon observaba a lo lejos a una dulce pareja desayunando.

Suspiró hondamente. — "¿Será posible poder encontrar a alguien así?"

Cerró sus ojos un par de segundos y se obligó a no seguir pensando en aquello. Ahora sólo debía plantearse el disfrutar su estadía en Praga a pesar de las verdaderas circunstancias en las que se encontraban.

Ahora sólo debía sentirse dichoso de haber cumplido una pequeña parte de su algún día.

The Wonseog  :: YoonNam ↷ ·˚ ༘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora