Debilidad

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La mañana siguiente, TN iría al departamento de Shota a buscar algunas de sus cosas. Decidió ir en un horario en el que sabía que él se encontraría dando clases en la U.A., para no toparse con él y dejaría una nota al salir del lugar.

Definitivamente no era la manera correcta de hacer las cosas, parecía que estaba haciendo algo ilegal, pero quería mantenerse firme en su decisión y ver a Shota sin duda le afectaría.

Al llegar al departamento, sintió una opresión en el pecho. Era aún más doloroso de lo que había pensado el estar alejada de Shota. Ni siquiera se había dado tiempo a sí misma para tratar de asimilar lo que estaba pasando. Sentí que estaba viviendo en piloto automático, esperando el momento en el que sus problemas se resolvieran para volver a vivir tranquila.

Se quedó un momento sentada en la sala, tratando de tomar un respiro, después buscó una maleta y comenzó a buscar un poco de ropa en el closet. Por un momento vino a su mente la imagen de los restos de Lucas, por lo que no pudo contener las lágrimas. Decidió salir a la sala un momento para tranquilizarse. Había pasado por alto el hecho de que, la persona que le había hecho daño, también había sido quién había terminado con la vida de el pequeño gatito. Ahora no sólo sentía miedo, también sentía odio y sobretodo una enorme frustración por no poder resolver nada en ese momento. Enmedio de su llanto comenzó a hiperventilar y dar puñetazos en el suelo; tomó una almohada de la cama y ahogó sus gritos en ella.

Ya nada le hacía sentido. ¿Por qué razón no podía ser feliz? ¿En qué momento alguien se tomó la molestia que querer arruinarle la vida?

Después de haberse desahogado un poco, se sentó sobre la cama y dejó su mente en blanco por algunos segundos. Finalmente se levantó y comenzó a guardar ropa en la maleta. No iba a llevarla toda, sólo una parte para ir a entrevistas de trabajo.

Ella había trazado un plan mentalmente acerca de los lugares a los que podía ir. Estaba a punto de empezar a repasarlos, cuando escuchó el ruido de la puerta. Miró su teléfono para revisar la hora ya que sabía que aún no era tiempo de que Shota regresara, pero se percató de que lo había dejado junto a su bolso a un lado de uno de los sillones de la sala.

Lo primero que vino a su mente fue que probablemente era la persona que había tratado de matarla. Por un momento la invadió el pánico, ya que no tenía nada cerca para defenderse, así que comenzó a revisar en los cajones de el buró que estaba junto a la cama, dónde encontró unas tijeras.

El escenario ideal era salir del departamento, sin que quién sea que hubiera llegado la descubriera. Se acercó a la puerta lentamente y caminó hacia la sala en silencio. Se agachó para recoger su bolsa, cuando escuchó el crujir de la madera del piso justo detrás de ella. Inmediatamente empuñó con fuerza las tijeras y se giró, sin embargo le fueron arrebatadas enseguida y ella quedó sometida al suelo.

—¡¿Qué haces aquí?! ¡Suéltame!— gritó ella con desesperación.

—Yo vivo aquí.— respondió Shota tranquilamente, mientras soltaba a TN del amarre de sus cintas. —¿Estabas tratando de matarme?— preguntó sin mucho interés.

TN se levantó por su cuenta, ignorando la mano que el pelinegro había extendido para ayudarla. —Creí que... Eras otra persona.— dijo bastante avergonzada.

—¿Te quedarás?—

—No. Sólo vine a buscar algunas cosas.— dijo TN evitando la mirada de Shota.

Él se sentía terriblemente culpable. Desde su punto de vista, había abandonado al amor de su vida en el peor momento de su vida. Jamás se había sentido tan miserable cómo se sintió ese día, al salir de la habitación del hospital.

—Yo... Quería pedirte perdón.— dijo Shota acercándose hacia ella. —En ese momento me sentía muy mal, pero debí haber escuchado al menos tu lado de la historia.—

—No tengo nada que perdonarte.— dijo levantando la mirada. —Entiendo que te hayas preocupado de esa manera por mi y, sinceramente, yo también debo pedirte perdón. No estuvo bien haberte ocultado nada de eso.—

—Entonces, ¿Está todo bien... Entre nosotros?— preguntó el pelinegro, algo tímido.

TN lo miró a los ojos y se quedó contemplando su rostro. —Shota... Yo te amo mucho más que a nada en éste mundo.—

Apenas pronunció esas palabras, Aizawa sujetó su rostro con sus manos y la besó.

Por un momento parecía que el tiempo se había detenido. Era un beso largo y tierno que, sin duda, era algo que ambos necesitaban. Un beso en el que ambos sentían que se cargaban de energía y dónde se sentían seguros. En ese momento todo lo que había alrededor de ellos había dejado de existir. Parecía que no necesitaban nada más que el uno al otro. Nada podía salir mal y todo podía salir bien, al menos en ese momento.

El beso se detuvo para que ambos pudieran recuperar el aliento. Shota abrazó a TN y ella se refugió en su pecho, correspondiendo al abrazo.

—Te amo mucho más que a nada en éste mundo.— pronunció Shota, regresando a su mente un poco de paz. —Entonces, ¿Te quedarás?— preguntó tranquilo.

TN separó su cabeza del pecho de Shota y tomó el rostro del mayor entre sus manos. —No puedo.— dijo sonriendo, pero al mismo tiempo derramando un par de lágrimas.

—¿Por qué no? ¿Qué tengo que hacer para que te quedes?— preguntó Shota, casi rogándole.

—¿Has hablado con la policía?— preguntó TN.

—No. ¿Por qué?—

—Supongo que tengo que darte mi versión de los hechos.—

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Disculpen que el capítulo haya sido más corto de lo habitual. La historia está a punto de terminar y de verdad espero que les esté gustando.

Una vez que termine, me voy a dedicar en cuerpo y alma a "Fugaz" (Si, otro fic de Aizawa), por si quieren ir a verlo.

Los quiero mucho y amo sus comentarios ❤️

MI HÉROE NOCTURNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora