No es suficiente lamentar

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TN despertó completamente desorientada. Al principio su visión era borrosa, poco a poco se dió cuenta de que estaba en una habitación iluminada solamente por una bombilla en el techo. Se encontraba sentada en una silla, con las manos atadas a la espalda, no podía moverlas, por lo que intuyó que debían estar sujetas a la propia silla. El lugar estaba prácticamente vacío, sólo había una cama, un pequeño buró. Se alcanzaba a ver lo que parecía una ventana cubierta con pedazos de papel periódico y una puerta.

Le dolía la cabeza y no recordaba cómo había llegado a ese lugar. Comenzó a gritar lo más fuerte que su garganta le permitía, pero era inútil, parecía que nadie la escuchaba. Intentó también tratar de zafarse las manos jalando lo más fuerte que podía, pero no había resultado, sólo el agotamiento. Después de un rato comenzó a estar sedienta y cansada.

Pasó mucho tiempo hasta que por fin se abrió la puerta.

—Qué bueno que despiertas.— dijo Mina entrando a la habitación con lo que a simple vista era una sonrisa muy sincera, aunque TN sólo podía percibir hostilidad en ella. Traía una caja en las manos que dejó sobre la cama.

—¿Qué estás haciendo?— preguntó TN totalmente perturbada. No lo quiso creer, pero ya estaba más que claro que su "amiga" era la persona que estuvo tratando de matarla.

—¿No es obvio?, Voy a terminar con todo esto.— respondió la pelirrosa, aún con esa tétrica sonrisa.

—Sigo sin entenderlo... Tu y yo somos amigas... ¿Qué fue...—

Mina le dió un puñetazo a TN antes de que terminara de hablar. —No hables, por favor.— dijo ahora seria.

TN escupió un poco de sangre, ya que se había mordido la parte interior de la mejilla izquierda con el golpe.  —Mina... Explícame ¿Qué demonios te hice? ¿Por qué quieres hacerme daño?— preguntó derramando un par de lágrimas. Estaba confundida y sentía temor, pero por sobre todo eso, le dolía que ella la hubiera traicionado.

Se escuchaba a Mina manipulando algunas bolsas sobre la cama, aunque TN no alcanzaba a distinguir lo que era, ya que salían de su campo de visión.

—Yo... Te lo pedí muchas veces. Hasta el cansancio. Fuiste tú la que no quiso hacerme caso.— le dijo la pelirrosa.

—¿De qué hablas?— preguntó más confundida de lo que ya estaba.

Mina se paró frente a ella  con el ceño fruncido y le dió una bofetada en la mejilla derecha. —Dabi.— se limitó a decir y regresó a dónde estaba.

—  ¿Dabi? A ti... ¿Te gustaba? Nunca me lo dijiste. ¿Cómo podía yo saberlo?— A TN le pareció ridículo. ¿De verdad Mina estaba haciendo todo eso sólo por celos?

Se escuchó la risa de la pelirrosa. —Sigo sin entender qué te vio.—

TN trataba de pensar en una manera de salir de ahí, pero necesitaba ganar más tiempo. No tenía idea de lo que Mina trataba de hacer, pero debía haber algo muy malo con ella si había sido capaz de secuestrarla. Siendo así, lo mejor era darse prisa. —Escucha. Yo de verdad lamento no haberme dado cuenta de eso. Aún puedes evitar hacer una locura, ¿De acuerdo? Suéltame y podemos hablarlo. No le diré nada a la policía, pero trata de calmarte, ¿Si?— decía hecha un manojo de nervios.

Mina se paró frente a ella y cruzó los brazos. —¿De verdad lo lamentas?— preguntó con el ceño fruncido.

Tratar de razonar con ella parecía funcionar.

—¡Si! De verdad yo...—

—¿Crees que es suficiente con lamentarlo?—

—Pues...—

MI HÉROE NOCTURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora