El hombre de los gatos

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Después de un largo día de trabajo, el jefe de TN, Kenji, le pidió que por favor se quedara al turno de en la noche. De hecho, de ahora en adelante sus turnos  en el minimercado serían de las 8:00 pm. a las 4:00 am.

A TN no le molestaba quedarse un turno más, de hecho le parecía mejor, ya que las horas por la noche eran mejor pagadas, y así podía enviar un poco de dinero extra para ayudar a sus padres, que vivían en un pueblo pequeño, a unas cinco horas de viaje en tren.

El turno nocturno por lo regular era más tranquilo. De vez en cuando aparecía algún ebrio impertinente, pero nada que una llamada a algún héroe o a la policía no pudiera solucionar. TN sentía una gran admiración hacia ellos, de hecho, si ella hubiese tenido la fortuna de nacer con un quirk, igual que el 80% de la población mundial, seguramente le habría gustado ser uno.

Casi al final de el turno entró al establecimiento un extraño hombre, vestía completamente de negro, traía una bufanda blanca y el cabello le cubría el rostro, casi parecía un vagabundo. Traía entre sus brazos a un pequeño gatito, cosa que no estaba permitida en el lugar.

TN se acercó a penada a aquél hombre para comentárselo. -S-Señor... Disculpe... Están prohibidas las mascotas en el lugar.-

Pesó mucho en ella pronunciar éstas palabras, ya que ella era una amante de los gatos y los pequeños le causaban especial ternura.

-Lo siento, pero no es mi mascota, así que entonces puede pasar.- dijo aquél hombre, sin importarle el aviso.

Su respuesta dejó a TN sorprendida. Había sido demasiado ingeniosa.

-Bueno... En teoría tiene razón...- No sabía que contestarle.

-Gracias.- dijo aquél hombre y continuó su recorrido por la tienda.

TN lo observaba de pies a cabeza, el hombre daba muchas vueltas dentro del establecimiento, pero no mostraba especial interés en algo. En algún punto, la joven pensó en llamar a la policía, al creer que tal vez estaba planeando algún tipo de asalto o algo por el estilo. Después de un par de minutos, se armó de valor y decidió acercarse al pelinegro.

-¿Puedo ayudarle en algo?- le preguntó al hombre.

-Pues... Supongo que sí. Estoy buscando alimento para gato, pero específicamente sobres de salmón.- Respondió.

-Claro. Están por aquí.- dijo la joven mientras sonreía con amabilidad.

Se dirigió hacia los alimentos para mascotas y le mostró el dichoso alimento que buscaba.

-Gracias.- dijo el pelinegro, mientras extendía su mano para tomar el alimento.

TN no resistió la tentación y estiró su mano derecha para acariciar al pequeño gatito, quién enseguida hizo un chillido y le rasguñó el brazo de tal forma en que la joven comenzó a sangrar.

-¡Demonios!- dijo aquél hombre sorprendido por la acción de el gato. -Como lo siento. Está algo arisco porque acabo de rescatarlo.- explicó.

-Tranquilo. En realidad no debí tratar de tocarlo así como así. Estaré bien.- dijo la joven, sonriendo apenada. -Iré a buscar el botiquín. Si necesita algo más, no dude en llamarme.-

TN se retiró hacia el mostrador y sacó de el botiquín las cosas necesarias para curar la herida.

-Déjame ayudarte.- dijo el hombre, acercándose hacia ella.

-Está bien, puedo hacerlo sola.- respondió TN.

-¿Segura?- preguntó él, mientras observaba atentamente los torpes intentos de TN por vendar su herida con la mano izquierda.

MI HÉROE NOCTURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora