Jugar con fuego es peligroso. Pero, él es el jodido Gustabo Garcia, el fuego quedaba pequeño a su lado.
La partida comenzó cuando conoció a esos profesores, jodidamente hermosos, y no parara hasta conseguir su objetivo sin importar lo incorrecto de...
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Otro día empezaba y ya estaba de mal humor, ya que como todos los años, los martes tenia clase de gimnasia.
Odiaba tener que hacer ejercicio a tan temprana hora y más con su profesora que parecía un fósil.
H.- Venga alegra esa cara Gustabo, le podemos pedir a Beatriz que nos haga jugar baloncesto-. Decía mientras se amarraba las agujetas de las zapatillas.
G.- Tú y yo sabemos que esa vieja no nos dejara jugar a nada, joder cuando se va a morir. Tiene como mil años y aquí sigue-. Los dos emprendieron camino al campus del instituto mientras continuaban quejándose.
Al llegar no les sorprendió que solo se encontraban sus compañeros sin presencia de la adulta, pues siempre solía llegar tarde.
B.- Pero miren quien llego eh, Horacio y su noviecita la rubia-. Se oyó a lo lejos y supo que nada acabaría bien. Xavier Brown, un muchacho que conocían desde que eran pequeños, de hecho solían ser muy amigos los tres pero al llegar a la adolescencia este decidió que era más gracioso burlarse de ellos.
H.- No empieces Xavier, ya bastante tuvimos que aguantarte el año pasado-. Pronunció desganado mientras ponía sus ojos en blanco.
B.- Y van a seguir aguantandome mucho más. ¿Ya formalizaron su relación?-. Sus compañeros los miraban y algunos se reían por lo bajo.- Vamos cuentenles a todos como Gustabito ama que le rompan el cu-. No pudo terminar de hablar cuando el rubio le había dado un puñetazo.
Esto lo tomo por sorpresa e hizo que se desestabilice por unos segundos, pero en cuanto reaccionó no dudo en devolver el golpe.
Todos hacían ronda entre los dos jóvenes alentandolos entre risas y gritos. Mientras que Horacio intentaba separarlos sin llegar a lograrlo, parecian dos bestias.
V.- ¿¡Qué coño hacen ahí joder!?-. Al momento de oír esa voz la multitud se disperso y le dieron paso al hombre recién llegado.
Separar a los chicos del suelo fue fácil, simplemente enrollo sus brazos al rededor del muchacho rubio y lo jalo. Era bastante más liviano de lo que pensó.
G.- Bajame Horacio gilipollas, que lo mato-. Le dio un codazo a la persona que lo sujetaba, cuando noto el rostro asustado de Brown decidió voltear su rostro, grande fue su sorpresa al no ver al chico de cresta como creía.
En su lugar vio el perfil afilado de un pálido hombre. Dejo de patalear y fue cuando se dio cuenta que sus pies no llegaban al suelo, ¿Qué tan alto era ese hombre?. Cuando se calmo sintió como éste mismo lo soltaba para que pueda pararse correctamente en el suelo.
J.- ¿Por qué hay tanto alboroto aquí Volkov?-. Sus ojos viajaron hacia la voz recién llegada y vio al mismo hombre de ayer. Quería sonreír pero le dolía el labio, sentía ese infernal escozor indicándole que estaba partido.
V.- Quédate tú aquí y yo llevo a estos dos hacía dirección, estaban en medio de una pelea-. Gustabo lo miro con terror, no quería que llamen a sus padres.
