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Namjoon observaba detenidamente a Yoongi, quien estaba dormitando, recostado en la camilla y con una máscara de oxígeno sobre la boca.

Estaban siendo trasladados en un helicóptero, cortesía del Servicio Nacional en la que el que el rubio trabajaba.

La pesadilla al fin había terminado.

La pesadez en los párpados de Yoongi iba desapareciendo

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La pesadez en los párpados de Yoongi iba desapareciendo. Podía escuchar el constante sonido del monitor cardíaco y soltando un profundo suspiro, abrió lentamente los ojos. Encontrándose con la mirada de su jefe.

— Buen trabajo.

— Gracias, señor.

— Tus padres han llevado una vida demasiado extraña. — resopló. — Un hijo sacrificó su vida por su país. Y el otro hijo está muerto para ellos cuando en verdad sigue vivo.

El rubio bajó levemente la mirada. Sí, era algo demasiado complicado.

— Namjoon ha sido llevado a casa. — instintivamente Yoongi volvió a prestarle atención. — Y se le ha dado la orden de que no te vuelva a ver nunca más. Él debe saber que Yoongi está "muerto" por el bien de esta misión. Creo que no necesito recordarte que al unirte al Servicio Secreto Interno nos entregaste tu vida. — el menor mordió su labio inferior, muy consciente de todo. — Namjoon puede llegar a ser una amenaza para ti. Él podría ser tu debilidad. — aquella frase retumbó en la mente del rubio. — Pero en fin, serás transferido mañana a un lugar seguro.

Un guardia junto al doctor entraron a la habitación.

— Hasta entonces, descansa un poco. — se levantó siendo seguido por el otro tipo.

El médico se acercó a Yoongi y le entregó un vasito con agua. El rubio, con cierto pesar, se incorporó y tomó el líquido con rapidez. En menos de un minuto, los tan conocidos hincones atacaron su cabeza de forma suave. Aquella sensación de estar débil y medio ido lo envolvían.

Parpadeó varias veces. — ¿Qué acabo de tomar?

El joven frente suyo se quitó el cubre bocas y le sonrió con dulzura.

Era él.

— ¿Nam-Namjoon?

El lindo castaño asintió, llevándose el dedo índice a su boca en gesto de decirle que guardara silencio.

Yoongi cayó lentamente dormido otra vez. Ese fue el momento exacto para que Namjoon llevara a cabo su alocado plan de rescate y huída de manera ilegal.

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El rubio abrió los ojos por unos instantes sintiéndose algo débil, lo único que pudo mirar fue el reflejo de Namjoon a través del pequeño espejo que estaba colgado en el automóvil en el que se transportaban.

— Buenos días, ya casi llegamos. — fue lo que escuchó para nuevamente caer entre sueños.

Al parecer su periodo de descanso terminó cuando con cierta pereza fue despertando y despabilándose dentro del auto

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Al parecer su periodo de descanso terminó cuando con cierta pereza fue despertando y despabilándose dentro del auto. Lo primero que sus ojos pudieron ver fue el precioso rostro níveo de Namjoon.

Él le sonrió, tan brillante como siempre.

— ¿Dónde estamos? — habló bajito, tocándose el abdomen y sintiendo que llevaba otras prendas de vestir. — ¿Quién me cambió?

El castaño chasqueó la lengua. — Ah, haces tantas preguntas. — suspiró. — Yo lo hice. Y si lo recuerdo correctamente, mis ojos estaban cerrados. — Yoongi lo miró con fijeza y una pequeña sonrisa. — Tal vez. — susurró con diversión.

— ¿Qué día es hoy?

— Algún día.

La pequeña sonrisa del rubio se desvaneció al entender aquella respuesta. Inevitablemente ladeó su cabeza para ver a través de la ventana.

Aquella mansión estaba al frente suyo, con la reluciente placa: Familia Min.

Volteó nuevamente a ver a Namjoon, sus ojos se cristalizaron y tomó la mano contraria con delicadeza. ¿Podía ser cierto?

— Vamos. — musitó el castaño.

Ambos salieron del automóvil, reforzando el agarre de sus manos entrelazadas. Min empujó el portón y al fin, comenzaron a ingresar con cierta calma.

Para Yoongi, el poder volver a ver la casa en la que creció junto a su familia era sumamente gratificante, una bruma de sensaciones lo embriagaban; siendo la nostalgia, el amor y la melancolía los que lideraban en él.

No muy lejos pudo ver a su padre, quien víctima del paso de los años ya estaba en una edad avanzada y madura.

— Papá...—un llamado suave, con mucho sentir en lo profundo de su corazón.

SungJae cerró el periódico y levantó rápidamente la vista a la par que se ponía de pie. Yoongi tragó saliva y su vista comenzó a ponerse más vidriosa, su respiración fue lenta y sintió sus manos picar de las ansias de volver a tocar a su familia. El castaño conmovido por la escena, se separó del rubio dejando que ambos hombres se abrazaran con toda esa desesperación de un padre volviendo a ver a su hijo.

Yoongi cerró los ojos, disfrutando del cálido momento de sentirse nuevamente en casa.

— ¿Yoon-Yoongi? — salió su madre al verlo, sus sentidos recobraron vida. — Hijo... — aquellas lágrimas fueron una muestra de lo mucho que había sufrido.

El mencionado no esperó a nada y corrió a los brazos de su progenitora, envolviéndola en un abrazo igual de necesitado y lleno de amor. Tanto tiempo sin haber podido tenerlos otra vez, todo aquello parecía tan irreal.

Namjoon se sintió completo, ver a Yoongi sonreír y expresarse de aquella manera ero lo único que deseaba, lo único que le hacía sentir bien en ese preciso momento.

El rubio se separó de sus padres y lentamente se acercó al castaño para tomarlo de la mano. Namjoon no lo dudó y le correspondió con alegría genuina, ambos se dirigieron nuevamente a los mayores y dieron por inicio a una cálida reunión.

Una en la que Yoongi al fin podría sentirse cómodo nuevamente rodeado de las únicas personas que ama y aprecia. Decidiendo así que tal vez ya era momento de cambiar el rumbo de su vida ahora que Namjoon se había cruzado en su camino de manera casual e inesperada.

Era tiempo de vivir y entregar su vida a su propio disfrute y felicidad.

— Nam... — lo llamó suavemente.

— ¿Si?

Yoongi se acercó a su oído. — Te quiero. — su mirada brillaba en clara muestra de un sentimiento desconocido para él pero muy especial por ser el castaño quien lo causaba.

Namjoon sonrió con timidez, admirando al lindo chico que el destino le había interpuesto para cambiar su aburrida y monótona vida. Dándole colores vivos, cumpliendo sus sueños y dándole cabida a otros.

— Yo te quiero más.

Un amor jovial estaba por crecer, aquel que había nacido de manera sincera y pura en una larga y alocada travesía de peligro y adrenalina.

Admiraron sus manos y volvieron a verse fijamente, Yoongi necesitaba decirlo...

— Tú eres mi Wonseog.


FIN.

The Wonseog  :: YoonNam ↷ ·˚ ༘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora