❝El diamante más valioso del mundo ha sido robado❞
¿Quién pudo haber sido tan sagaz de lograrlo?
⇢ Yoongi es un tipo "peligroso", el principal objetivo de la policía en toda Corea del Sur.
⇢ Namjoon es un joven pelinegro con una vida común y corrien...
Seung se encargó de conseguir todo lo necesario para que Namjoon volviera a Corea. Para que volviera a tener la vida de antes sin ningún 'criminal' acechándolo.
Durante todo el trayecto, el castaño no podía dejar de pensar en todo lo que había sentido. En la forma que Yoongi lo miró por última vez y en cómo su cuerpo cayó en las profundas aguas.
No lo soportaba, una presión en su pecho lo hacia sentir culpable y egoísta por haber pensado en su vida y no en la del rubio.
¿Realmente iba a poder actuar como si nada hubiera pasado?
Era complicado, había sentido y vivido cosas diferentes, su vida dio un giro rotundo desde que había conocido a Yoongi y ahora no estaba seguro de poder olvidar todo aquello.
El agente de Gobierno cubrió todos sus gastos en incluso le compró prendas nuevas. Ahora se encontraba vestido con ropas gruesas y cálidas debido a la etapa de invierno que apresaba a la ciudad, dirigiéndose a paso lento hasta la que era su pequeño hogar.
Soltó un profundo suspiro y dio un par de toques a la puerta. No pasó mucho cuando fue recibido por su abuela. Lo único bueno después de toda la bruma de emociones, era poder volver a observar a la grandiosa mujer que lo había criado con amor y paciencia.
— Mi Nam... —fue el único susurro que su abuela pudo pronunciar, su rostro era todo un dilema entre la sorpresa y la emoción.
El castaño sonrió levemente y lo único que deseaba era poder ser envuelto en un largo abrazo, así que sin pensarlo más, se apegó a la mujer con necesidad, como si fuera un niño pequeño que quería cubrir todos sus miedos en una noche de tormenta.
— Nana. — murmuró, besando la tersa mejilla con adoración. La había extrañado en demasía, solo ella podía ser su soporte ahora; solo podía aferrarse a ella porque era lo único que tenía y la amaba con cada fibra de su ser.
Los días fueron pasando y cada vez Namjoon podía notar lo diferente y chocante que era para él.
¿Cómo iba a poder seguir? Se sentía apresado, encerrado, obligado a vivir a una vida que ya no le pertenecía. El silencio en el trabajo lo abrumaba, la soledad lograba que los recuerdos llegaran de manera rápida y en su habitación todo parecía ser terriblemente común.
Era extraño y aburrido, quizás muy en el fondo de sí, se arrepintió por lo que hizo.
"Debí haber confiado en él." —aquel pensamiento lo aturdía.
— Cariño — la sueva voz de su abuela lo sacó de su trance, se acomodó en la cama esperando a que ella llegara. —, gracias a Dios regresaste a salvo. Esta casa no es lo mismo si tú no estás aquí.
La frase resonó en su mente de manera inevitable, solo bastaron un par de segundos para que algo llegara, un recuerdo, con Yoongi...
"—Después de que todo termine, yo... yo quiero volver a mi hogar."
"—Escuela Pública de Daegu."
Namjoon se levantó rápidamente luego de haber unido algunas piezas mentalmente, recordó también la vez en que miró sigilosamente la ubicación que Yoongi puso en su celular.
«Mansión Min; extremo sureste del país, Daegu.»
— Uh, abuela yo tengo que hacer algo. — habló con avidez, dirigiéndose a su laptop a buscar algo de información. No perdía absolutamente nada con intentarlo. Y es que después de todo para Namjoon las cosas no habían terminado.
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